En el día 27 de la guerra entre Rusia y Ucrania las esperanzas de llegar a un cese el fuego generalizado suman menos que cero. Las “pláticas de paz” aunque no han cesado, tampoco alcanzan avances sustanciales. Los optimistas que apostaron por el nacimiento de un mundo nuevo, muy rápido han caído en el pesimismo. El mundo de las “relaciones pacíficas” es otra utopía que supera las antiguas. Lo cierto es la invasión de Rusia a Ucrania, con la perspectiva de que otros países, colindantes o lejanos, se impliquen en la contienda. Aunque dirigentes de las grandes potencias tratan de evitar un Armagedón nuclear, Occidente se mueve con la velocidad de una tortuga —dicen que eso es lo prudente—, y las sanciones económicas sin precedente parecen que no reditúan como se esperaba, mientras que se prevé inminente una fuerte crisis energética y alimentaria. Nadie sabe realmente los alcances que pueda alcanzar el conflicto ruso ucraniano.

¿Y el culpable?, o ¿los culpables? Todo depende quien vea el vaso medio lleno, o medio vacío. A la hora de la verdad, ¿de qué bando somos? O a la manera del flamante constructor de aeropuertos “rápidos”, ¿estás conmigo o en contra de mí? “Ahí está el detalle”, rezaba el inventor del cantinfleo.

Mientras las autoridades de Ucrania rechazan —con la desesperación de sentirse abandonados por los que podrían darles no solo la mano sino los elementos para defenderse del poderoso oso ruso que no ve la hora de imponer su garra en el país invadido— la exigencia de Moscú de que sus exangües tropas en Mariúpol depongan las armas, la Oficina de Derechos Humanos de Naciones Unidas informó que alrededor de 945 civiles han muerto a consecuencias de los bombardeos rusos, así como decenas de soldados y 1,496 heridos, tras 25 días de invasión. La ONU dio cuenta que el número de defunciones podría ser mucho mayor a lo informado oficialmente. Antonio Vitorino, director general de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM), declaró: “La escalada del sufrimiento humano y del desplazamiento forzoso debido a la guerra supera con creces cualquier previsión de los peores casos”. Cabe decir que las estadísticas internacionales tampoco son dogma de fe, como tampoco lo son las que proporciona Ucrania y Moscú. Todo es incierto.

Mariúpol, la urbe sureña y puerto en el mar de Azov, es una ciudad mártir, que ha sufrido tres semanas de bombardeos rusos. El gobierno local y los voceros de las capitales occidentales han calificado el asedio como un brutal crimen de guerra. Aunque también hay gobiernos y medios de comunicación que brindan su apoyo a la “operación militar” ordenada por Vladimir Putin. En la viña del Señor hay cabida para todos. Además, el presidente Volodimir Zelenski, en una entrevista con la prensa local,  respecto a la posibilidad de poner fin al conflicto, aclaró que cualquier “compromiso” en esas negociaciones, será sometido a referéndum en el país. Y precisó que su país no puede aceptar el ultimátum rusos de entregar la estratégica ciudad de Mariupul, porque para ello las fuerzas rusas tendrían que destruir al pueblo ucraniano.

La ofensiva se ha agudizado en Kiev, aparte de los sitios bombardeados por el Ejército de la Federación de Rusia, ahora también lanzan bombas sobre centros comerciales. Por ejemplo, en el populoso distrito de Podil,  reducido a ruinas humeantes tras un ataque con morteros, murieron ocho personas. Por tan catastrófica situación, el alcalde de la capital ucraniana, el antiguo boxeador Vitali Klitschko, decretó un nuevo toque de queda que concluiría el miércoles 23 de marzo.

Día tras día, las acusaciones contra las fuerzas armadas rusas crecen en el bando ucraniano, y en el resto del mundo, excepto China, que hasta el momento ha permanecido muda ante la invasión rusa. Así, Kiev denunció a los soldados de Putin de bombardear una planta química en el nordeste ucranio, originando una nube tóxica de amoniaco, y de atacar una base de adiestramiento militar al oeste del país con misiles de crucero.

Por su parte, Josep Borrell, el alto representante de la Unión Europea (UE) para Asuntos Exteriores, sostuvo que Rusia está cometiendo ‘muchos crímenes de guerra’ en Ucrania y tildó lo que ocurre en Mariúpol, al sureste del país, como un ‘masivo crimen de guerra’. Asimismo, la UE aprobó el lunes 21 de marzo otras estrategias, una de las cuales es la creación de una fuerza militar de alrededor de cinco mil efectivos, y un incremento del gasto militar para poder realizar por si sola intervenciones militar desde ahora hasta 2025. La Unión utilizará los Grupos Tácticos creados en 2007 para constituir esta fuerza de reacción.

