Conflicto tras conflicto y los dirigentes mundiales repiten los mismos errores. No hay manera de vivir en paz. La crisis que amenaza a Ucrania desde hace varias semanas, y la posibilidad que Rusia la invada militarmente —por las razones válidas e inválidas que esgrima Moscú—, con la obligada reacción de Estados Unidos de América (EUA) y los aliados occidentales de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), que también blanden sus interesadas razones, tienen al mundo de punta. Conforme pasan los días, se generaliza el temor de una indeseable Tercera Guerra Mundial. Abundan los pesimistas, pero también hay optimistas que descartan de antemano esa posibilidad. Más vale.

Crisis van y crisis vienen. Al paso del tiempo, los aniversarios se acumulan. Hace 50 años, el 21 de febrero de 1972, la visita de Richard Milhous Nixon —el 37o presidente estadounidense—, a la República Popular China fue otro paso histórico para normalizar formalmente las relaciones entre la Unión Americana y China. Esa gira forjó los lazos los dos grandes países, y cimentó el camino para un nuevo orden mundial. Hace medio siglo tuvo lugar ese encuentro y el futuro del mundo sigue siendo incierto.

En las casi ocho décadas que han transcurrido desde el fin de la Segunda Guerra Mundial han sucedido docenas de encuentros bélicos en el planeta. Pero si Rusia invade Ucrania en los próximos días, el resultado de esta acción será muy diferente a lo sucedido en ocasiones anteriores. Hay muchas señales de que el mundo podrá entrar en una alarmante nueva era en la que el autoritarismo marcará la pauta.

Específicamente, porque Vladimir Putin y su círculo más allegado están seguros de que las democracias liberales están en declive, creencia que comparten tanto el líder chino Xi Jinping y sus principales colaboradores. En tales circunstancias es difícil hacer afirmaciones sobre el futuro de la crisis en Ucrania, aunque la mayoría de los analistas coinciden en que el problema se acerca a un punto de inflexión tras semanas de alerta máxima ante un inminente ataque ruso en la frontera con su vecino, donde ya se encuentran aproximadamente 190,000 soldados, de acuerdo a la inteligencia del Pentágono estadounidense, amén que el 75% de las tropas convencionales ya desplegadas listas para atacar.

En la víspera dominical del festivo por el Día del Presidente, en la Casa Blanca Joe Biden convocó al Consejo de Seguridad Nacional para tratar, de urgencia, la situación ucraniana. Así, ni la Unión Americana ni los aliados de la OTAN han perdido las esperanzas de cortar las tensiones internacionales por medio de la diplomacia, aunque  también hay asegurado desde el mes de enero último que están listos para poner en práctica “severas y rápidas sanciones” contra la Federación de Rusia si decide invadir Ucrania. En la reunión con Biden estuvo presente el jefe del Estado Mayor Conjunto, general Mark Milley, así como los secretarios de Defensa, Lloyd Austin, la del Tesoro, Janet Yellen, de Estado, Antony Blinken, de Seguridad Nacional, Alejandro Mayorkas, de Energía, Jennifer Granholm, el Procurador de Justicia, Merrick Garland, y el asesor de Seguridad Nacional, Jake Sullivan, entre otros funcionarios. ES decir, la plana mayor del gobierno estadounidense.

La inesperada sesión del grupo de seguridad del Tío Sam se efectuó después de que dos funcionarios cercanos a los servicios de inteligencia de EUA filtraron a la Cable News Network (CNN), canal de televisión por suscripción estadounidense de noticias, y a otros medios de comunicación que los comandantes rusos tácticos en el teatro de operaciones habían recibido órdenes de atacar, aunque no se especificó el momento preciso.

Debido al estado de urgencia que vive los interesados en el conflicto, se informó que el presidente Joe Biden canceló un vuelo del Air Force One a Delaware para permanecer en Washington y atender cualquier contingencia, o trasladarse para una reunión con Vladimir Putin donde sea, cuando sea sin mayor retraso.

A su vez, la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa (OSCE) reportó 975 violaciones del cese al fuego en la región de Lugansk, el viernes 18 de febrero, y 591 en la región de Donetsk, en medio de la permanencia de las tropas rusas en Bielorrusia, a pesar de que debieron haber terminado los ejercicios militares conjuntos.

Como parte de una serie de apariciones en programas de televisión dominicales, el jefe de la diplomacia estadounidense, Antony Blinken dijo: “Ahora están justificando la continuación de los ejercicios militares que informaron terminarían ahora, la continuación indefinida de esos ejercicios, entre comillas, sobre la situación en el Este de Ucrania, una situación que crearon al continuar aumentando las tensiones”.

Antony Blinken confirmó que el presidente ruso Putin tomó la decisión de atacar, pero reiteró que Biden mantiene su disposición de reunirse a cualquier hora con el jefe del Kremlin. “Creemos que Vladimir Putin —agregó Blinken—, ha tomado la decisión, pero hasta que los tanques estén rodando y los aviones vuelen, aprovecharemos cada oportunidad y cada minuto que tengamos para ver si la diplomacia aún puede disuadir al presidente ruso de llevar esto adelante”.

