En el marco de los tres años de gobierno de López Obrador, la imagen que se ha difundido es el de un gobierno exitoso que ha cumplido, y con creces, las expectativas. Para apoyar esta afirmación, se reproducen las encuestas en las que se manifiesta un mayoritario apoyo al presidente, quien festejó esta fecha con una concentración multutidinaria en el Zócalo capitalino.

Pero hay voces que aseguran que no todo es como la actual administración federal presume. Una de ellas es la del excandidato presidencial Cuauhtémoc Cárdenas, quien en entrevista en radio criticó lo hecho por López Obrador al asegurar que no encuentra claridad en los planes del gobierno o en la lucha contra la violencia y la corrupción.

Fue en la Feria Internacional del Libro de Guadalajara en donde Cárdenas expresó: “No tenemos paz interna actualmente en el país, sabemos bien la presencia de la delincuencia organizada y sabemos bien que en las últimas décadas se han puesto en práctica distintas medidas, distintas estrategias pero al final de cuentas no tenemos resultados satisfactorios en cuanto a ganar la paz interna”.

No obstante las críticas del ex candidato presidencial en 1988 y 1994, el presidente López Obrador mantiene niveles de aceptación arriba del 60 por ciento, además de encabezar cómodamente las encuestas de popularidad, algo que contrasta con la opinión de analistas y articulistas.

Siempre entrevistó a dos reconocidos analistas, el economista Sergio Negrete Cárdenas y el politólogo Marco Arellano Toledo, quienes hicieron un balance de los tres años de gestión lopezobradorista desde sus respectivos ámbitos de especialidad.

Marco Arellano Toledo

Saldo negativo: Marco Arellano Toledo

¿Qué balance hace, desde el punto de vista político-electoral, de los tres años de gobierno de López Obrador?

Una evaluación general de la primera mitad del sexenio nos arroja saldos negativos. Es un presidente que fue un buen candidato, logró postular electoralmente una plataforma política que fue votada por más de los 50 por ciento de quienes acudieron a las casillas y que en la materialización de este gobierno, en la implementación de esta plataforma política-electoral el saldo es francamente decepcionante.

Es un presidente que ha intentado implementar sus tres principales proyectos prioritarios, de los cuales todavía no tenemos una noticia final de ellos, son proyectos a los que atribuyó gran parte de su proyecto, junto a la Guardia Nacional, y de ninguno tenemos resultados, ni en materia de seguridad, la sombra de la corrupción envuelve el tema de los contratos con el Ejército. Creo que la evaluación decepcionante, es un gobierno que ha decepcionado y le quedan dos años muy cuesta arriba porque viene la segunda parte en la cual tendrá que controlar la sucesión que él mismo adelanto.

En todos los proyectos vendió demasiada pirotécnia y hemos visto sólo eso, luces, pero no una sustancia en política pública que pudiera ser evaluada.

 

¿Cuál considera qué es su peor error y su mayor acierto?

Empiezo con el mayor acierto, sin duda, es el manejo de las variables macroeconómicas del país, tenemos un país que, al menos, en las grandes variables de la doctrina macroeconómica mal que bien en un par de años de pandemia y condiciones adversas pareciera que la conducción tiene un resultado, con una inflación de 7 por ciento, creo que es el mayor logró.

El peor error, identificaría dos, uno tiene que ver con la militarización de la Guardia Nacional y del país, darle pie a que la participación de los militares en la vida pública del país me parece es un error que parece noticiosamente no sea tan rentable, pero a la larga le va a costar mucho a México.

El segundo es esta suerte de instigar a la confrontación. Un presidente políticamente debe llamar a la concordia, debe ser la bisagra, el pegamento que genere cohesión social y el presidente se ha dedicado en estos tres años a dilapilar el consenso nacional.

¿Se puede esperar una corrección del rumbo en lo político o el presidente seguirá empeñado en mantener el actual rumbo?

Hay que decirlo con todas sus letras, la única oposición legítima y que tiene densidad política es el movimiento feminista, desafortunadamente el movimiento feminista todavía no tiene quizá una cara visible, una plataforma estructurada.

Es única que no tiene la kryptonita de la corrupción o la de ser una élite, es la que única que no entra en lo que dice el presidente que es la mafia del poder, por eso es poderoso.

El presidente hace politica, pero no gobierna, ese costo tarde que temprano en las clases medias se va a elevar en contra del presidente y, muy probablemente como vimos en Estados Unidos, por un margen muy corto pueda perder el presidente su mayoría y ver naufragar su proyecto político en 2024, dependerá de esa clase media y que tantas ganas tenga de votar un proyecto ideológico contrario al actual, aunque no simpatice con él.

