Con el conflicto en Ucrania y el aviso de parte del gobierno de Vladimir Putin de que sus fuerzas nucleares están en alerta, volvió el fantasma de una Tercera Guerra Mundial, pero se trata de una amenaza que no tendría ganadores y colocaría a la humanidad al borde de su extinción.

A saber, Estados Unidos y Rusia son las naciones con los mayores arsenales nucleares en el mundo, pero aunque la Unión Americana no se metiera en el actual conflicto bélico y sólo lo hiciera Europa, en esa zona del mundo hay tres naciones con potencial atómico para provocar consecuencias mundiales, pues Francia, Alemania y Gran Bretaña tienen en su poder centenares de bombas y misiles nucleares que pueden usar en cualquier momento.

La detonación de ese tipo de armas en cualquier punto del planeta, provocaría nubes radioactivas que podrían cubrir grandes extensiones de la Tierra –con el consiguiente aumento de ciertas enfermedades como algunos tipos de cáncer–, además del hecho de que si se desata una guerra en la que se disparen varias decenas de ojivas, se podría provocar un invierno nuclear que provocaría la extinción de plantas y animales, para finalmente alcanzar al ser humano.

Así, la esperanza es que la cordura termine por imponerse y una vez que el presidente de Ucrania ha declarado que su país no se unirá a la OTAN –el principal pretexto de Putin para iniciar esta escalada bélica–, se espera que se llegue a un acuerdo y el fantasma de una Tercera Guerra Mundial se aleje.