Los Universitarios hablan es un espacio abierto a la comunidad estudiantil, la que cursa la licenciatura en las instituciones de educación superior; inicialmente las que funcionan en la Ciudad de México. Pretende ser un espacio en el que los universitarios opinen libre y responsablemente sobre temas de actualidad.

En esta entrega participan estudiantes y catedráticos de la Escuela Libre de Derecho y del Departamento de Derecho de la Universidad Autónoma Metropolitana. Dan su visión respecto de un tema específico y actual: el día internacional de la mujer. En ella hay mucho censurable y quienes participan en esta sección lo hacen notar.

Elisur Arteaga Nava

 

Los derechos de las mujeres no se reclaman tibiamente

Por Sergio Charbel Olvera Rangel

 

Hoy las mujeres reclaman el reconocimiento y efectividad de sus derechos. Algunos se les han reconocido, pero carecen de eficacia; otros se les siguen negado. Los reclamos son justos y necesarios ante las sociedades que las han invisibilizado y considerado dóciles y serviciales.

Sus reclamos son fuertes y contundentes. No hay marcha atrás en su lucha; es impensable la regresividad. Han avanzado y obtenido logros, no es suficiente. Se requiere mover el fondo, arrancar los cimientos podridos y volver a construir. El camino para la recomposición social está abierto: es la lucha constante por sus derechos.

Las mujeres luchan por su vida, igualdad, libertad, derechos humanos básicos que se pensaría que ya los tienen y gozan de ellos. No es así. Hoy en día luchan por lo básico. Necesitamos que eso cambie, pero todavía muchos no lo entienden. Para lograr el cambio se requiere de agallas revolucionarias. No es conveniente que mendiguen sus derechos, es necesario que los hagan suyos y los ejerzan a pesar de las resistencias.

Los derechos humanos no se mendigan o se solicitan esperando una respuesta favorable. La lucha por los derechos de las mujeres es una revolución en proceso, que busca un triunfo glorioso: la plenitud en su goce y ejercicio, no menos.

Hoy “Las universitarias callan”, lo hacen como un signo de protesta; su ausencia es notable y tiene un propósito plausible. Hoy se conmemora su lucha por sus derechos. En ese proceso no están solas, muchos somos sus aliados. Cuando se logre la victoria ustedes serán las protagonistas y todos saldremos ganando ¡No se rindan!

 

Samantha Calzada Nájera

La mujer indígena: El reconocimiento pleno de sus derechos

Por Juan Carlos Landaverde Juárez

 

Antes que algo afirmo la incapacidad que tengo para pronunciarme al respecto sobre el tema de la mujer. Sin embargo, la intención es mostrar mi postura desde lo que es ser fruto de una mujer indígena.

La mujer, parte central de nuestra sociedad, tiene la autoridad de ocupar cada uno de los espacios que la misma dispone con el fin del avance humano.  No sólo es importante su papel, sino que es imprescindible.

Actualmente se propone desde la sociedad organizada el reconocimiento de las minorías; sin embargo, queda pendiente el respeto a los derechos de las mujeres originarias. ¿En verdad el derecho de toda mujer está protegido? La realidad es que no.

Dentro de un mundo globalizado donde la filosofía liberal permea todos los estratos sociales, nos hallamos personas racialmente discriminadas por nuestro origen étnico, entre ellas las mujeres indígenas. Es importante ver el tema de la mujer desde una postura de género, claro, pero es relevante evidenciar las desigualdades culturales. El tópico racial.

No es lo mismo la desigualdad de oportunidades entre mujeres indígenas y quienes poseen un nivel socioeconómico privilegiado. Aún entre mujeres se muestran barreras de clase que pretenden ser infranqueables.

Quién tiene mayor probabilidad de ejercer plenamente sus derechos es aquella o aquél que detenta el poder dentro del sistema económico imperante. Lo cual lleva a agudizar la falta de oportunidades entre quienes no se adhieren al régimen hegemónico.

Buscamos concientizar las desigualdades étnicas. Reconocemos la importancia de la mujer a nivel mundial en su concepción más amplia como un agente de cambio en todas las dimensiones societales. Es importante defender los derechos de las mujeres, incluidas las mujeres pertenecientes a grupos originarios, como lo es la tierra a la que me debo: mi madre.

 

Paulina Zenteno Morfín

8 de marzo: Hablemos de ausencia

Por Eduardo Sebastián Corral Marini

 

Este ocho de marzo, a la sección “Los Universitarios Hablan” le faltan universitarias.

Su ausencia es la crónica de un miedo anunciado: el miedo de ya no estar, el miedo de ya no escribir, el miedo de ya no ser.

Y si el vacío de esta publicación no es suficiente para evidenciar ese miedo anunciado, escriba usted en el buscador digital el nombre de cualquier mujer que conozca, seguido de la palabra “hallada”/“encontrada”. “Ausencia” será el común denominador en todos los resultados encontrados.

“¿Qué nos corresponde a nosotros en su ausencia?”, es la pregunta que se esconde entre nuestras líneas. Proponemos una respuesta de tres escalas: 1. Para empezar, apartarnos de una lucha que no entendemos. 2. Para seguir, notar el miedo que se oculta detrás del ocho de marzo. 3. Para terminar, declarar guerra sin cuartel a nuestro machismo natural. Advertimos al lector que el plan propuesto no conoce progresos uniformes ni finales claros. La única manera de ejecutarlo es repetirlo, escala tras escala, para siempre.

Exploradas las tres escalas propuestas, tal vez estemos listos para convertirnos en eso que llaman “machos en rehabilitación” y convertidos al fin, podremos contribuir a enderezar la civilidad mexicana, porque claro está (o debería estar): son infinitamente superiores los ciudadanos que no odian al prójimo por razones que la naturaleza decidió sin preguntar.

Hoy hablemos de ausencia. Hoy notemos el miedo. Hoy asumamos nuestro papel.