La Guerra Civil española (17 de julio de 1936-1 de abril de 1939) fue un hito en la historia no sólo de España, sino del mundo. A tal grado que muchos jóvenes idealistas originarios de 54 países del Viejo y del Nuevo Continente consideraron que “valía pena morir” luchando por la libertad en el bando republicano. Ese propósito dio pie para que se formaran las históricas Brigadas Internacionales, que sumaron entre 35 mil y 59,380 efectivos. Y sus bajas se calcularon entre nueve y diez mil voluntarios, y varios miles de heridos. Para una generación de jóvenes y otros mayores, “aquella también fue su guerra”. Aunque al final los republicanos españoles fueron derrotados, la presencia de las Brigadas Internacionales en esa lucha fratricida tuvo un gran significado en la lucha contra el fascismo.
En esencia, la GC española fue “una causa por la cual merecía jugarse la vida”. Ahora, la invasión rusa a Ucrania ha despertado un interés semejante en muchos jóvenes de más de 50 países; alrededor de 20,000 voluntarios arribaron a Ucrania en menos de doce días para unirse a la resistencia según informó el canciller Dimitro Kuleba. De acuerdo a la versión del jefe de la diplomacia ucraniana los jóvenes se han alistado en la Legión Internacional de Defensa, por medio de las “benditas” redes sociales, hecho que calificó como “sencillamente impresionante”. Asimismo, alrededor de 66,000 ucranianos regresaron del extranjero a su patria para incorporarse a las fuerzas de defensa.
Lo relevante del caso es que según el Servicio Estatal de Comunicación Especial y Protección de Información de Ucrania se aseguró que voluntarios de Estados Unidos de América (EUA), Reino Unido de la Gran Bretaña, Suecia, Lituania, India y México se han sumado a la protección de Kiev como parte de la legión internacional frente a la invasión de la Federación de Rusia. Según la agencia española EFE, jóvenes de las seis naciones señaladas se unieron a las fuerzas ucranianas para combatir a las invasoras fuerzas rusas. Situación que Dimitro Kuleba explicó como un respaldo mundial a Ucrania. Además, el periódico The Kyiv Independent subió a su cuenta de Twitter una fotografía en la que aparece un grupo de hombres que muestran sus armas, con un pie de foto que reza: estos son los primeros voluntarios de la “Legión Internacional que llegan a suelo ucraniano” procedentes de varios países incluyendo México. Por lo que se ve, hay mexicanos que no comulgan con pacifismos oficiales oportunistas, que deciden apoyar a otros pueblos víctimas del abuso del poderío militar supremacista dirigido por Vladimir Putin. No solo de citas “históricas” vive el hombre.
El lunes 7 de marzo, al concluir la tercera ronda de negociaciones de paz, ambos bandos seguían sin alcanzar un acuerdo para detener la guerra, ni siquiera para habilitar corredores humanitarios que permitan evacuar a la población civil de las ciudades sitiadas por las fuerzas rusas. No obstante, las partes, que se reunieron en territorio de Bielorrusia, dieron curso al anuncio unilateral de Moscú para iniciar operaciones humanitarias en Ucrania incluyendo a Kiev y las ciudades de Sumy, Járkov, Chernigov y Mariúpol, con el inconveniente de que esas rutas conducían a Rusia y a la propia Bielorrusia. El gobierno del presidente Volodimir Zelenski acusó al ruso de recurrir a tácticas de “asedio medieval”, y en Mariúpol, ciudad y puerto del sur de Ucrania, y uno de los lugares más asediados por las fuerzas rusas por lo pronto no da muestras de evacuación.
En las pláticas, la parte rusa pidió a la ucraniana que para detener la invasión Kiev renunciara a formar parte de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), reconocer a Crimea como territorio ruso y la independencia del Dombás. El mandatorio ucraniano rechazó este ultimatúm y pidió a su homólogo ruso, Vladimir Putin, que “salga de su burbuja y permita el “diálogo”.
En tanto, las invasoras fuerzas de la Federación continuaron atacando varios centros urbanos –causando un número indeterminado de víctimas civiles, incluyendo infantes de uno y otro sexo–, con misiles de alta capacidad destructiva; asimismo, los combates prosiguieron en varios puntos, lo que indica que por el momento no habría un cese de hostilidades general.
De acuerdo a varios analistas militares, las tropas ucranianas –permanentes y voluntarias–, cuya férrea resistencia desaceleró la invasión frustrando toda esperanza de que Moscú alcanzara rápido una victoria fácil, ha reforzado ciudades en todo el país. Así, en Kiev –la joya de la Corona–, soldados regulares y voluntarios han creado cientos de puntos de revisión, muchos con sacos de arena, llantas de todos tamaños, aisladas con rollos de alambre de púas. El alcalde de la capital, Vitali Klitschko, aseguró: “En cada casa, en cada calle y en cada punto de verificación seguiremos luchando hasta la muerte de ser necesario”. En los días de guerra transcurridos lo han demostrado. Decenas de cocinas móviles brindan alimentos a los combatientes. Con unidades de información terrestre, el presidente Zelenski –que ha sorprendido a propios y extraños como un dirigente omnipresente–, alienta a todos los grupos sociales con discursos que convocan a la defensa de la patria.
En el plano internacional, EUA y sus socios occidentales de la OTAN han optado por otro tipo de apoyo (sin envío de tropas, pero sí de material bélico), que no ha convencido por completo al gobierno de Ucrania. Está claro, como lo dijo el presidente Joe Biden en su Informe a la Nación, que no enviaría tropas al país invadido, así como tampoco lo ha hecho la Alianza Atlántica. Incluso, la Alianza rechazó las peticiones del gobierno ucranio para establecer una zona de exclusión aérea en el país, ante el “peligro” de provocar una guerra de mayor amplitud.
