Por Eduardo Macías Garrido

El presidente de la República ha manifestado, en innumerables ocasiones, que la mejor política exterior es la interior. Desde esta perspectiva, no es raro adivinar que no le preocupe mucho lo que está sucediendo en Ucrania, le ocupa más cambiarles el nombre a los cárteles de la droga en nuestro país.

Afortunadamente, cuenta dentro de su gabinete con un político experimentado y con mucho oficio, nos referimos al canciller, al general de mil batallas, Marcelo Ebrard.

De no ser por él, el desastre podría ser mayor, entre los disparates que se dicen desde Palacio Nacional en las mañaneras, las propuestas de embajadores sin experiencia y con una dudosa reputación y, desde luego, las ocurrencias de ocasión, como proponer una “pausa” en las relaciones con España, el canciller nada más no encuentra descanso.

El canciller debe ocuparse de los problemas y amenazas que vienen desde el exterior, pero también dedicarles mucho tiempo a los misiles lanzados desde Palacio Nacional que parecieran querer distraer a la gente de los problemas internos por los que atraviesa nuestro país.

Un presidente, que durante su mandato solo ha viajado dos veces al extranjero, concretamente a Estados Unidos, la primera ocasión visitó a Donald Trump, la otra a Joe Biden. López Obrador se encuentra por voluntad propia aislado del mundo exterior, donde su único contacto o vínculo es a través de Marcelo Ebrard.

El canciller mexicano publicó en su cuenta de Twitter un mensaje en relación con el conflicto entre Rusia y Ucrania, para exponer la postura de nuestro país: “Nuestra postura ha sido en favor de la solución pacífica del conflicto, el respeto a la integridad de Ucrania y de las resoluciones de la ONU”.

De igual manera, rechazó el uso de la fuerza en el conflicto. De hecho, México planteó en la Asamblea General de la ONU el cese inmediato de las hostilidades en Ucrania, así como el establecimiento del espacio diplomático para resolver el conflicto y el inicio de la ayuda humanitaria para proteger a la población civil.

Por otra parte, el canciller y su equipo de trabajo han de estar preocupados y ocupados en la evacuación de familias mexicanas en Ucrania. Han llegado mexicanos a Rumania apoyados por nuestra embajadora en aquella nación, Olga García Guillén, para ser repatriados a México.

Otro mexicano inteligente que ha apoyado a mantener firme y clara la postura de México es el embajador Juan Ramón de la Fuente. En días pasados condenó la existencia del veto que tienen algunos países para desechar votaciones en el Consejo de Seguridad de la ONU, y que Rusia utilizará para sobreponerse a una mayoría internacional que condena la invasión a Ucrania.

Gracias a este veto que tienen los miembros permanentes del Consejo de Seguridad, no puede cumplir este organismo con su principal responsabilidad, que es mantener las paz y seguridad internacionales.

De la Fuente invocó la resolución 377 de la ONU, que sirve para superar el veto de Rusia. Consistente en que cuando el Consejo de Seguridad, por falta de unanimidad de los miembros permanentes, no ejerza su responsabilidad primordial de mantener la paz y la seguridad internacionales, la Asamblea General tomará posesión del asunto.

Que bueno que el conflicto con Ucrania se está llevando desde la cancillería y no desde Palacio Nacional.

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