“Murió del todo, pues murió olvidado”.
Campoamor

 

Uno de los personajes más relevantes de nuestra lucha de Independencia es el navarro Martín Francisco Xavier Mina, guerrillero contra la invasión napoleónica a España perpetrada en 1808; congruente con sus principios liberales, él optó por apoyar la independencia de la Nueva España por sobre la farsa monárquica que para él y muchos españoles representó la restauración del absolutismo que asumió Fernando VII en el trono español.

La ingratitud española en contra del joven Mina estuvo motivada por su participación en la “rebelión” de Nueva España, decisión que le llevó a ser juzgado por el virreinato y fusilado como a los traidores, es decir, de espaldas al batallón, un 11 de noviembre de 1817, siendo adoptado desde ese momento por el pueblo mexicano como un prócer de nuestra Independencia.

Nacido en la aldea de Otana, el 1 de julio de 1789, a los 19 años de edad se integra en la guerrilla navarra, descollando por su disciplina y convicción.

Sus compañeros de rebelión en España, entre ellos su lugarteniente W. D. Robinson: lo describen como un joven «(que) tenía grandes prendas morales y valor personal en grado eminente … Era en extremo frugal y no le hacían impresión alguna las más duras privaciones. Su cama se componía, por lo común, de la capa y la silla de su caballo. Aún en la mayor intemperie y pudiendo tener alojamientos cómodos, pasaba la noche con sus soldados. Era afable, generoso, sencillo, humano y moderado, y unía a las dotes del militar los modales del hombre civilizado».

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Traicionado por los suyos, fue aprehendido el 29 de marzo de 1810 y enviado a la cárcel de Vincennes, en  las cercanías de París, donde sería instruido por liberales franceses que sufrían prisión por órdenes del absolutismo napoleónico, que luego, al ser expulsado del país galo, le brindaron la oportunidad de regresar a su patria; ahí fue rechazado y sometido a ostracismo, lo que le obliga a embarcarse a Inglaterra, donde trabará amistad con el fraile mexicano Servando Teresa de Mier, quien despertará en él una profunda convicción por la causa independentista de la Nueva España.

Tras una vibrante e imparable campaña vencedora, Mina se encuentra con Don Pedro Moreno; uniendo fuerzas enfrentan a los realistas hasta que fue sorprendido mientras descansaba en la madrugada del 27 de octubre; por orden del virrey de Apodaca sería condenado a muerte por traición y fusilado el 11 de noviembre de 1817.

La generosidad de los patriotas mexicanos ha rescatado a Mina de ese olvido al que el poeta asturiano Campoamor adjudicó la absoluta extinción de la memoria dictada por la ingratitud del autoritarismo imperial del que nos emancipamos gracias a personajes como nuestro inmortal Francisco Xavier Mina.