Se ha anunciado el inicio de un movimiento al que se ha denominado Frente Cívico Nacional. Se pretende aglutine, en lo posible, a las organizaciones, a los movimientos e, incluso, a los partidos políticos que no sean Morena y sus satélites.

El intento es oportuno; tendrá el tiempo suficiente para consolidarse e iniciar sus actividades con vistas al proceso electoral de 2024. También es necesario, en razón de que, en el momento actual y en las circunstancias que prevalecen, es evidente que ninguna organización política está en aptitud, por sí o contando con el concurso de otros partidos, de competir con el que actualmente es el partido de la 4T, ya sea para conquistar el mayor número de las posiciones que estarán en juego o, en especial, para alcanzar la presidencia de la República.

Los organizadores del movimiento cívico tendrán que enfrentar varios retos; algunos de ellos se me antojan irresolubles. Será la crisis política y económica nacional que vivimos la que llevará a sus promotores y a quienes acepten formar parte de él, a encontrar las bases para trabajar unidos, a renunciar a sus intereses particulares, a alcanzar un arreglo respecto del reparto de posiciones y permitir adoptar una plataforma común.

En el caso, y ello es evidente, no habrá una ideología. No puede haberla. No lo es el pretender desplazar a la casta política que actualmente usufructúa el poder; tampoco lo es el intentar desvirtuar o deshacer las instituciones públicas que la 4T ha inventado para perpetuarse en el poder. No es un programa político estar contra todo lo que huela a AMLO. No importa; la situación no está para andar fijándose en detalles. Los organizadores de Frente Opositor no se deben preocupar por ello.

Tampoco AMLO y Morena tienen ideología. No lo es su supuesta lucha contra la corrupción; nunca lo fue. Ha quedado de manifiesto que en la campaña electoral de 2018 hubo un financiamiento ilegal. Fue violatorio de la Ley a pesar de que AMLO les dé el nombre de colaboraciones. Tampoco es luchar contra la corrupción el adjudicar el grueso de la obra pública sin licitaciones y, cuando supuestamente las hay, no son auténticas. La obra pública se asigna al margen de lo que dispone el artículo 134 constitucional y en contra de lo dispuesto por un precepto fundamental antimilitarista: “En tiempo de paz ninguna autoridad militar puede ejercer más funciones que las que tengan exacta conexión con la disciplina militar. …”

La política de AMLO de primero los pobres no es parte de un programa ideológico. Para lo que más da es para ser utilizado como un factor demagógico y usado para manipular a una ciudadanía poco informada. En el fondo es derrochar dinero. La política de bienestar ha servido para derrochar el presupuesto público y crear una burocracia que, con el tiempo, por costosa, se volverá insostenible.

 

La existencia del Frente Opositor implica:

El reconocimiento implícito de que los partidos no están en posibilidad de alcanzar una cuota de poder que le permita neutralizar la acción del partido oficial y de sus satélites. En las actuales circunstancias ninguno de ellos, por sí, está en aptitud de alcanzar la presidencia de la República, de lograr el control de las cámaras que integran el Congreso de la Unión y hacerse de las gubernaturas que estarán en juego en 2024;

Que ninguno de los líderes o posibles candidatos a la presidencia de la República de los partidos políticos de oposición, está en posibilidad real de encabezar un movimiento que por sí este alcance la presidencia de la república;

Que el candidato a la presidencia de la República que el Frente Opositor que resulte seleccionado, no necesariamente debe ser alguien que pertenezca a alguno de los partidos existentes;

Que los candidatos a senadores y diputados deben emanar, preferentemente de la sociedad civil. Se tratará de los lideres naturales de los diferentes sectores; ello no implica que las candidaturas sean confiadas a los líderes sindicales, de las comunidades agrarias o de las asociaciones civiles de comerciantes o pequeños empresarios; pero tampoco debe impedir que accedan cuando tengan un peso específico que se refleje en votos;

Llegado el momento, el Frente Opositor, deberá esperar el momento en que líderes de Morena no alcancen la candidatura a la que aspiran o a la que creen tener derecho y cooptarlos a través del expediente de darles, en lo posible, una colocación;

Enfrentar la posibilidad de que AMLO y Morena recurran al mismo expediente y, con ello, prive a la oposición de líderes;

Que se debe convencer a los actores políticos de la inconveniente que es pretender organizar y registrar nuevos partidos. En las actuales circunstancias es factible que sea el gobierno o Morena quienes, con vistas a diluir el voto, procure más opciones a través de promover el surgimiento de nuevos partidos políticos;

En México, para bien o para mal, el resultado de una elección lo determinan los votos de la clase baja y media. Ello implicará que los candidatos deben saber articular su discurso político con ideas elementales, de tal manera que sea entendible por todos;

Reconocer que los electores que determinan una elección son los que viven en los estados con ascendencia indígena: Chiapas, Oaxaca, Guerrero, Michoacán, de México y Puebla. Los habitantes de esos estados son más influenciables y el proceso de la emisión del voto es más susceptible de ser inducido por el partido gobernante en turno;

Los dirigentes de los partidos políticos que conforman la oposición real a la Cuarta Transformación tendrán reconocer que están frente a un panorama inédito y que, por ello, deben estar dispuestos a sacrificar cuadros en todos los niveles; aceptar que el candidato a la presidencia de la república no necesariamente saldrá de sus filas;

Que no se debe limitar la participación de las diferentes instituciones empresariales y sociales, líderes políticos, empresarios y obreros, que están interesados en que opere un cambio real del actual estado de cosas y desplazar a quienes gobiernan bajo el título de la Cuarta Transformación;

Que es factible que Ricardo Monreal, al no alcanzar la candidatura presidencial en Morena, recurra a alguno de los partidos que eventualmente pudieran formar parte del Frente. Esta posibilidad dividiría a la oposición.

En el caso, es evidente que la unión nace sin lo que tradicionalmente se considera como una ideología; el elemento que aglutinará las fuerzas opositoras es simple, de momento se limita a ser anti AMLO y todo lo que su movimiento representa. Nadie debe hacerle el feo a esa posibilidad. Estamos ante una situación extremadamente grave. Por ello, a falta de una ideología, el bloque opositor debe fijarse metas a mediano y largo plazo; y

Con el fin de evitar gastar recursos y tiempo, registrar la coalición bajo el rubro de los partidos registrados que participen.

 

De momento es aconsejable:

Impedir que las instituciones que organizan y califican el proceso electoral sean debilitadas o desmembradas. Ello implicará impedir cualquier movimiento de los actuales integrantes del INE y del Tribunal Electoral.

Evitar que crezca la que parece ser en estos momentos la posible candidata de Morena a la presidencia de la República. Es manifiesto que su candidatura tiene mucho de artificial, que ella no sabe dirigirse al electorado y que no tiene un plan de gobierno propio. Sería la 4T, pero sin la presencia física de AMLO.

 

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