Sobre un hecho concreto normalmente hay 2 versiones y éstas no necesariamente son iguales, muchas veces hasta contrarias resultan, con los riesgos que esto implica y bueno parece que está sucediendo con la “venta” de las acciones que tiene la petrolera Shell de la refinería, Deer Park, en Houston, Texas, a la paraestatal Pemex, como informó el gobierno mexicano.

El canciller, Marcelo Ebrard, fue más precavido y manifestó haber recibido la autorización por parte del Comité de Inversiones Extranjeras en Estados Unidos (CFIUS) donde informa que no hay elementos que pudieran poner en riesgo la seguridad nacional de Estados Unidos con esta operación comercial.

Vale la pena recordar que, en mayo pasado, la petrolera Shell informó que había concluido el convenio comercial mediante el cual la petrolera mexicana Pemex adquiriría el 50.005 por ciento de las acciones en su posesión por 596 millones de dólares, más 600 0 700 millones de dólares por el inventario, según el precio del barril del hidrocarburo, además se haría cargo de la deuda de la refinería por un monto de 900 millones de dólares más. El precio total se pacto estaría entre los 2 mil 100 o 2 mil 200 millones de dólares finalmente.

Pero hasta donde investigué, esto no ha concluido aún.

En la página web del Departamento del Tesoro estadounidense no se reporta que el Comité encargado de la operación hubiera finalizado el proceso de revisión del total de la documentación requerida a los 2 actores involucrados en el proceso de compra/venta de la planta de Deer Park.

El gobernador texano, Greg Abbott, ha tenido un papel relevante en esta operación, basta recordar que en noviembre pasado envió una carta al presidente Joe Biden donde le expresaba que las recientes medidas de México para endurecer la regulación sobre el combustible importado a México marcan un esfuerzo para “reducir la competencia para Pemex” y es la Comisión Reguladora de Energía de México, CRE, quien detuvo operaciones en la terminal de almacenamiento de combustible de Salinas Victoria, Nuevo León, que sirve a ExxonMobil y otras distribuidoras, así como en una terminal de transbordo en Nuevo León utilizada por Valero. La CRE también cerró una terminal de almacenamiento de 650 mil barriles en Puebla y la terminal de almacenamiento de combustible de 2,2 millones de barriles de Tuxpan.

Esos movimientos encajan con los objetivos de política de AMLO para revertir las reformas aprobadas bajo la administración del expresidente, Enrique Peña Nieto, que tenían como objetivo liberalizar la inversión en las industrias energéticas mexicanas. Pero, CFIUS, un comité federal interinstitucional con autoridad para revisar ciertas transacciones que involucran a partes extranjeras ahora debe cuadrar esa agenda con la intención de México de tomar la propiedad total de una refinería estadounidense relativamente grande a través, de Pemex, estableciendo un proceso de revisión potencialmente tenso.

Un grupo de congresistas estadounidenses también mandaron a principio del mes pasado una solicitud a la casa Blanca, para detener las venta de la planta de Deer Park, manifestando la falta de pericia, preparación o procedimientos de operación que sigue la paraestatal mexicana, incluso desde que se anunció la posibilidad de la operación el republicano Brian Babin, hizo pública una serie de reflexiones que envió a la CFIUS expresando sus “dudas“ sobre el área tecnológica de la petrolera mexicana, lo que se traduciría en un riesgo para la seguridad nacional porque Pemex carece del “talento técnico” para operar una refinería de la complejidad de Deer Park.

A principio de la semana pasada, un vocero de Shell habló con el portal “Argus” y afirmó que la transición de la instalación de Deer Park a propiedad de Pemex, se espera se alcance un final a principios de 2022, en lugar de a fin de año ya que el acuerdo espera la aprobación del Comité de Inversión Extranjera en los Estados Unidos, CFIUS.

La falta de claridad sobre un hecho concreto es sin duda, el espacio ideal para los rumores, especulaciones o falsedades, veremos qué es lo que sucede y sobre todo sí cristaliza o no la operación entre ambas petroleras.

Es relevante conocer más ampliamente todos los detalles de esta operación, sobre todo, ante la gran cantidad de voces de especialistas en hidrocarburos y medioambientalistas, quienes han puesto sobre la mesa una serie de puntos negativos para la obtención de la refinería ubicada en el fronterizo estado de Texas, ¡se va a comprar muy caro!, el mercado de las energías limpias es el presente y futuro!, qué gana México con la adquisición.

El presidente mexicano se ha manifestado satisfecho con la operación, aunque reitero, sólo él lo ha confirmado, algo sin duda debe saber que la gran mayoría no, veremos.

El director de PEMEX, el agrónomo Octavio Romero ha dicho… “se agrega a los activos del país libre de deudas, totalmente limpia” y recordó que los recursos para esta operación serán del Fondo Nacional Infraestructura (FONADIN), de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público.

Lo cierto de todo esto es que la paraestatal mexicana, compró la refinería ubicada en Houston, Texas, como parte de la estrategia presidencial para aumentar la producción nacional de combustibles y terminar con las importaciones de gasolina en 2023.

Shell, de concretizar la operación, se va a deshacer de un activo como parte de su plan para consolidarse como una empresa con negocios compatibles con la transición energética.

@lalocampos03