Entrevista con  Cristina Faesler ver sitio el barro de cuentepec

 

Cuentepec, comunidad localizada entre lomeríos y las barrancas que son refugios de la biodiversidad, resulta un lugar escondido en el paisaje de tierra caliente de Morelos, donde se encuentra la biznaga de knippel, que no habita en ninguna otra parte del mundo —Topiltzin Contreras, Centro de Investigaciones Biológicas UAEM—.

Cuentepec, a 15 minutos de Xochicalco , la que es considerada la casa donde florecía el saber, donde privan los conocimientos de ingeniería, arquitectura construcción, cerámica y astronomía y su relación con el medio ambiente y donde el procedimiento heredado aún se practica en la alfarería — arqueólogo José Cuauhtli Alejandro Medina Romero, director de la zona arqueológica de Xochicalco—.

Las mujeres alfareras de Cuentepec, hoy tienen un espacio muy particular en el Museo de las Culturas Populares con la exposición “En Centepec barro se dice sokitl”, que se exhibe desde octubre pasado y podra ser admirada hasta abril de 2022, donde ollas, vasijas, braseros juguetes, animalitos y colaboraciones con artistas conforman una muestra en homenaje a sus creadoras quienes utilizan el modelado alzado, una de las técnicas de alfarería más antiguas de la humanidad.

En plática con este semanario, Cristina Faesler, coordinadora de la muestra, nos habla de las particularidades de esta exposición.

 

El barro y las mujeres de Cuentepec

Conocí a estas mujeres hace ocho años y lo que primero me sorprendió es que tuvieran una relación tan personal con el barro, porque es una actividad que ellas hacen después de llevarle la comida a los maridos, de encargarse de los hijos, de lavar la casa y de preparar la comida. Ya por la tarde, en los hornos de su casa se sientan a hacer estas figuras maravillosas de barro

Y es que se trata de un barro alzado, un barro que se quema.

Te platico el proceso: primero van por la tierra que son tres tierras distintas que toman en la barranca, luego ésta se cierne, se hace la pasta que ya se quema con madera y majada —la caca de vaca—, para luego llevarla a estos hornos pero se trata de quemas individuales, ya que en muchas de otras comunidades hacen quemas comunitarias, enormes, a suelo.

En Cuentepec desde hace tiempo, se hace en los hornos que tiene cada quien en sus cocinas, que es el mismo donde se están cocinando los alimentos de la casa.

Además se trata de una comunidad muy particular, bilingüe. Lo que no es muy común en la república mexicana por distintas razones que pudieramos desarrollar, pero el hecho es que no es común y en Morelos, es la única comunidad absolutamente bilingüe, náhuatl español, donde las señoras por supuesto hablan náhuatl pero lo que sorprende es que los muchachos que tienen 12, 13, 14 y más, también lo hablan.

 

Cuentepec y Xochicalco

Mi acercamiento a la comunidad fue mucho mejor en el momento en que me di cuenta es que algunos jóvenes nos estuvieran traduciendo porque entonces la posibilidad de la conversación se abre.

Yo no hablo náhuatl, torpemente, y a la hora de tener a alguien que es perfectamente blingue, que te traduce, las posibilidades de conversación se abren enormemente porque de lo contrario la conversación resultaba demasiado corta y se traduce en palabras como barro, fuego, masa y  no vas a ningún lado.

Otra cosa que sorprende es que Cuentepec se encuentra  a 15 minutos de Xochicalco, que como sabemos es una zona arqueológica y un centro ceremonial fundamental en la república mexicana. Es en este lugar donde desde mil 200 se reúnen todos los sabios de las diferentes poblaciones a arreglar el tiempo. Resulta  fantástico que en el mundo en el que estamos viviendo hayan espacios que sean claros en que hay cosas, a veces, que son más importantes que nosotros mismos y que a pesar de nuestras diferencias, se tienen que reunir para arreglar algo que es algo más grande que nosotros, como el tiempo.

Te preguntas entonces sobre la repercusión de la cercanía  o no con Xochicalco y todo lo que se hacía de pedrería, de pedernalia o barro y si tiene o no relación con esta comunidad de Cuentepec. Y es cuando surge la idea de hacer un espacio en donde nos tomamos la libertad de hacernos esas preguntas porque parecería que todo tiene que tener una respuesta clara y a veces o se da desde nuestra perspectiva de pensamiento cósmico, porque a veces se cometen errores de verlo desde nuestra perspectiva, de lo que nos parecería o hacemos una investigación y asumes que como tú lo acabas de descubrir nadie lo ha visto en toda la existencia.

