Entrevista con Jorge Lara Rivera, abogado especialista en seguridad

El discurso que el titular de la Defensa Nacional, general Crecencio Sandoval, pronunció el pasado 20 de noviembre, generó una ola de polémicas por lo que se considera una declaración abierta en favor de una opción política.

Fueron cuatro las ocasiones en las que el militar utilizó la palabra “transformación” en su intervención.

En la primera, al inicio del discurso, dijo: “en esta fecha nos encontramos reunidos aquí en la Plaza de la Constitución para conmemorar el 111 aniversario de ese movimiento social, político y económico que representó la tercera transformación nacional. Transformación que agrupó los anhelos de todos aquellos integrantes del pueblo mexicano ávidos de democracia, de justicia social e igualdad”.

Tras hablar de los ascensos otorgado a personal militar, continuó dirigiéndose al presidente: “para nosotros es un timbre de orgullo poder contribuir a la transformación que se está viviendo. Las bases están sentadas y se avanza con paso firme en el proyecto de nación que usted ha impulsado desde el inicio de su gobierno”.

Pero fue más allá al seguir la línea narrativa que ha impulsado el presidente López Obrador, al señalar: “En este sentido, las Fuerzas Armadas y la Guardia Nacional vemos en la transformación que actualmente vive nuestro país, el mismo propósito de las tres primeras transformaciones: el bien de la patria.

“Se enfoca en desterrar la corrupción, procurar el bienestar del pueblo, el progreso con justicia, la igualdad, el crecimiento económico, educación, salud y seguridad, entre otros rubros”.

Y, en la parte final de su alocución, pidió: “como mexicanos es necesario estar unidos en el proyecto de nación que está en marcha, porque lejos de las diferencias de pensamiento que pudieran existir nos une la historia, el amor por la tierra que nos vio nacer y la convicción de que sólo trabajando en un mismo objetivo podremos hacer la realidad de México, esta realidad que cada día sea más prometedora”.

Las reacciones no se hicieron esperar, así como las interpretaciones en diferentes sentidos. Muchos hacen alusión al artículo 1 de la Ley de la Disciplina Militar, que establece: “Queda estrictamente prohibido al militar en servicio activo, inmiscuirse en asuntos políticos, directa o indirectamente, salvo aquel que disfrute de licencia que así se lo permita en términos de lo dispuesto por las leyes; así como pertenecer al estado eclesiástico o desempeñarse como ministro de cualquier culto religioso, sin que por ello pierda los derechos que le otorga la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos”.

Human Right Watch, organismo defensor de derechos humanos, mediante su director ejecutivo, José Manuel Vivanco, lamentó las palabras del general y alertó que ““Cuando los militares se meten en política partidista la democracia peligra”.

En el mismo sentido se pronunciaron legisladores de oposición, académicos y periodistas.

Siempre entrevistó a Jorge Lara Rivera, quien además de ser abogado, cuenta con experiencia legislativa, de procuración de justicia y académica, quien consideró que “la estabilidad política del siglo pasado, el andamiaje de la transición a la democracia tuvieron como uno de sus pilares fundamentales la neutralidad política del Ejército y de las fuerzas armadas y, desde luego, de quienes las venían encabezando como un valor entendido, establecido en las normas y en los hechos; el hecho de que hoy de manera sutil –o no tan sutil– tanto por las acciones emprendidas por el presidente como por estos gestos y expresiones del secretario, van erosionando ese pilar tan importante para el Estado mexicano”.

Calificó como un “riesgo” este tipo de expresiones, “amen de ser innecesarias, generan un contexto de incertidumbre y de falta de gobernabilidad”.

Jorge Lara Rivera

Se habla de una violación a la normatividad interna del Ejército, ¿realmente se puede hablar de esta situación con el discurso que dio el secretario?

Lo que pase es que también el General quiso de alguno manera ubicarse en un umbral semántico, en el cual sin tocar las expresiones claves que hubiesen supuesto una vulneración en el involucramiento político-partidista de un miembro de las fuerzas armadas en activo, sí hizo alusiones contextualizadas a favor del proyecto político-partidista denominado ‘cuarta transformación’, entonces, entonces estando en ese umbral pudiera llegarse a discutir dicha vulneración y la eventual aplicación de sanciones, se tendría que ver si, dada su jerarquía, existen los mecanismos para que esto suceda, algo que dudo que llegue hasta allá, sin embargo, desde la perspectiva jurídico-política, el Ejército sí ha estado participando en una anormalidad, algo que me parece más grave, incluso, que la actuación del Ejército y las fuerzas armadas, más que las palabras, en esta acciones que ha emprendido el presidente dándoles atribuciones que abiertamente, éstas sí, vulneran el artículo 129 constitucional, dándoles tareas que nada tienen que ver con la disciplina militar como dispone categóricamente la Constitución y los tratados internacionales.

