“Comprenderlo todo  es perdonarlo todo”.
Tolstoi

Una muy grata sorpresa y profunda reflexión me produjo el arduo trabajo de recreación y exposición del Lienzo de Tlaxcala y su justa connotación como documento victorioso y de profundo orgullo para un pueblo míticamente acusado de traidor por sus eternos enemigos bélicos, los mexicas, vencidos hace 500 años merced a las animadversiones provocadas en los pueblos sojuzgados por ese grupo étnico que se enseñoreó de gran parte del territorio mesoamericano.

Nadie pone en duda que la injusta relación establecida con diversos atépetls circunvecinos a los gemelos México-Tenochtitlan y México-Tlatelolco facilitaron el establecimiento de alianzas con quien se hizo pasar por la historia como el pueblo conquistador, es decir, con ese puñado de soldados a los que encabezó Cortés, que además de ser conocedor de artes de guerra, demostró en los hechos ser un provocador de alianzas impensadas al dejarse asistir por sus “lenguas” (traductores) y muy particularmente por Malinche, cuya inteligencia fue fundamental en la construcción de esos nuevos dominios del imperio español en un mundo desconocido para Europa y, particularmente, para una península que se reconquistaba a favor del catolicismo romano puesto en crisis por el luteranismo.

De la principal alianza de las huestes de Cortés con el pueblo tlaxcalteca, no solo hablan derrotas y triunfos mancomunados, también hablan el intenso intercambio de tecnologías de guerra unido al profundo conocimiento territorial de los de Tlaxcala, los matrimonios que dan origen a un mestizaje concertado entre ambos grupos y su disposición cortesiana a permitir que sus aliados glorificaran sus triunfos a su manera, destacando en ello ese extraordinario lienzo, objeto de profundos estudios que muy recientemente, y a las luces de las nuevas formas de interpretación en torno a los hechos ocurridos hace 500 años, han cristalizado en este trabajo colectivo que conjuntó diversas disciplinas, gracias a las cuales se ubican en su justa dimensión los hechos narrados por los tlacuilos que inmortalizaron la historia militar de un pueblo asolado por los mexicas.

El hecho de que este extraordinario trabajo expositivo actualmente se muestre al público en el Centro Cultural Universitario Tlatelolco adquiere una pertinencia insospechada, pues de las Repúblicas de Indios reconocidas por Cortés figuran San Juan Tenochtitlan, otorgada a los tlaxcaltecas y otros pueblos aliados a los españoles, en tanto que la de México-Tlatelolco fue entregada a los nobles mexicas, lo que permitió afincar a los aliados en la parte histórica de Tenochtitlan y segregar a los aztecas en el último reducto de su heroica defensa.

La oportunidad de visibilizar todo lo relacionado con los tlaxcaltecas aliados, a los habitantes del México-Tenochtitlan del siglo XXI, al estilo Tolstoi hoy nos permite perdonar, comprender y afirmar junto con los tlaxcaltecas contemporáneos, que la llamada traición es un gran mito que no los representa.

@SuarezdelReal1

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