Platiqué con muchas personas sobre esta investigación y si nos ayudaban a ver que se había estudiado al respecto y por supuesto que hay mucha gente que conoce sobre el tema. Le llamamos al INAH para que participara y están tan encantados que además tenemos tres piezas de barro prehispánicas, de hace mil 200 años que se exhiben. ¡Imagínate como subió de escalones la exposición en su importancia! el hecho de tener estas tres piezas y que nos prestaran “la xochicalca”, una piedra balsámica espléndida de ese periodo, nos da la relación que efectivamente, desde hace mil 200 años, hay una relación con la alfarería.

 

 

No se acaba la artesanía sino el entorno

La alfarería, está viva, palpitante, a veces regresa y a veces se va. En este momento resulta importante que conozcamos el trabajo de estas alfareras porque cuando compras una pieza fantástica en un mercado o  un recuerdo de tu viaje, cuando realmente no sabes que manos la hicieron o cuando ves una máscara no sabes quién recargó su cara atrás, ni que representa o lo que significa.

Las alfareras me decían en una reunión que tuvimos para pensar como se iba distribuir el trabajo, que al comprar la gente discute y les  empieza a regatear, cuando no sabe o no tiene la menor idea de por qué costaría 500 o mil pesos por ejemplo un rebozo o porque una prenda puede costar hasta 35 mil pesos, cuando no saben cuántas manos han tocado el rebozo ni los meses de trabajo que significó.

Por eso se armó esta exposición que enseñe sobre éstas piezas fantásticas, que nos hable de ellas y de su entorno porque debe entenderse que cuando la gente se queja que se está acabando la artesanía, no es así, sino que se está acabandoel entorno.

Si no hay yute, mixtle u otate, no hay canasta: si no hay añil, no se tiñe, si no hay cochinilla tampoco se tiñe. Le llamé a Topilzin Contreras que es biólogo, y nos habla de como el entorno de la fauna y flora que está alrededor y ahí entiendes que una de las razones por las que se sigue hablando el náhuatl en Cuentepec,  es por el entorno que tiene.

 

Jóvenes se interesan en la alfarería 

En esta magna muestra hay 95 piezas de 36 alfareras, donde están los premios nacionales, el premio estatal,están las que siempre conocemos como doña Próspera y fui conociendo a más. Ahora ya hay muchas jóvenes que les parece interesante que la gente venga a Cuentepec a buscarlas y conocer su alfarería porque realmente son piezas increíbles.

En la exposición se encuentra la participación del biólogo Topiltzin Contreras, del director de Xochicalco José Cuauhtli Medina, que nos habla de esta historia, Gobi Stromberg, una antropóloga que habla de la comunidad y Victorino Torres Nava, hijo de una de las alfareras, que estudió en la ENAH y da clases de náhuatl en México y en los Angeles y regresó a Cuentepec a montar un centro cultural además de su obsesión por la gramática, porque una lengua se conserva si tienes estructura.

Con Victorino, con quien ya había trabajado como traductor, platicamos y decidimos que se hicieran las entrevistas a las 36 alfareras por los muchachos que trabajan con él, que tienen de 13 a 18 años . Hicieron las entrevistas en náhuatl, que están los videos y que resultan increíbles porque tienen una gran frescura, así como pequeños documentales que hicieron estos jóvenes para la escuela de San Francisco, en los Angeles, California. Les pedimos permiso para exponerlos y resultan magníficos porque hablan de la exposición desde su punto de vista,

Ahí abordan temas como la basura, la importancia de la lengua  y la transmisión del conocimiento, otro más sobre la herbolaria de su abuelo, entre otros. Son temas o problemáticas que les importan, que están ahí.

La alfarería es la identidad en este lugar, con mujeres que son maestras. Antes que todo, son artistas, como me dijo un pintor increíble, Pierre Soler quien me señaló que la diferencia entre un artista y un artesano es que el artesano sabe cuando empieza y que va a resultar su trabajo, mientras que el artista deja hablar la materia y lo que resulte será la conversación entre los dos. Estas mujeres son sin duda, artistas.

Es entender que el arte popular y tiene que ver con la identidad, con la resistencia de la lengua, del idioma y su importancia como riqueza en el país.

¡Visiten la exposición!