La lucha entre el neoliberalismo y la izquierda en Hispanoamérica no es un enfrentamiento que pueda finiquitarse en cuestión de unos cuantos meses o de pocos años, pese a los deseos de uno y otro bando. Cuando sus respectivos voceros se apresuran en cantar victoria, los hechos demuestran que su presunción fue apresurada. Nadie puede darse por vencedor hasta que el último voto sea contabilizado.
El caso más reciente se presenta en Honduras donde el domingo 28 de noviembre tuvieron lugar quizás las elecciones más decisivas de las últimas décadas, pues se decide entre el continuismo neoliberal (derecha) en caso de que se impusiera el candidato (oficialista) del Partido Nacional, Nasry Juan Asfura Zabala, mejor conocido como “Tito Asfura” (empresario de la construcción de ascendencia palestina), o el regreso al eje de los países bolivarianos, siempre y cuando se ratifique la victoria (anunciada) de Iris Xiomara Castro Sarmiento, esposa del derrocado presidente José Manuel Zelaya Rosales, que fue el séptimo mandatario hondureño (2006-2009) al retorno de la democracia en el país en 1982. Al menos así lo anunciaron los primeros resultados proporcionados por el Consejo Nacional Electoral (CNE) por la noche del mismo domingo. El Consejo calificó el proceso electoral como una “jornada histórica”.
En estas elecciones generales tomaron parte —algo inusitado—, 14 partidos políticos con 12 abanderados presidenciales de los que, según sondeos de opinión, únicamente Xiomara Castro —antigua primera dama del país durante los tres años que su esposo fue el presidente hondureño—, del izquierdista Partido libertad y Refundación; Nasry Asfura, del Partido Nacional, y Yeni Benjamin Rosenthal Hidalgo, del Liberal, tenían posibilidad de ganar.
Lo más relevante de estos comicios fue la concurrencia masiva y la respuesta ciudadana con una participación de 62 por ciento —que podría ser mayor—, lo que representa 3,221,000 electores; con esto, el pueblo hondureño “ha demostrado —dijo el presidente consejero del CNE, Kevin Aguirre—, que podemos construir nuestro futuro en paz, en debate y en democracia”, amén de que toda la jornada transcurrió sin mayores incidentes.
La afluencia de votantes el domingo 28, contrastó con los anteriores comicios en los que el abstencionismo fue de 2.2 millones (2013) y 2.5 millones (2017). Además, la pacífica votación fue respaldada por los observadores electorales, pues únicamente se presentaron algunos retrasos sin mayor importancia e incidentes menores.
Desde el primer recuento, cuando apenas se contabilizaba el 16 por ciento de los votos, Xiomara Castro se colocó a la cabeza, confirmando lo que apuntaban las encuestas a boca de urna, aunque éstas daban una diferencia menor. Desde las primeras informaciones del presidente consejero Kelvin Aguirre se desataron las celebraciones del Partido Libertad y Refundación, y de todos los hondureños que rechazaron la gestión del presidente saliente Juan Orlando Hernández Alvarado (el décimo desde la Constitución de 1982), que pese a los acusaciones que pesan en su contra, ha negado mantener vínculos con pandillas del narcotráfico, entre otros escándalos de corrupción.
“No nos quedemos en casa, este es el momento. El momento de sacarse a esta dictadura”, decía la ex primera dama, de 62 años de edad, mientras la rodeaban los reporteros justo después de que depositó su voto en la ciudad de Catacamas. “Es ahora o nunca”, agregó.
Horas más tarde, cuando se cerraron las urnas, Xiomara, esposa del ex presidente Manuel Zelaya —al que se le ha vinculado con el narcotráfico—, aseveró: “Hoy el pueblo ha hecho justicia”, y al declararse vencedora afirmó que después de 12 años Honduras le da la espalda a la guerra, a la muerte, a la corrupción y al crimen organizado. Asimismo, ratificó que cumplirá todas las promesas que hizo para garantizar un país libre y justo. Y adelantó que desde ahora dialogará con todas las organizaciones sociales, empresariales y líderes para construir las bases del cambio.
Aunque hay certeza del triunfo de Xiomara Castro, los oficialistas que ya se declaraban como ganadores desde antes de conocer los primeros resultados, pidieron esperar el recuento final, al advertir que hace cuatro años las tendencias iniciales daban la victoria al rival y finalmente Hernández Alvarado agregó otro periodo presidencial a su primera gestión.
Por su cuenta, la oposición hizo lo propio, insistiendo en esperar al balance final lo que provocará un largo proceso para defender voto tras voto en las Juntas Receptoras y exhortó a todos los contendientes a evitar actos violentos, tal y como lo advertían organismos internacionales en caso de que la población desconociera el resultado como ocurrió tras las elecciones de 2017.
Además, el CNE resaltó la innovación tecnológica en los comicios del domingo 28 de noviembre, por la introducción del Sistema de Identificación Biométrico para garantizar mayor transparencia, mismo que impidió a miles de delincuentes votar dos veces, según intentos registrados. En un comunicado, la autoridad electoral informó que se abrió una investigación por la “caída de la página web del Consejo para la consulta del censo”. Sin precisar detalles sobre los presuntos sospechosos que procuraban interrumpir una jornada electoral exitosa, el CNE agregó que tales propósitos no dañaron los comicios, pues contaban con los respaldos suficientes. Por último, el organismo electoral hizo un llamamiento a los contendientes y a los medios de comunicación para que “se abstengan de publicitar” declaraciones que den a conocer resultados o declaren ganadores de las elecciones, pues con ellos violarían el artículo 241 de la ley electoral.
