El conflicto entre Ucrania y Rusia está dejando nuevas experiencias en cuanto a la manera en que se dan los enfrentamientos, pues ya no es sólo en el terreno en donde se dan las peleas, sino que éstas se libran en otros ámbitos.

Para nadie es un secreto que el ciberespacio se ha vuelto un campo más de batalla, en el cual se ataca la infraestructura básica del adversario, como puede ser la red eléctrica o ferroviaria, para afectar la capacidad de comunicaciones o de movilización de equipo.

También las sanciones económicas son parte de este conflicto, con la búsqueda de restar capacidades a una de las partes para que cese en las hostilidades, como vemos que ha sucedido en el caso de Rusia.

Y que decir de la intensa propaganda que se difunde a través de los medios y redes sociales, la cual no sólo busca minar la moral de una de las partes, sino también confundir o dar a conocer información delicada –como puede ser un error o el número de bajas– de uno de los adversarios.

Asimismo, las criptomonedas son también parte de la guerra que se libra, pues como comenta César Leo Marcus en Hispanic LA, “entre el 23 de febrero y el 7 de marzo, han entrado a Ucrania más de cincuenta millones de dólares en criptomonedas para apoyar al ejército y a los grupos activistas”.

Este tipo de monedas, ante la incertidumbre provocada por el conflicto, se han convertido en una opción para quien quiera mantener su inversión, pues como recuerda el autor citado, “Ucrania, en febrero del 2022, previendo la invasión rusa, aprobó la legalización de las criptomonedas, por esa razón actualmente ocupa el cuarto puesto mundial en tenencia de estas”.

Cómo podemos ver, la guerra se libra en otros terrenos diferentes a los tradicionales.