Sobre el Muralismo: “pintura destinada a formar parte de un conjunto arquitectónico que la encuadra, en perfecta coordinación, formando un solo conjunto armónico, en su exterior o, más frecuentemente, en su interior, con carácter inamovible”, se ha escrito mucho y se seguirá escribiendo, mientras existan artistas que la cultiven. Es el caso de Alejandro Caballero Valdés, quien se ha ocupado en la tarea de revivir la tradición muralista mexicana, una actividad que quiso volver a cultivar, en los últimos años de su vida, Raúl Anguiano, artista universal y maestro de Alejandro, con quien trabajó y de quien aprendió, por supuesto, las técnicas de la pintura al fresco, del temple, al óleo o la encáustica, directamente sobre la pared o bien sobre tablero o lienzo que después se adhieren al muro, y que sólo los creadores lo saben hacer.

El muralismo tiene su origen en la pintura rupestre prehistórica. Adolfo Sánchez Vázquez, en su libro “Invitación a la Estética” menciona el ejemplo del “bisonte saltando” de la cueva de Altamira, en Santander, España, de hace aproximadamente 15 mil años. El ejecutante prehistórico “lo hacía de acuerdo con una finalidad o función mágica… un medio para ejercer una acción real. Más exactamente un instrumento para cazar animales salvajes”. No tenía conciencia de que pintaba una obra de arte.

Eduardo de la Vega Alfaro, en su libro “Del muro a la pantalla” (S. M. Eisenstein y el arte pictórico mexicano) escribe sobre importante influencia que tuvo el realizador letón-soviético sobre las obras de cine y televisión posteriores que tratan el tema del muralismo mexicano. Su película inconclusa ¡Qué viva México (México-Estados Unidos, 1931) es un ejemplo, de que Eisenstein se inspiró en los pintores vanguardistas de la época (el grabador José Guadalupe Posada, José Clemente Orozco, Diego Rivera, José Alfaro Siqueiros, y otros artistas, como Roberto Montenegro y Jean Charlot testigo de su venida a México). Destaca, la realización de la Serie Televisiva, producida para el Canal 22 y el Instituto Mexicano de Cinematografía, “Eisenstein en México. El círculo eterno” (México, 1996) de Alejandra Islas, guion de Eduardo de la Vega Alfaro, basado en su libro “Del muro a la pantalla”.

Alejandro Caballero Valdés ha de conocer el formidable libro “Raúl Anguiano. Las Cuatro Estaciones del Muralismo” de Dina Comisarenco Mirkin, financiado por Brigita Liepins, viuda del maestro. Un completo recorrido por su obra muralista, en el que Gregorio Luke, en el prólogo, lo considera el “Quijote del Muralismo”, mencionando que “en 1970 Raúl Anguiano pintó un mural dedicado a Don Quijote. Pocas veces en el movimiento muralista mexicano se pinta a este personaje literario, pero en el caso de Anguiano, resulta una metáfora perfecta de su propia trayectoria. La lucha del Ingenioso Hidalgo por reestablecer la caballería andante parecía una locura a sus contemporáneos. A pesar de los golpes y la incomprensión, Don Quijote se impone. De manera similar, a Raúl Anguiano le toca hacer murales en una época en donde el muralismo ya no está de moda, los críticos lo ignoran y el Estado no lo apoya. Pero Anguiano se mantiene y su perseverancia funciona. En las últimas décadas de su vida, pinta más murales que nunca. En el momento de su muerte —a (casi) los 91 años (2006)— tenía cinco comisiones pendientes, estaba realizando el sueño de llevar el muralismo al siglo XXI”.

Un sueño que sigue haciendo realidad, en 2021, Alejandro Caballero Valdés, sobre todo con sus más recientes obras:

1.- Cosmogonía Zapoteca (En homenaje a Andrés Henestrosa y a su libro “Los hombres que dispersó la danza”. Técnica: Mosaico de colores y piedras especiales y relieves de barro horneado.

2.-Visiones del Anáhuac, por los 500 años de la caída de la Gran Tenochtitlán, 13 de agosto de 1521. Técnica: Acrílico sobre mezclilla pegada al Muro.

3.-Renacimiento del Águila, basado en el Poema Suave Patria (Intermedio “Joven Abuelo Cuauhtémoc”)  de Ramón López Velarde, 1921.

4.- Genoma-viral, gran vitral emplomado y vidrios policromados con tema del “Hombre de Vitruvio” de Leonardo da Vinci, así como a la importancia del ADN, biología y los fenómenos atmosféricos.

Hagámosle caso a la consigna de que “la crítica la han hecho los pintores” (Alejandro conduce visitas guiadas). Vayamos a apreciarlas las cuatro obras. Sitio: “Nave Cultural del Adulto Mayor”, Clínica Ciencias de la Salud BIORENOVATIO, dirigida por la Dra. Yolanda Ocampo (ACADEMIA MEXICANA. Patología Dual), Calzada de Tlalpan No. 2492, 5to Piso, Colonia Avante, Código Postal 04460, Alcaldía Coyoacán, Ciudad de México. Hay que agradecer, también, al Dr. Jorge Ocampo, dueño y Director del Laboratorio Médico Químico Biológico S.A. de C. V. y de Nitrifama, patrocinador de los Murales, dándole al arte su función social, como lo querían Pablo O’Higgins y Raúl Anguiano. Les dejo el espacio a algunos fragmentos de los murales y el vitral, como regalo de Navidad y Año Nuevo.