Y, el propio jefe de la diplomacia europea, en una reunión de cancilleres y secretarios de Defensa del bloque, explicó que esta “no es la respuesta a la guerra en Ucrania”…”Cuando empezamos a trabajar no podíamos imaginar que al último momento de la aprobación la situación estaría tan mal y que Europa enfrentaría un reto tan grande”.

La agencia AFP tuvo acceso al documento elaborado para dicha reunión en el que se advierte que “la UE está insuficientemente equipada para hacer frente a las amenazas y desafíos actuales”.

En fin, esta fuerza militar se integrará por elementos terrestres, aéreos y marítimos y contará con medios de transporte que le permitan llevar a cabo intervenciones de salvamento y evacuación de ciudadanos europeos atrapados en conflicto. Estos compromisos militares se abordarían con el presidente de EUA, Joe Biden, el jueves 24 de marzo durante una cumbre extraordinaria de la Organización del Tratado del Atlántico del Norte (OTAN), en Bruselas, sede de la UE, dedicada a tratar las consecuencias de la guerra en Ucrania para la seguridad en Europa. Esta cumbre tendrá lugar antes de la que desarrollará la UE con China el 1 de abril próximo.

En tales circunstancias, es posible que la presencia del mandatario estadounidense en la capital belga deje de lado, temporalmente, otra disputa interna de la UE sobre cómo hacer frente al aumento de los precios de los energéticos (crudo y gas), asuntos que tienen relevancia en el proceso bélico ruso-ucraniano del momento. Esta posibilidad  puede incluir un debate sobre los mensajes que envíen los líderes europeos y Biden a Pekín, sobre todo después de que el inquilino de la Casa Blanca tuvo una llamada telefónica de dos horas con Xi Jinping el viernes último.

En caso de que dicha reunión realmente se lleve a cabo, ésta sería la primera no solo desde que comenzó la invasión, sino también después de un periodo en el que casi desaparecieron las relaciones desde que en 2021 Pekín incluyó en su “lista negra” a varios miembros del Parlamento Europeo después de las sanciones del bloque relacionadas con Xinjiang.

La atención de los occidentales se centra ahora en cómo Pekín aborda la ofensiva de Moscú. La UE no se ilusiona de que la potencia china se alinee con ella, y no la amenazará, según dijo un funcionario de altos nivel de la Unión, pero sí insistirá para que se abstenga de apoyar Rusia. La fuente citada dijo: “Tienen que tomar una decisión…China debe pensarlo muy bien. Le conviene tomar cierta distancia de Rusia”.

De acuerdo con el proyecto de conclusiones de la cumbre, los dirigentes de la UE estarán de acuerdo en que el aumento de los precios —32% interanual en febrero, lo que elevó la tasa de inflación general a 5.9%—, en que el aumento de las tarifas no hace sino subrayar la necesidad de que la UE deje de depender del gas y del petróleo rusos lo antes posible. Es probable, entonces, que un número elevado de Estados miembros del norte de la Unión se oponga a cualquier intervención significativa en el funcionamiento de los mercados de energía.

En la reunión de ministros de Relaciones Exteriores y de Defensa se espera que se aprueben más fondos para dotar de armamento a Ucrania y a un complemento de la ayuda macro financiera para la vecina Moldavia, uno de los países más pobres del continente que se ha visto abrumada por los cientos de miles de refugiados que huyen de la invasión rusa.

Por su parte, Ucrania recibiría otros 500 millones de euros para fines de defensa, que complementarán los 450 millones de euros en ayuda letal y los 50 millones de ayuda no letal aprobados en febrero. Además de la ayuda financiera, Moldavia también recibirá apoyo de la agencia fronteriza de la Unión Europea Frontex y de varios Estados miembros para reubicar algunos de los refugiados ucranianos.

En otro sentido, falsas acusaciones de Moscú de que Ucrania tiene armas biológicas y químicas, sugieren que el presidente Vladimir Putin considera emplearlas en su invasión al país eslavo, según dijo Joe Biden, sin presentar evidencias, antes de de su viaje a Europa. El hombre de la Casa Blanca remarcó: “Putin está contra la pared y ahora aborda otros asuntos, como la afirmación de que EUA tiene armas biológicas y químicas en Europa, lo cual simplemente no es cierto”. Afirmaciones que no tuvieron respuesta, por lo menos, en la embajada rusa en Washington.