En este marco, la administración Biden rechazó la exigencia hecha la víspera durante la Conferencia de Seguridad de Múnich, por el presidente de Ucrania Volodimir Zelensky, en el sentido de que EUA debería dar a conocer en detalle las sanciones que impondría a Rusia, en caso de una invasión y aplicarlas de manera preventiva.

A lo que el secretario de Estado Blinken, aclaró: “El propósito de las sanciones, en primera instancia, es tratar de disuadir a Rusia de ir a la guerra. Tan pronto como las activas, ese  elemento disuasorio desaparece. Y hasta el último minuto, siempre que  podamos intentar traer un efecto disuasorio a esto, vamos a intentar hacerlo”.

Por su parte, Vladimir Putin reforzó el diálogo con sus contrapartes para garantizar un alto alto el fuego en Donbás tras acusar el incumplimiento del Acuerdo de Minsk. Estas información se dio a conocer después del encuentro entre los mandatarios de Francia, Emmanuel Macron, de Ucrania, Volodimir Zelenski, y de Rusia, Vladimir Putin. En estas pláticas el mandatario francés marcó la pauta al pactar una cumbre entre Biden y Putin para dialogar sobre la seguridad y estabilidad regional, una vez que el Kremlin no concrete la invasión.

En este esfuerzo, Putin y Macron buscaron que el Grupo de Contacto Trilateral se reuniera el lunes 21 de febrero “con el objetivo de obtener de todas las partes implicadas un compromiso de alto el fuego en la región de Dombás”. La conversación telefónica entre el ruso y el francés duró una hora y 45 minutos, en la que se subrayó la necesidad de “privilegiar una solución diplomática a la crisis actual”.

Asimismo, aunque Rusia y Bielorrusia tomaron la decisión de extender el tiempo de inspección de sus fuerzas conjuntas, más allá del domingo 20, cuando estaba previsto el fin de los ejercicios militares “Determinación Aliada 2022 en Bielorrusia”, Putin aseguró a Macrón que retirará sus tropas de esa zona en cuanto acaben las maniobras.

Por separado, otros gobiernos comprometidos en resolver el conflicto, indican que contrario a una reubicación de tropas, casi la mitad de efectivos se ubica en posición de combate en la frontera, donde ya hubo enfrentamientos por lo que los separatistas y el ejército ucraniano cruzan acusaciones.

A semejanza de advertencias previas, el Kremlin desmintió la versión precedente al señalar que únicamente se busca distorsionar la crisis, fomentada por medio de una “histeria mediática”. El vocero ruso, Dmitry Peskov, lamentó que se recurra a esas acciones, en tanto que el embajador de la Federación de Rusia en Washington, Anatoli Antónov, recriminó rumores que únicamente alteran la realidad para dejar mal parado a Rusia. Y, la portavoz de Exteriores rusa, María Zajarova, ironizó al indicar que antes ya se ha dado fecha de posibles ataques. Incluso se burló de que a EUA le ganó Alemania al publicar un “plan de acción”.

En suma, los servicios de inteligencia estadounidenses han alertado durante varios días contar con todos los indicios de que “Rusia podría lanzar un ataque contra Ucrania en cualquier momento”, ya no solo en la frontera ucraniana con el apoyo de prorrusos, sino alcanzando una “gran invasión”, para lo cual el presidente ruso tendría el 75% del despliegue necesario listo desde enero.

Como telón de fondo, el Consejo de Seguridad Nacional al que nos referimos en líneas anteriores, presidido por Joe Biden, coincidía con el fin de la Conferencia de Seguridad de Múnich, que a su vez culminaba en la ciudad alemana con el conflicto armado entre Rusia y Ucrania. Los principales dirigentes europeos, junto con EUA y el resto de la Alianza Atlántica, participaron en el encuentro con la notoria ausencia de Rusia. Entre otras medidas, Bruselas anunció estar preparada para un corte de suministro de gas si Rusia invade Ucrania.

En su esperado discurso en Alemania, la vicepresidenta Kamala Harris prometió una respuesta “rápida, severa y unida” si Rusia invade Ucrania. Harris se reunió al margen de la Conferencia de SEguridad en Múnich, con el presidente Vlodomir Zelenski, en un encuentro bilateral.

Bajo las advertencias de mandatarios europeos como el canciller alemán, que mostró su preocupación al reconocer que “una guerra amenaza de nuevo a Europa”, otros temas relevantes como la pandemia del COVID19 y sus devastadores efectos sanitarios y económicos, así como la lucha contra el cambio climático, quedaron relevados a un segundo plano en Múnich.

Para que nadie deje de preocuparse por el conflicto ucraniano-ruso, EUA y la Gran Bretaña hace pocos días trasladaron a Polonia 1,700 y 350 soldados respectivamente. Posteriormente, el Pentágono informó del traslado también a Polonia de 3,000 militares adicionales. Y, en un tuit, el ministro de Defensa Mariusz Blaszezak, dio cuenta que “durante el fin de semana, los soldados de la 18 división mecanizada (del ejército polaco) comenzaron un ejercicio conjunto en el sureste de Polonia con los soldados estadounidenses de la 82 división aerotransportada”. Y, como despedida, imágenes de satélite muestran lo que podrían ser nuevos despliegues de tropas rusas cerca de la frontera con Ucrania, de acuerdo a la empresa estadounidense Maxar.

La crisis de Ucrania, no se resolverá en pocos días. VALE.