“Si no comes no vas a crecer” es una advertencia recurrente que reciben los niños cuando se resisten a alimentarse, porque los padres consideran que una buena nutrición será un factor indispensable para que alcancen una mayor estatura.

Sin embargo, un amplio estudio sobre la talla humana contradice esta creencia que sostienen no solo los padres, pediatras y nutriólogos, sino también organismos internacionales como la Organización Mundial de la Salud (OMS) y locales como los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC por sus siglas en inglés) de Estados Unidos.

 

Cuando lo normal no lo es tanto

Con el fin de tener criterios promedio para distinguir lo normal de lo anormal, se han establecido patrones de todo tipo, entre ellos los de talla y peso, que han elaborado algunos países y también la OMS. Este organismo publicó en 2006 nuevos estándares de crecimiento infantil, en los que advertía: “se basan en niños contemporáneos ricos de los Estados Unidos y Noruega y cuatro países de bajos y medianos ingresos (India, Brasil, Ghana y Omán)”.

Esos estándares actualmente han sido adoptados por más de 140 países; sin embargo, “la estatura humana adulta promedio puede diferir hasta 30 centímetros entre poblaciones de diferentes regiones geográficas, y ha diferido hasta 20 centímetros en los últimos 100 años”, afirma la investigadora de biología humana de la Universidad de Potsdam, Alemania, Christiane Scheffler, en su trabajo Stunting is the natural condition of human height (El retraso en el crecimiento es la condición natural de la altura humana), publicado en noviembre pasado en la American Journal of Human Biology.

Ese artículo da cuenta de un minucioso estudio, que abarcó desde datos arqueológicos de la talla humana de hace 10,000 años, estudios históricos de crecimiento (1877-1913), hasta un trabajo biométrico en 1,666 escolares indonesios en quienes se analizó la altura, peso y grosor de los pliegues cutáneos, con una prevalencia de retraso en el crecimiento de hasta 50 por ciento, según los estándares de la OMS.

 

La estatura y la cultura

En el trabajo, se encontró que en el Holoceno (época que comenzó hace unos 10,000 años) en el Cercano Oriente y Europa, la estatura de las mujeres iba de 150 a 160 centímetros y entre los hombres de 160 a 170 centímetros. Desde entonces esa ha sido la estatura promedio, ya que a mediados del siglo XIX “los reclutas holandeses, suizos, alemanes, italianos y portugueses apenas alcanzaban los 165 centímetros”, escribió la investigadora.

Como la baja estatura se ha considerado que está asociada con la escasez de alimentos, enfermedades y desarrollo infantil deficiente, podría suponerse que en esa época había problemas de alimentación, pero un nuevo análisis demuestra que la relación no es tan directa.

Mumm y colaboradores en el estudio The association of weight, weight variability and socioeconomic situation among children (La asociación del peso, la variabilidad del peso y la situación socioeconómica de los niños), publicado en marzo de 2016 en European Journal of Clinical Nutrition, analizaron 833 estudios de crecimiento de 78 países, publicados entre 1920 y 2013, los autores plantean que: “Mientras las mejoras económicas y nutricionales pueden exhibir efectos sustanciales en el aumento de peso, la discrepancia entre la variación dentro de la población en altura y peso sugiere fuertemente que los aumentos de peso y altura están sujetos a diferentes regulaciones”.

También te puede interesar leer

No mires la pandemia

Por su parte, la doctora Scheffler señala que la estatura humana no depende únicamente del estado nutricional, sino también de condiciones ambientales sociales, demográficas y otras, que le permiten adaptarse a entornos naturales sociales y cambiantes.

En esas condiciones, considera que “Los humanos usan la estatura como una señal para comunicar su posición dentro de las jerarquías sociales. Poder ajustar la estatura significa poder enviar señales físicas para la comunicación social”.

La investigadora refiere que “la asociación entre la prevalencia del retraso en el crecimiento y la desnutrición crónica en poblaciones modernas e históricas es débil. Encontramos evidencia abrumadora para apoyar la visión de que el retraso en el crecimiento es la condición natural de la estatura humana, incluso en los estratos sociales ricos y bien alimentados de las sociedades urbanas y rurales feudales”.

Solo en años recientes, en algunas sociedades modernas y democráticas la estatura ha aumentado más que el promedio histórico de 165-170 centímetros para hombres y menos de 160 centímetros para mujeres. Por esta razón, concluye la investigadora, se necesitan más estudios para “comprender mejor la compleja regulación del crecimiento humano”.

@RenAnaya2

f/René Anaya Periodista Científico