En antelación a la reunión extraordinaria de la OTAN, usando todas las herramientas diplomáticas, Biden telefónicamente hizo patente los puntos de vista del Tío Sam con los líderes de Francia, Emmanuel Macron, en plena campaña para la reelección; de Alemania, Olaf Scholz; de Italia, Mario Draghi; y de Reino Unido, Boris Johnson, sobre las “brutales tácticas” de las fuerzas rusas en Ucrania, incluidos los bombardeos contra civiles.

Dentro de la amplísima información publicada por todos los medios de comunicación en el mundo, el sábado 19 del presente me llamó la atención un breve análisis titulado “Sin estatus neutral”, firmado por William Pomeranz (director en funciones del Instituto Kennan del Wilson Center, del Instituto Smithsonisano de Washington, D.C. EUA), sobre la guerra en Ucrania. Por su brevedad, cito dicho análisis publicado por el periódico español La Razón: ¿Aceptará China mediar en la guerra? ¿Por qué Pekín es tan reacia a desempeñar un papel clave?

– Creo que es demasiado tarde para que China entre como mediadora, ya que ha apoyado implícitamente a Rusia desde el principio. Tampoco está claro que Pekín busque realmente ese papel. El consenso predominante es que el gobierno de Xi Jinping no quiere verse arrastrado a esta guerra por una serie de razones, entre ellas la posible ruptura de las relaciones entre EUA y China.

– El presidente ucraniano, Volodimir Zelenski, asegura que la posición de Moscú es ahora más realista. Rusia propuso un modelo neutral para Ucrania como el de Austria y Suecia. ¿Sería una ventana abierta para terminar la guerra?

– A pesar de los informes, no está claro que Zelenski apoye una Ucrania neutral. Además, a la luz del sacrificio que han hecho (y siguen haciendo) los ucranianos, no está claro que el presidente Zelenski pueda convencer al pueblo ucranio de que acepte una Ucrania neutral, y que Rusia se atenga a los términos de cualquier acuerdo mutuo.

– ¿Es posible establecer para Ucrania un estatus similar al de Finlandia?

– Creo que después de esta guerra no provocada, la agresión ilegal y el ataque indiscriminado a civiles, es poco probable que Ucrania acepte un estatus neutral.

– ¿Qué probabilidades hay de que Ucrania sea dividida por Vladimir Putin al final de la guerra?

– Puede que ese sea el plan del presidente ruso, pero lo más probable es que Ucrania se embarque en una insurgencia que atraparía a Rusia durante décadas. Cualquier gobierno títere establecido en partes de Ucrania tampoco tendría legitimidad y requeriría que Moscú ocupara partes importantes del país con botas sobre el terreno. A la luz de la actuación del Ejército ruso hasta la fecha, esta será una tarea de enormes proporciones”.

Al paso de los días, el presidente Zelenski se ha convertido en la gran figura nacional de Ucrania. Sus declaraciones y sus reclamos a los países de la OTAN y de otras latitudes motivan simpatías, aunque Moscú le sigue los pasos escrupulosamente. Así por ejemplo, el domingo 20 evocó la Segunda Guerra Mundial y el horror del Holocausto para reclamar apoyo más firme de Israel a Ucrania y evitar la “solución final “ de Rusia, en un discurso por videoconferencia ante la Kneset (Parlamento israelí. “Escuchen lo que dice el Kremlin, son las mismas palabras, la misma terminología que los nazis usaron contra ustedes. Es una tragedia”, apeló el abogado, comediante de origen judío que se convirtió en mandatario de su patria, ante 112 parlamentarios de los 120 que integran la Kneset.

El mandatario ucranio reclamó a los parlamentarios israelíes que exijan a su Gobierno acciones más contundentes, como prestar asistencia militar a Ucrania, incluyendo municiones y el eficaz sistema antimisiles Cúpula de Hierro, e imponer sanciones contra Rusia. Una vez más, David pide ayuda para enfrentar al Goliat abusivo que declara guerras por su prepotencia militar.  Y hay quienes se “ofenden” porque el mundo donde existe la democracia —con defectos pero democracia al fin y al cabo—, no quiere llegar a la tercera guerra mundial, sin dejar que impere la hegemonía rusa, los caprichos de Vladimir Putin. Caprichos, caprichos. Ni duda, la moda es la 4T. Me canso ganso. VALE.