Sergio Negrete Cárdenas

Balance marcadamente negativo: Sergio Negrete Cárdenas

¿Qué balance hace, desde el punto de vista económico, de los tres años de gobierno de López Obrador?

Es un balance marcadamente negativo por la política económica antes de la pandemia, por la política económica durante la pandemia y por la política económica que se ha seguido hasta el momento en una especie de etapa postpandemia. Es en ese sentido porque ya hubo una contracción económica, la primera en una década, durante la pandemia se pudo haber hecho una política fiscal que aminorara el golpe, que acolchonara o redujera las pérdidas de empleo, la caída en pobreza de tantas personas y no se hizo, ahora se sigue ahuyentando la inversión, el caso más reciente ya en –llamémosle inicios de la postpandemia o pandemia en este segundo semestre del 2021– es la propuesta de reforma constitucional para el sector eléctrico, entonces negativo sin duda alguna.

El gran parámetro o la gran medida para todo gobierno es que ha pasado con el bienestar y la respuesta es marcadamente negativa para los tres años.

 

¿Cuál considera qué es su peor error y su mayor acierto?

Su mayor error fue el ataque a las inversiones extranjeras, cuando el ataque a la inversión privada, nacional y extranjera más bien, (a López Obrador) no le gusta el sector privado, es algo muy evidente, hasta en educación no le gusta, el CIDE se puso a preparar cuadros para el sector privado como diferenciándo la universidad pública debe ser para el pueblo y la universidad privada para la industria privada, pero el ataque realmente problemático es a la inversión nacional y extranjera: el aeropuerto, las gaseras, las eléctricas, Constellation Brand, es mucho. Ese creo que es el gravísimo error, el más grave error.

El acierto sería haber respetado, al menos en mucho –no totalmente, pero sí en mucho­– respetar la autonomía del Banco de México, dejar trabajar al Banco de México y nombrando gente a la junta de gobierno –Jonathan Heat, Gerardo Esquivel, Galia Borja– pues bastante competentes y quizá puedan ser mejores, hubiera estado mejor algún funcionario del propio Banco, pero bueno, buenos nombramientos al Banco de México, su trato con todo lo que ha sido con el Banxico al menos hasta el momento, no sé darte una opinión acerca de Victoria Rodríguez, pero digamos su respeto al Banco de México seria al menos uno de los mayores aciertos.

¿Se puede esperar una corrección del rumbo en la economía nacional, luego del bajo crecimiento, inflación, salida de capitales o el presidente seguirá empeñado en mantener el actual rumbo?

No de ninguna manera, lleva tres años, va a la mitad, no ha admitido ningún error, es incapaz de admitir errores e incluso algunos errores los presenta como aciertos, entonces –por ejemplo– cuando se desploma el precio del petróleo en la pandemia e incluso llega a niveles negativos, dice que que bueno, que ha fomentado la búsqueda de petróleo y la producción de Pemex porque eso permitirá no vender al extranjero a precios tan bajos como había en ese momento, creo que hay que vivir con ese ejemplo.

Hasta en los peores momentos dice que su estrategia es correcta, dice que el crecimiento no importa, que lo que importa es el bienestar, entonces el bajo crecimiento del sexenio no le interesa, no le importa lo más mínimo.

Es un hombre singularmente obstinado y convencido de sus propios aciertos y de su propia brillantez y, en consecuencia, incapaz de decir que está equivocado y menos todavía de, entonces, corregir el rumbo”.


Pocos resultados, mucha popularidad

En opinión de Marco Arellano, “lo que parece una contradicción entre pocos resultados y mucha popularidad del presidente no tiene más que ver sino con que lo aceptemos tal cual en el tercer año de gobierno de que es un gobierno populista, el presidente es un populista que estimula a través de un estilo de liderazgo propio, una estrategia de comunicación y una forma discursiva, un proyecto político que no tiene sustentabilidad ni, digamos, densidad politica, pero sí como estilo de liderazgo, estrategia de comunicación y discursiva, el presidente sí está haciendo de este un gobierno populista y, por lo tanto, se convierte en un gobierno popular, uno que la gente –en efecto, las encuestas lo dicen– simpatiza con este proyecto, que es uno hueco, que no está teniendo la profundidad de la transformacion que se nos prometió”.

@AReyesVigueras