Por lo general, cuando la ola de contagios y hospitalizaciones por Covid-19 disminuyen y aumentan las dosis de vacunas aplicadas, los epidemiólogos instantáneos recuerdan que el país tiene numerosos casos de mortalidad por la pandemia, que consideran culpa de la política sanitaria del actual gobierno, nunca de los anteriores.

La realidad es que la situación de México no es única, en otros países del primer mundo también hay exceso de mortandad, la cual se pretende explicar en parte por las comorbilidades (diabetes, hipertensión, obesidad, tabaquismo y padecimientos pulmonares, entre otros) y envejecimiento; además de las precarias condiciones sanitarias. Pero es probable que haya otras razones.

 

Hacer de tripas buen pulmón

Esa explicación sobre los factores de las altas tasas de mortalidad puede parecer satisfactoria para países como el nuestro y otros de Centro y Sudamérica, que padecen crónicamente un mal servicio de salud y pésimas condiciones sanitarias; incluso en los Estados Unidos, por la gran desigualdad social que existe entre los diferentes grupos de poblaciones, podría aceptarse esa hipótesis.

Pero cuando se observa que Italia y España también tienen gran mortandad y, en cambio, Alemania y el norte de Europa registran tasas de mortalidad bajas por Covid-19. Estas disparidades han intrigado a investigadores que consideran que los factores socioeconómicos no son la única causa de la mortalidad por Covid-19.

También se ha planteado que las diferencias en el genoma y la exposición previa a una variedad de coronavirus menos virulenta podrían explicar en parte esas diferencias. Pero hay otras investigaciones que apuntan a la microbiota intestinal, la cual es la comunidad de microorganismos, principalmente bacterias, que viven en el intestino y las funciones que cumplen.

En el trabajo Intestinal Collinsella may mitigate infection and exacerbation of COVID-19 by producing ursodeoxycholate (La Collinsella intestinal puede mitigar la infección y la exacerbación de la COVID-19 al producir ursodesoxicolato), publicado el 23 de noviembre pasado en la revista PlosOne, Masaaki Hirayama y colaboradores plantean que la microbiota intestinal puede estar implicada en el curso patológico del virus SARS-CoV-2.

Los investigadores se basan en cuatro cuestiones: la enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC) y las enfermedades inflamatorias del intestino son similares en su epidemiología, manifestaciones clínicas y patologías inflamatorias, las cuales pueden ser causadas por la disbiosis intestinal (desequilibrio de la microbiota); la microbiota intestinal regula el sistema inmunitario; los ratones sin microbiota no eliminan los gérmenes patógenos en los pulmones; la eliminación de bacterias intestinales sensibles a la neomicina en ratones, aumenta la posibilidad de sufrir influenza.

 

La microbiota en Covid-19

Ante este panorama, el investigador Hirayama, de la Universidad de Nagoya, Japón, y colaboradores, analizaron la microbiota intestinal de 953 personas sanas de ciudades de diez países: Daegu, Corea del Sur; Nagoya, Japón; Helsinki, Finlandia; Toronto, Canadá; Kassel, Alemania; Ciudad de México, México; Birmingham, Estados Unidos; Roma, Italia; Londres, Reino Unido; y Leuven, Bélgica.

En su análisis descubrieron que la abundancia del género bacteriano Collinsella proporciona más protección contra Covid-19 grave. Asimismo, observaron que el ácido biliar secundario ursodesoxicólico (UDCA), se encuentra en gran número en las personas mejor protegidas contra Covid-19. Se conoce que Collinsella es esencial para producir UDCA y otros ácidos biliares.

La función de UDCA es esencial para proteger de la infección por SARS-CoV-2 porque bloquea la entrada del virus a las células; reduce la inflamación ya que suprime las citocinas (proteínas) proinflamatorias que producen una respuesta inmune inespecífica. En Covid-19 puede haber una reacción exagerada (tormenta de citocinas) que causa insuficiencia respiratoria.

“Por lo tanto, se espera que UDCA evite la unión de SARS-CoV-2 a ACE2 [angiotensina 2 que permite el paso del virus a la célula] y mejore Covid-19 al suprimir las citocinas proinflamatorias y mitigar el ARDS [Síndrome de Distrés Respiratorio Agudo]”, apuntan los investigadores, aunque advierten que se requieren estudios prospectivos y retrospectivos para confirmar la protección del género Collinsella contra Covid-19.

En el estudio se observó que a mayor cantidad de Collinsella, menor tasa de mortalidad por millón de personas. En el análisis, los países se ordenaron por cantidad de Collinsella en la microbiota intestinal, que se correspondió con la tasa de mortalidad por millón de habitantes: Corea del Sur (29.0 mortalidad); Japón (52.2); Finlandia (126.9); Canadá (554.1); Alemania (752.1); México (1,306.4); Estados Unidos (1,429.6); Italia (1,521.7); Reino Unido (1,680.3); Bélgica (1,852.7).

Así que no todo es culpa de los gobiernos, ya que la composición de la microbiota intestinal se debe a factores ajenos a la política contra la pandemia.

@RenAnaya2

f/René Anaya Periodista Científico