Austria, Alemania y otros países europeos enfrentan una nueva ola, la cuarta, de casos de Covid-19, en algunos lugares más fuerte y con más mortalidad que las anteriores olas, en el momento en que el frío otoñal presagia un invierno muy difícil, tanto económica como sanitariamente.

En México la noticia, que debería publicarse de manera destacada para alertar a la población de las posibles repercusiones de esta ola que recorre Europa, no se ha difundido lo necesario, aunque se trata de una alerta epidémica continental. Tal vez para seguir atacando al plan nacional de vacunación o porque se espera una cuarta ola que confirme los presagios fatalistas de quienes esperan lo peor para su beneficio.

 

La resistencia a la vacuna

Desde principios de este mes, la Organización Mundial de la Salud (OMS) consideró que Europa es el epicentro de la pandemia de Covid-19, incluso Hans Kluge, director de la OMS para Europa, advirtió que podría haber medio millón de muertos más en los próximos tres meses (es decir en el invierno).

Una de las principales causas por las que ha aumentado el número de contagios es la negativa a vacunarse en algunos países, por la nefasta campaña antivacunas que ha cundido en esa población desde fines del siglo pasado, que además ha sido secundada por algunos líderes de opinión.

Esa campaña antivacunas, emprendida inicialmente contra la triple viral (sarampión, paperas y rubéola), se extendió contra todas y, recientemente, incluye a las vacunas contra Covid-19 con graves consecuencias, como se constata en esta cuarta ola.

En Austria, en la semana del 7 al 13 de noviembre se registraron más de 800 casos por cada cien mil personas, lo que representa una de las tasas más alta en Europa; lo cual pueda explicarse porque cuenta con una de las tasas más bajas de vacunación en Europa occidental (63.72 por ciento).

Algo semejante ocurre en Alemania, donde el 15 de noviembre pasado se detectaron 39,289 infecciones, que lo convirtió en el país europeo con mayor número de contagios diarios, con una tasa de 250 infecciones por cada cien mil habitantes. Esta tasa es menor que la de Austria, pero si se toma en cuenta que hay casi 9 millones de austriacos contra 83 millones de alemanes, se pondera mejor la gravedad de la situación. La vacunación en Alemania es de 67.8 por ciento, un poco arriba de Austria.

En el Reino Unido la situación no es muy diferente, con 57.51 por ciento de personas vacunadas, el número de casos diarios, según datos del corte diario al 16 de noviembre de Our World in Data, es de 38,563; en Rusia 37,704; Bélgica, con 74 por ciento de su población con vacuna, llega a 12,290, Italia con 72 por ciento de vacunados alcanza 7,767.

 

Lecciones por aprender

En Europa oriental la situación es más preocupante, en Letonia 59 por ciento de su población está vacunada, por lo que ante la nueva ola desde octubre se impuso una cuarentena y se prohibió a legisladores antivacunas participar en debates. En Rusia, 35 por ciento de sus habitantes ha sido vacunado, a pesar de que su vacuna Sputnik V fue una de las primeras, y que se considera una de las más eficaces con el virus SARS-CoV-2.

En nuestro continente la situación sigue siendo preocupante: en Estados Unidos, con 57.67 por ciento de su población vacunada, registra 89,614 casos diarios; Brasil 9,808 nuevos contagios, con 59.81 por ciento de brasileños vacunados. Cuba, el país americano con el mayor porcentaje de vacunados (89.12 por ciento), registra 341 casos diarios.

Un caso un tanto extraño es Chile, el segundo país de América con más vacunas aplicadas (86.95 por ciento), presenta 2,466 contagios al día. En contraste, México con 57.93 por ciento de su población vacunada, registra 2,178 casos diarios, con 16 semanas continuas de reducción, lo que demuestra que además de vacunarse, ha habido una campaña de educación para la salud importante, por parte de las autoridades sanitarias.

Por supuesto que los detractores dirán que se debe a la ejemplar lección cívica que la población ha proporcionado al gobierno, que no supo manejar la pandemia. La realidad es que el número de vacunados sigue en aumento, que tenemos 16 semanas consecutivas de reducción de casos y que se han reanudado paulatinamente las actividades, con controles sanitarios estrictos. Y, sobre todo, con información real sobre la evolución de la pandemia.

Pero debe continuarse en alerta, el riesgo no ha pasado, las festividades de fin de año pueden provocar la temida cuarta ola, aunque es probable que, como la tercera, no cause tantas hospitalizaciones ni afecte gravemente a las personas vacunadas, sino principalmente a quienes no se han querido vacunar por temores infundados o por su oposición permanente.

 

@RenAnaya2

f/René Anaya Periodista Científico

 

También te puede interesar leer

Los Nobel de ciencias premian lo complejo