Estoy en el restaurante del hotel Four Seasons con mi mamá y mi hermana Magdalena. Un hombre, ya viejón, se asoma buscando a alguien. Al no encontrar a la persona se retira, esto ocurre dos veces, a la tercera le comento a mi hermana, “estoy segura que lo conocemos” y ella promete, si regresa, fijarse. Cuando sucede, susurro “Creo que es un periodista de los que conocimos en la sede de corresponsales extranjeros”. Llamo al mesero y le digo: “señor, de casualidad usted sabe quién es el señor que se ha asomado varias veces al restaurante”. “Claro, es Mick Jagger”. En efecto, lo conozco, porque lo he visto ¡en foto! Quizás se piense, que Jagger no cabe en un comentario cultural, pero las canciones de Petrarca, los villancicos de Sor Juana o los sones de Nicolás Guillén son canciones, villancicos y sones. Bob Dylan ya recibió el Premio Nobel y John Lennon parecía destinado a obtenerlo. Cabe, además, por lo que voy a contar.

 

Bianca y Salvador Elizondo

La que, para mí, es la más famosa de las esposas del cantante es la nicaragüense Bianca Jagger. Pues bien, la socialité pasó por México, y fue novia de Salvador Elizondo, el autor de Farabeuf, del Hipogeo secreto, de Narda o el verano.

La fotógrafa Paulina Lavista, que segura de Salvador es inmune a los celos, le regaló a Pável Granados una foto que capta una cena por el cumpleaños de la bellísima Claire D´Acquarone, acompañada de su madre, la pintora Sofía Bassi, su hermano Hadelin Dieriex y de Salvador y Bianca. Si encuentran a Pável, pueden pedirle la foto, porque la lleva en su teléfono y hasta les puede contar que en la casa del Conde Césare D´Acquarone, creo que en los Alpes italianos, hay una enorme pintura que representa a Claire.

Un día antes de la muerte del Conde, estaban en casa de la Bassi, Salvador Elizondo y el pintor Alberto Gironella, quienes tuvieron la ocurrencia de ir a cazar patos a la cercana laguna de Acapulco. Al regresar, la pintora les dijo que se fueran, porque al día siguiente llegaba su yerno y no quería que se encontraran con él. En efecto, se regresaron a la ciudad de México.

Fue el 3 de enero de 1968, cuando el Conde italiano cayó en la piscina a causa de cinco disparos en el pecho, Sofía Bassi aseguró que la pistola se había disparado cuando la trajo para que su yerno le enseñara a disparar para acompañar a su hija y esposo a los safaris a los que la pareja solía ir a África. Se condenó a la pintora a 11 años de cárcel, de los que estuvo presa unos cinco. El motivo se dijo sotto voce era que el Conde había abusado del hijo menor de la pintora. Se rumoró que Claire y hasta la abuela del adolescente, eran quienes realmente habían disparado. Pero lo que quiero contar es el menudo susto de Salvador y Gironella, pues, por fortuna, no se encontraban en la casa cuando el asesinato ni les hicieron la prueba de restos de pólvora que hubiera sido ¡positiva!

Pável cuenta, en la revista Este país, que se enteró de la historia de Sofía Bassi comiendo con Miguel Capistrán en casa de Luis Terán y que Luis le regaló Las princesas de Acapulco, novela del italiano Giorgio Scerbanenco, traducida en 1972, por Editorial Barral.

Y lo mejor. Brincando más que bailando, gritando más que cantando acompañábamos la grabación de Jagger de I can´t get no, satisfaction: Gurrola, Pixie, Micky Cervantes, Ulises Carrión, Martha Verduzco, Monsiváis, Pepe de la Colina, Carlitos Beltrán, Ariel Rosales, Patricia Olvera, Lucero y Alberto Isaac, en casa de Juan Vicente Melo.

Y todo lo anterior, porque murió el 26 de agosto el baterista Charlie Watts, el ritmo, la perfección y el alma de los Rolling Stones.

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