Pasada la elección del 6 de junio, el candidato de la alianza Va Por México, salió a medios con un mensaje prudente, muy cuidado, pero que mostraba algo de preocupación, a pesar de las encuestas, había perdido la elección, días antes funcionarios de la estructura partidista del Partido Revolucionario Institucional habían sido “levantados”, después correrían la misma suerte las representantes de casilla y algunos representantes en los consejos municipales, todos regresaron a sus casas, vivos pero con la dignidad pisoteada.

Derivado de un excelente trabajo periodístico, Héctor de Mauleón, nos mostró cómo habían sucedido las cosas, el relato es brutal, el “narco” había operado electoralmente y de ello hay algunas cosas que comentar.

Corrió el rumor en redes y después, algunos medios nacionales rescataron la noticia que, lo que había sucedido en Sinaloa, no podía ser denunciado, no porque no existiera un motivo para hacerlo, simplemente no había abogado que quisiera dicha responsabilidad, de alguna forma el aparato de procuración y de impartición de justicia no había funcionado, se cree que la coacción del voto popular se hizo rápido, con miedo y sin sangre, la ciudadanía tuvo que elegir entre votar o vivir, aunque hay algunas personas que desde el anonimato han denunciado lo sucedido, desafortunadamente no hay más con que probarlo, o al menos hoy día nadie ha presentado un audio o un video, ello no significa que no haya sucedido, simplemente no sabemos más.

Cierto es que el PRI denunció algunas cosas, se defendió de otras y tuvo que hacer frente a algunos procesos legales, como vulgarmente se dice “de cajón”, pero no hubo un juicio de inconformidad que generara la esperanza de “voltear la elección” en tribunales a pesar de tantas irregularidades, se dejó pasar y se entiende, primero está la vida de los militantes, simpatizantes y ciudadanos que decidieron confiar en Mario Zamora a quién le recetaron “doblete”, por cada dos votos que recibió el gobernador electo, el solo recibió uno.

Ahora, los priistas sinaloenses se enfrentan al desánimo, si bien es cierto que es muy difícil que un gobernador gane una elección a la mala, si es posible que la pierda a la buena, incluso voluntariamente, solo tiene que salir a una Feria Internacional de Turismo días antes, desentenderse de su partido político en el proceso, no dirimir diferencias entre la clase política de la región, frenar todo intenta de procuración y de impartición de justicia local, y mirar para otro lado.

La semana pasada el presidente de la República nos sorprendió con la noticia que el saliente gobernador de Sinaloa de extracción priista, sería propuesto como Embajador de México en España, a pesar de existir muchos mejores candidatos en el Servicio Exterior Mexicano, no hubo una voz que defendiera tal despropósito, no al menos una coherente.

Sin duda fue algo que ha calado hondo en el priismo nacional, y en la ciudadanía que busca una alianza electoral competitiva en 2024, por eso se agradece que el presidente del Comité Ejecutivo Nacional, Alejandro Moreno haya declarado en redes lo obvio, todo militante del PRI antes de aceptar un encargo público en una administración que derive del triunfo de un partido político ajeno, debe pedir anuencia a su partido, es un asunto estatutario, no hay caprichos, quienes ahí militamos lo sabemos bien.

Quedan pocos escenarios, que le den dicha licencia y los senadores priistas lo apoyen, lo cual mandaría un pésimo mensaje a la militancia y a la ciudadanía, o lo más sano, que dicho trámite se le niegue y el gobernador saliente decida cortar por lo sano con el partido.

Desafortunadamente, ni es el primero, ni será el único, para algunos hay muchos incentivos para la traición…

@DrThe

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