Sin embargo, poco después del cierre de los colegios electorales y antes de que se conocieran los primeros resultados oficiales, Castro y Asfura se declararon ganadores en todas las televisoras y redes sociales, lo que creó tensión hasta el último momento y la alta probabilidad de que el candidato perdedor se niegue a aceptar la victoria del contrario.
Minutos después de las 5 P:M:, hora oficial del cierre de casillas, el Partido Nacional publicó en su cuenta de Twitter: “¡Vamos ganando, nuestros movilizadores nos informan que llevamos 1,225,000 nacionalistas registrados que han votado por “Papi a la orden” —como también popularmente se conoce a Asfura—. ¡Cuidemos y defendamos nuestros votos!” Treinta minutos más tarde, el partido del presidente Juan Orlando Hernández reafirmó su postura al publicar una imagen con el rostro de Asfura junto a la frase; “Ganamos, tenemos Presidente”.
Obviamente el partido de Xiomara —Libertad y Refundación—, aseguró que ganó con contundencia las elecciones. “Tenemos Presidenta”, manifestó en Facebook. Y el ex presidente, Manuel Zelaya, también anunció la victoria de su esposa sin esperar el resultado oficial con un contundente: “¡Ganamos!”, colgado en sus redes sociales. Las benditas redes sociales.
A la espera de los resultado oficiales, no hay que olvidar que Honduras es acusado por el gobierno de Estados Unidos de América (EUA) de ser un narcoestado y origen de las caravanas de migrantes con destino a la Unión Americana. Asimismo, el país centroamericano —con litorales en el Mar Caribe y el Océano Pacífico, lo que le proporciona una posición geoestratégica de primer orden, sufre una profunda división social desde que Manuel Zelaya fue derrocado mediante golpe de Estado en 2009 y expulsado del país por las Fuerzas Armadas, luego de varios meses de crisis entre el mandatario y el Congreso, el Tribunal Supremo y el mando castrense, opuestos a la deriva chavista (bolivariana) de Zelaya.
El martes 30 de noviembre, todavía cuando este reportaje no tenía el punto final, la actualización del conteo de votos estaba detenida. Con el 51.45 por ciento de votos contabilizados, Xiomara Castro tenía en la bolsa el 53.61 por ciento de sufragios, en tanto Nasry “Tito” Asfura, aún presidente municipal de Tegucigalpa (la capital), obtenía el 33.87 por ciento, de acuerdo a las cifras oficiales preliminares. El recuento llevaba, hasta ese momento, más de 15 horas de retraso.
No obstante la aparente calma en el país, muchos hondureños recordaban lo sucedido en las anteriores elecciones (2017), cuando la tendencia cambió radicalmente después de que la contabilidad se detuvo durante varias horas, originando demandas y acusaciones de fraude contra el propio Hernández Alvarado.
En tales condiciones, Luis Guillermo Solís, ex presidente de Costa Rica, jefe de la misión de observación de la Organización de Estados Americanos (OEA) en los comicios hondureños, declaró a la agencia británica Reuters que no veía nada malo en la demora y esperaba que el CNE “aclarara el asunto”. Y, en su turno, la consejera del organismo electoral, Rixi Moncada, pidió “responsabilidad y paciencia”, y aseguró: “seguimos trabajando”.
Hasta el momento de escribir esta ISAGOGE la sociedad hondureña se manifiesta calmada hay algunas cuestiones que podrían alterar esa tranquilidad: las elecciones del domingo 28 de noviembre se llevaron a cabo en un contexto de corrupción y descontento social, alimentado por una economía en crisis y una violencia crónica del crimen organizado, lo que ha propiciado que un número récord de habitantes de esa nación centroamericana emigre con destino a la Unión Americana.
Por lo que no sorprende que miembros de la diáspora hondureña en el país del Tío Sam calificaran de “farsa” el voto extranjero. Por ejemplo, Juan Flores, exiliado en USA, presidente de la Fundación 15 de Septiembre, declaró a la prensa que la mayoría de los más de dos millones de hondureños en territorio estadounidense no lograron transitar el documento de identificación para votar. Y, por otra parte, muchos ciudadanos votantes reportaron haber recibido llamadas del Partido Nacional (en el poder) ofreciendo pagos y prestaciones del gobierno, recordándoles que votaran.
Finalizado el conteo de votos —el CNE cuenta con 30 días para hacerlo después de los comicios—, y de ser confirmada como la nueva presidenta electa de Honduras, Xiomara Castro asumiría el poder el jueves 27 de enero de 2022, convirtiéndose en la primera mujer en llegar al cargo, sucediendo a Hernández Alvarado después de dos periodos al frente del derechista Partido Nacional.
En tanto se conoce el cómputo final, los presidentes del eje bolivariano: Cuba, Nicaragua y Venezuela, Miguel Diaz-Canel, Daniel Ortega y Nicolás Maduro, respectivamente, se apresuraron a felicitar a Xiomara Castro. El cubano dijo: “Tuvieron que pasar 12 años del golpe de Estado contra Manuel Zelaya, para que el pueblo hondureño pudiera lograr la contundente victoria de este domingo en las urnas”; el nicaragüense, a su vez, escribió: “Con mucho respeto y reconocimiento saludamos el avance hacia el triunfo electoral en la querida Honduras, donde ese pueblo hermano vive la esperanza de mejores tiempos”; y, el venezolano, no fue menos: “El pueblo de Morazán retoma el camino de la esperanza otorgándole una histórica victoria a la presidenta electa, Xiomara Castro. La Patria celebra el triunfo de la democracia”. Solo faltan los parabienes del tabasqueño dirigente de la Cuarta Transformación de México. Como es muy puntilloso en este tipo de asuntos, seguro lo hará hasta lo último. Entre tanto, los bolivarianos ya arroparon a la futura mandataria hondureña. VALE.
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