Mientras la mayoría de los mexicanos apenas llegamos a la quincena, el 1 por ciento tiene el 90 por ciento de las riquezas, las cuales muestran con un modo de vida extravagante, por ejemplo, las ventas de artículos de lujo superan los 60 mil millones de pesos, equivalente a 345 millones de salarios mínimos. Hemos vivido la mayor concentración y distribución inequitativa de la riqueza de todos los tiempos.

En México, muchos trabajadores ganan mensualmente 5 mil pesos para mantener a familias de hasta 4 personas, mientras que los empresarios más ricos del país acumulan una fortuna en conjunto que equivale a más de 170 mil millones de dólares; lo que representa aproximadamente el 15 por ciento del PIB del país. Otro dato interesante es que los millonarios mexicanos tuvieron un aumento en sus fortunas superior al 20 por ciento, mientras que la mayoría de las familias disminuyeron en 5.8 por ciento sus ingresos.

Este régimen de explotación tomó muchas formas, como por ejemplo la subcontratación o el outsourcing; un sistema de trabajo en el que las empresas no adquieren responsabilidades de seguridad social con sus empleados, negándoles derechos básicos como el acceso a la salud y créditos para la adquisición de viviendas, por mencionar los más importantes.

Otra forma de explotación se realizó mediante la condonación de impuestos a las grandes empresas, mientras que los ciudadanos normales, quienes viven al día, continúan pagando cada vez más impuestos sin ningún tipo de condonación. Todo esto se hizo en complicidad con una clase política de la que muchos forman parte y otros fueron omisos.

Esto no es abstracto, en México se han favorecido ciertos segmentos; por ejemplo, la venta de Banamex sin impuestos les generó ahorros por más de 3 mil millones de dólares, que equivalen a 150 millones de becas para niñas y niños; o el FOBAPROA que en un inició costó cerca de 110 mil millones de pesos y que equivaldría a 29 millones de pensiones para adultos de la tercera edad. Esto es, se socializaron las pérdidas y se privatizaron las ganancias, el mercado se puso por arriba del dolor humano.

Creo que todos estarán de acuerdo en que es de la mayor conveniencia la transformación de la vida pública del país y poner como prioridad a las personas, en particular, a quien más lo necesitan.

Esta transformación de la vida pública es una de las mayores prioridades nacionales, sin embargo, en las últimas semanas, la agenda pública ha estado dominada por diversos temas como la relación con los medios que han generado mucha polémica, sin embargo, lo más importante, lo estructural, es la transformación del país. La historia definirá al final del día qué es lo anecdótico y qué es lo trascendente.

 @LuisH_Fernandez