 

En campaña López Obrador prometió regresar al Ejército a los cuarteles e, incluso, aseguró que con la Guardia Nacional era suficiente, ¿cómo explicar ahora el apoyo que se dan mutuamente las fuerzas armadas y el presidente?

En este tema, como muchos otros, el entonces candidato y líder opositor, se condujo con engaños a la población. Fue un engaño su discurso antimilitarista, fue un engaño su discurso anticorrupción, su discurso de crecimiento económico de manera evidente, entonces durante la propia transición comenzó a actuar en sentido contrario a como había dicho y, por supuesto, tenía preparada una explicación ideológica para sustentar ese viraje, digamos que hubo premeditación y alevosía, todo lo tenía preparado para darle sustento a este viraje en los hechos.

Esto viene a generar un contexto de mucho riesgo, no sólo para los tres años que siguen para el gobierno de López Obrador, sino incluso para el futuro del país, porque encontrar un arreglo institucional que pueda ser funcional, que pueda brindar civilidad y confianza, quizá, sea difícil con toda las facultades, recursos económicos y de otros tipos que se le están dando a las fuerzas armadas, aquí se está transgrediendo uno de los principios pudo permitir el transito de México a la modernidad.

¿Qué reacción se puede esperar del Ejército, en especial por lo que comentas de los recursos que han recibido?

Por lo menos el alto mando está tomando partido, siempre en las encuestas, en la confiabilidad de las instituciones era, o es, de los mejores calificados, no hay mexicano que no reconozca o tenga gratitud hacia sus fuerzas armadas por su abnegación y sacrificio, pero también por su neutralidad política.

El alto mando debe asumir responsabilidad y entender que esto puede significar riesgos en la imagen del propio Ejército, no solamente hacia la población, sino que en la operatividad también se llegue –al estar asumiendo otro tipo de tareas y facultades– a involucrar al Ejército en escándalos de corrupción, en crímenes, etcétera, es una ruta de muchos riesgos y de muy poco beneficio para el país.

 

¿Con el tema de la polarización vivida en el país, las expresiones del secretario de la Defensa también se inscribe en este escenario?

Por el lado de la polarización ha sido la marca de la casa, es el modus operandi de los liderazgos autoritarios, porque concitar a un debate abierto, plural, que propenda a la unidad nacional es el camino largo, tortuoso, uno que cuesta trabajo porque hay que generar acuerdos, hay que convencer, hay que llegar a circunstancias en las que todas las partes se vean representados y que se vean satisfechos, aquí estamos ante una circunstancia de fractura interna muy conveniente para quien maneja esos términos, como es López Obrador, y el Ejército no puede caer en este dicotomía, porque es garante de la unidad nacional porque debe ser el valor que nos identifique como mexicanos.

Los liderazgos que vengan tendrán que hacer ese trabajo de reconciliación, la unidad y el debate, de renovar los espacios para el debate porque en México no estamos debatiendo, estamos en un diálogo de sordos y las partes están insensibles a los argumentos del otro, quien ha estado marcando esta pauta, quien es experto en esto, quien rehúye el debate es, precisamente, quien debería estar generando estas condiciones.

¿Estamos camino a una militarización, las fuerzas armadas tendrán más participación en la vida política como se piensa a propósito del discurso del general Sandoval?

Creo que fue una expresión que, viéndola de buena fe, pudo intentar ser inocua en el plano político-partidista, como algunos lo ven o como otros secretarios habían mostrado respaldo al presidente, pero una cosa es mostrar respaldo y otra cosa es manifestar adhesión a un proyecto político partidista.

Ahí es donde se tiene que identificar el límite. El secretario de la Defensa es capaz de conocer ese límite y respetarlo.

Si ya estamos en un contexto de militarización con tintes partidistas, me tengo que resistir; sí, es lo que el presidente quiere, busca echarse a la bolsa a los militares con estos expedientes inopinados de la cooptación económica y de poder, pero creo que las fuerzas armadas están hechas, están conformadas por mexicanos patriotas, inteligentes, responsables que no van a caer en esa trampa irresponsable.

@AReyesVigueras