El descontento social del pueblo chileno acumulado por décadas, terminó por expresarse en las urnas con el triunfo del candidato de las izquierdas, Gabriel Boric Font, un joven abogado de 35 años, surgido como líder estudiantil en el movimiento que luchó en el 2008 por conquistar la gratuidad en la educación superior de aquel país y que ahora logró sumar a su candidatura a obreros, estudiantes, habitantes de los barrios populares y sectores de la sociedad civil que con su voto, cerraron el paso al resurgimiento de la corriente pinochestista, que en la persona del ultraconservador, José Antonio Kast, perdió por más de 11 puntos y una diferencia de más de un millón de votos.

Por décadas el modelo neoliberal implantado sobre los miles de cadáveres de los chilenos asesinados y otra cantidad similar de desaparecidos y exiliados por la dictadura militar de Augusto Pinochet, sirvió para entregar los recursos naturales del país austral a los capitales locales aliados con las trasnacionales, que además de pulverizar los derechos humanos y políticos de millones de habitantes, dejaron una vergonzosa secuela de pobreza, marginación, despojos y abusos a las clases trabajadora e indígena.

Precisamente, los cambios realizados al sistema de pensiones por Pinochet, fue uno de los detonantes de las movilizaciones sociales de octubre del 2019, cuando miles de ciudadanos salieron a las calles a protestar por la intención de reducir los montos de las ya de sí raquíticas pensiones que se suponía, garantizarían una vejez digna a los jubilados chilenos.

Muestra del hartazgo y la desesperación que agobia a la población mayoritaria de Chile, lo fue el júbilo con que se celebró el triunfo de Gabriel Boric en un multitudinario acto en la zona de la Alameda de Santiago y en varias ciudades del interior.

El joven mandatario que asumirá el cargo en marzo próximo no solo deberá atender de manera urgente el tema de las pensiones sino otros problemas más acumulados por la desatención a la seguridad social y que han llevado casi al colapso al sistema de salud; prueba de ello son las miles de cirugías que no se han practicado a pacientes que esperan desde hace meses ser atendidos.

Los gobiernos neoliberales, de igual forma, dejaron a la deriva graves problemas derivados de la pandemia del Covid-19, como lo son el grave desempleo que afecta a la fuerza de trabajo, sobre todo jóvenes, la falta de vivienda para los estratos populares y la obtención de salarios mínimos dignos.

Es de esperarse que Boric Font comience a desarticular el modelo económico neoliberal para atender las demandas sociales no resueltas por los gobiernos de centroderecha y centroizquierda, pues como admitió en su primer mensaje al pueblo chileno “los motivos de un estallido social sigue presentes y vigentes”.

Para la región sudamericana el triunfo de la izquierda en Chile representa una oportunidad de fortalecer gobiernos cuyos actuales mandatarios han surgido de movimientos sociales y de las luchas de los obreros, campesinos e indígenas, como son los casos en Bolivia de Luis Arce y más reciente en Perú de Pedro Castillo Terrones. Naciones que están dando la batalla por la defensa de sus recursos mineros y energéticos contra las multinacionales. Los pueblos latinoamericanos deben buscar que los gobiernos de la derecha sean exiliados de manera permanente pues durante las últimas décadas, sus saldos son de muerte y pobreza para millones de habitantes.