Una de las fiestas cívicas que más me gusta es el día de la bandera. Aparentemente el país está dividido, pero yo no lo pienso así. Creo que hay símbolos que nos cobijan a todos, uno de ellos, nuestra bandera. Van estas líneas, en conmemoración de uno más de sus aniversarios.
Sabemos lo que nuestra bandera significa. También sabemos que dependerá del pueblo de México y de los poderes de la Unión, que continúe así, ondeando en todo lo alto en las plazas de nuestro país, como símbolo de soberanía y de libertad.
La bandera nos ha unido en los momentos más difíciles que forjaron nuestra Patria. Hoy más que nunca, México necesita estar unido. Esta unidad no sólo debe ser un propósito discursivo, sino sustentarse en el diseño de un proyecto y en la suma de voluntades, para la construcción de un futuro mejor para todos los que sentimos en el corazón lo que representa nuestra bandera.
¿Unidos en qué?
Unidos en la lucha contra la pobreza y la desigualdad, que padecen la mayoría de la población. Unidos en la construcción de un futuro mejor para niñas, niños, adolescentes y adultos mayores y para garantizar la igualdad plena entre hombres y mujeres. Unidos para lograr el desarrollo, el crecimiento económico y alcanzar el bienestar que, desde hace décadas, se ha postergado a millones de familias, a través de la creación de más empleos y de un salario digno, tal y como lo establece la Constitución.
Unidos en contra de la violencia y en el respeto de los derechos humanos; en el combate a la corrupción, a la impunidad y a la delincuencia que tanto han dañado la credibilidad de nuestras instituciones y la vida y patrimonio de nuestra sociedad. Unidos para consolidar la democracia y para que ésta, se traduzca en beneficios para la sociedad. Unidos en torno al dolor y a la pérdida que padecen las victimas de la violencia y del crimen.
Nuestra bandera es un símbolo que requiere una profunda reflexión sobre aquello que debe cambiar en México para fortalecer la cohesión social, dignificar el ejercicio de la vida publica y avanzar en las tareas que hoy están pendientes como el combate a la corrupción, el fortalecimiento de la trasparencia de los fondos públicos y la defensa de los derechos políticos, económicos y sociales de la población.
La bandera se honra con justicia y solidaridad. Honrar a nuestra bandera requiere una visión de futuro y esperanza. Tenemos que actuar con decisión. No son momentos para vacilaciones, cálculos políticos o intereses particulares. Elevemos la mirada, seamos conscientes del momento interno e internacional por el cual atravesamos y nos percataremos de la realidad:
La situación de nuestro país reclama del concurso de poderes y sociedad, para superar la complicada situación por la que atraviesa.
Corresponde al Ejecutivo ejercer el gobierno a favor de la sociedad; al Poder Judicial toca impartir justicia, para que en nuestro país imperen las leyes; el Congreso tiene la alta tarea de hacer la buena ley que garantice los derechos y libertades del pueblo de México. Eso pienso yo cuando veo nuestra bandera, ¿usted que opina?