“Un periódico es el vehículo de la inteligencia,
y la inteligencia es la señora del mundo material”.

Benjamín Constant

 

Este uno de enero se conmemora tres siglos de la aparición del primer número de la Gaceta de México, editada por el zacatecano Juan Ignacio de Castorena y Ursúa, obispo de Yucatán, quien, en la capital de la Nueva España, se propuso replicar la Gaceta de Madrid.

Con la circulación de su primer ejemplar, se abre una fecunda veta de la vida periodística de nuestro país, fincada en el objetivo declarado por su promotor bajo aquel sugerente titular: “Noticias de Nueva España, que se imprimirán cada mes, y comienzan desde primero de enero de 1722”.

A guisa de introducción, Castorena sintetiza la historia de Nueva España destacando no sólo sus glorias y magnificencias artísticas y religiosas si no la memoria intelectual de la Ciudad y la impronta provocada por piezas discursivas como la “Oración Panegírica y Moral” dictada por el arzobispo Lanciego y Eguiluz, a la que el autor de la publicación califica de “elocuentísima”, y celebra la popularidad de las gazetas en las cortes europeas así como su aporte a la memoria de gobiernos civiles y eclesiásticos que en sus notas verán reflejados su aciertos y valores.

Desde su primer número, la capital de Nueva España ocupó un lugar privilegiado en las noticias reseñadas, tal y como se ubica en la crónica de la Solemne Función de la Santísima Circunsición del Señor, que con toda solemnidad el Ayuntamiento organizaba cada primer día del año en el templo de La Profesa de la Compañía de Jesús, relatando los pormenores de los asistentes a dicho acto religioso.

En ese primer número de la Gaceta, Castorena también reúne las noticias más relevantes de Puebla de los Ángeles, de la Vera Cruz, Campeche, Habana, Oaxaca, Guatemala, Acapulco, Manila, California, Guadalajara, Zacatecas, Nayarit, Guadiana y Nuevo Reyno de León, lo que demuestra la acuciosa edición preparada por el clérigo zacatecano, quien confió la impresión de sus gacetas a la Imprenta de los Herederos de la Viuda de Miguel de Ribera Calderón, ubicada en la calle del Empedradillo de esta nuestra Ciudad.

La empresa periodística del Obispo de Yucatán se vio truncada en su número 6, y tras un lapso igual de tiempo, Castorena confía la continuación del trabajo al Presbítero Juan Francisco Sahagún de Arévalo y Ladrón de Guevara, quien diligentemente editará 157 número de la Gaceta, constituyéndose así en uno de los padres del periodismo mexicano, y cumpliendo con la máxima del político francés, de origen suizo, Benjamín Constant, para quien un periódico es vehículo de esa inteligencia que en el siglo XVIII prodigaron a sus lectores Castorena y Sahagún.

Precisamente, con esta colaboración, y en ocasión de esta efeméride, quiero agradecer la hospitalidad editorial que desde 2009 semanalmente me brindó Siempre, expresada en la generosidad de su Directora General, Beatriz Pagés Llergo y de todos y cada uno de sus colaboradores; y aprovecho para reconocer aquí a aquellos lectores que me dispensaron con su preciada lectura y comentarios durante esta etapa periodística de mi vida que con este número con esta colaboración culmino.