Desde hace 40 años, cuando Ronald Reagan era presidente de los Estados Unidos, no se había registrado una inflación tan alta como la del año pasado que impuso récord al ubicarse en el 7 por ciento en promedio en 2021 y es que los costos de la vivienda, de los autos usados y los alimentos en general fueron el resorte impulsor.

El Departamento del Trabajo informó que una cifra como ésta no se ha había registrado desde 1982.

La pandemia de coronavirus, que cumple tres años, aún sigue marcado día con día nuevas números de contagios, hospitalizaciones y fallecimientos, impactó frontalmente las cadenas de producción y suministro, provocando con ello una profunda afectación y colapsando, además rutas de envío, lo que se tradujo en daños para el consumidor final, que experimentó desabastos o restricciones de un buen número de productos, además de un incremento de precios.

El llamado índice básico de precios, que no es otra cosa una estimación que incluye todos los artículos excepto alimentos y combustibles, por tener los precios con una mayor volatilidad, aumentó un 5.5 por ciento en 2021, la mayor alza experimentada desde 30 años, desde 1991.

Los primeros reportes y análisis económico-financieros después de conocerse la alta tasa inflacionaria, explicaron que, ante la falta de algunos componentes automotrices, como los chips principalmente, se generó el retraso o cierres temporales y con ello la fabricación de automóviles nuevos se vio fuertemente impactada, lo que se tradujo que los precios de los autos usados se elevasen, por ejemplo, en un primer reporte Moody’s Investor Services sobre un análisis de datos. se señala…” las interrupciones en la oferta, especialmente para dispositivos semiconductores, también han contribuido a la escasez de artículos caros como autos nuevos y usados, e hizo subir los precios”. En torno a la vivienda se comenta…” la falta de mano de obra repercutió en la construcción de nuevas viviendas, lo que se tradujo en que los precios de las casas y departamentos no nuevos subieran y es que, a oferta no ha podido responder al aumento de la demanda y los precios de los bienes se han disparado”.

Y es que los precios de la vivienda aumentaron un 0,4 por ciento, de los automóviles y camiones usados un 3,5 por ciento y el de los alimentos aumentaron un 0,5 por ciento.

A principio de semana el presidente de la Reserva Federal (FED) Jerome Powell dijo durante su comparecencia en el Senado para un segundo periodo en el Banco Central, que una inflación elevada es una amenaza grave” para la economía de cualquier nación, hay que recordar que a mediados de diciembre, la FED anunció que probablemente aumentaría las tasas de interés tres veces en este 2022 para frenar la inflación, aunque mantuvo su tasa de referencia cerca de cero.

Sin embargo, el mismo Powell se ha mostrado, hasta el momento optimista de que los problemas de la cadena de suministro se aliviarán este año y eso ayudaría a reducir los precios.

Sin duda que los efectos de la pandemia están presentes, solo basta ver que desde diciembre pasado los datos rojos en los Estados Unidos y en gran parte del mundo, reflejaron el primer impacto del aumento de casos por ómicron y es que la afectación de la nueva variante, altamente contagiosa, varía según el sector y las características particulares de cada sector. Pero vale la pena destacar que, ante la baja ligera en los precios de los viajes, recreación y otros servicios presenciales, cobra gran importancia lo dicho por parte de los especialistas en referencia a que con el aumento de contagios sea reducido la oferta de mano de obra (como está sucediendo) y caiga entonces la producción de alimentos.

Los contagios en esta gris etapa de la humanidad han unificado la información de muchas fábricas ubicándolas en el mejor de los casos en una impase, pero en las de alimentos, por citar solo un sector, un elevado número de trabajadores han contraído el virus del Covid-19, lo que se ha traducido en que los anaqueles de los supermercados vuelvan a mostrar desabasto al igual que los refrigeradores y bodegas, ante estos cierres temporales o en casos más extremos cierres de muchas de ellas, aquí es donde encontramos una razón de llamado la “gran renuncia” donde miles de personas han renunciado o abandonado sus trabajos.

Y ante este complejo panorama el encargado de la Reserva Federal no planteo un futuro muy promisorio…” en el corto y mediano plazo enfrentaremos una escasa mano de obra y esto repercute en los consumidores que elevará los salarios” y es que cada vez menos personas buscan empleo, pese al aumento de vacantes, en parte en lo que se ha llamado la “gran renuncia” en la pandemia. Hay múltiples factores, incluido un aumento en las personas que han decidido jubilarse y aquellos trabajadores desempleados que no retornan al mercado por problemas de salud debido al Covid-19 y otros que dicen han tomado esta etapa de altos contagios como una oportunidad para mejorar sus carreras y equilibrar la vida laboral y personal.

Para la Reserva Federal, las altos precios solo se suman a la urgencia que enfrente la administración de Joe Biden, según ha dicho su mismo Jerome Powell … “sabemos que la alta inflación cobra un precio, especialmente para aquellos que tienen menos capacidad para cubrir los costos más altos de elementos esenciales como alimentos, vivienda y transporte”

Mantener los precios nivelados o una baja inflación es uno de los dos mandatos del Banco Central, el otro la generación del máximo empleo, esto es lo deseable, lo cierto es que los datos hablan de malos resultados, una inflación del / por ciento y un desempleo cercano a los 11 millones de ciudadanos, que además amenaza con seguir al alza.

@lalocampos03

 

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