Respecto a la participación de Francia en el conflicto, uno de los países más importantes de la Unión Europea –sobretodo ahora que la alemana Ángela Merkel ya no es el timón decisivo de la UE–, el presidente galo, Emmanuel Macron (en plena campaña para su reelección) afirmó que no cree que se pueda negociar una “solución real” entre Moscú y Kiev para poner fin al conflicto en Ucrania “en los próximos días y semanas”, por lo que la guerra “continuará”. Y anunció: “lo peor está por venir”.
De tal suerte, desde la localidad de Poissy –casi en los suburbios de París, a 29 kilómetros de la Ciudad Luz–, en su primer día de campaña como aspirante a la reelección presidencial, Macron subrayó también que los países europeos no entrarán directamente en el conflicto porque “una guerra con Rusia sería una guerra mundial” contra una potencia con armas nucleares. Este temor es una de las cartas ocultas de Putin, que sabe que ninguna potencia con armas nucleares “declararía” la guerra directamente a ninguna otra potencia en igualdad de condiciones. En este juego soterrado de la “bomba” contra la “bomba” quizás Moscú no se atreviera a dar el paso definitivo. Pero ante la duda, los “nucleares” se chantajean unos o otros. Un juego muy peligroso.
Desde otro aspecto, en esta competencia irresponsable de fuerzas –como si de colegiales se tratara–, los miembros de la Unión Europea (UE) acordaron iniciar el largo y engorroso proceso de las solicitudes de adhesión de Ucrania, Georgia y Moldavia. Así las cosas, los países miembros invitan ahora a la Comisión Europea (CE) a presentar un dictamen sobre cada una de las solicitudes presentadas por esos países, para decidir la concesión del status de candidato. A continuación, la CC deberá expedir cada demanda por separado, en el primer paso de un largo y complejo proceso que en su final requiere el voto de los 27 estados del bloque.
Ucrania, que actualmente es invadida por Rusia, solicitó su adhesión inmediata, mediante un proceso que se denominó un “procedimiento especial” aunque tal mecanismo no está previsto en las normas de la Unión Europea. En época normal el proceso de integración de un país a la UE requiere la negociación de un plano detallado de reformas que requiere mucho tiempo, años. Aunque no siempre es igual.
Por el momento, la UE reconoce como “candidatos” los siguientes países: Albania, Macedonia del Norte, Montenegro, Serbia y Turquía. En el último caso, las negociaciones, se han alargado durante más de dos décadas; la verdad, están paralizadas desde 2016, debido más que nada, al truculento Recep Tayyip Erdogan, el presidente turco en funciones. De hecho, las negociaciones de ingreso y salida de la UE son complicadas, el Brexit lo ha puesto en evidencia sin duda. El último país en engrosar las filas de la UE fue Croacia, en 2013, aunque las negociaciones se iniciaron desde el 2005, ocho años antes. Además, la CE no tiene un plazo definido para expedir un dictamen. Para el caso de adhesión de Rumanía, que culminó en 2007, entre la presentación de la solicitud y el dictamen de la CE fueron suficientes únicamente dos años.
Mientras la guerra continúa, el martes 8, EUA, en boca del presidente Joe Biden decidió prohibir la importación de petróleo y gas de Rusia, golpe directo a la principal arteria económica del invasor de Ucrania y un redoble estratégico de la Unión Americana en la imposición de sanciones que ha tomado Occidente contra el gigante euroasiático que ha decidido jugar “a las vencidas” con EUA, la OTAN y muchos otros países. Por el momento, el Reino Unido de la Gran Bretaña secundó la medida estadounidense, pero el resto de los países aliados europeos, que dependen del petróleo y el gas rusos, rechazaron la prohibición que impone el Tío Sam.
El propio mandatario estadounidense, admitió el mismo martes, que los aliados europeos “pueden no estar en una posición de sumarse”, no obstante, advirtió que el castigo tampoco saldrá gratis a EUA, que vive la peor inflación en cuatro décadas. “Defender la libertad tiene un coste, también para nosotros”, aclaró.
El anuncio tuvo lugar tras casi dos semanas de guerra en Ucrania, con ya dos millones de refugiados ucranios e imágenes de civiles muertos que han causado la indignación en buena parte del mundo. Acuciado por este nuevo escenario bélico, la Comisión Europea ha presentado el martes 8, un plan para reducir las importaciones de gas ruso en dos tercios este año. El programa se debatirá en una cumbre en París a finales de semana en cuesto.
Biden llevaba muchos días bajo la presión de legisladores republicanos y demócratas para que adoptara una medida que golpeara el corazón de la economía rusa, que ha puesto a Europa ante una crisis inédita desde la II Guerra Mundial. Un senador demócrata, Chris Coons, resumió con estas palabras en la cadena CNN el parecer de los políticos del Congreso: “Vamos a ver aumentos de precios de la gasolina en EUA, y en Europa contemplarán subidas drásticas, pero ese es el precio que tiene ponerse del lado de la libertad y al lado del pueblo ucranio”.
Mientras tanto, Biden dio luz verde a la liberación de 30 millones de barriles de las reservas estadounidenses de petróleo con el fin de contener la escalada global de precios, y ha advertido a la industria de que no puede aprovechar la coyuntura para aplicar subidas abusivas.
Habrá que ver, al respecto, cuáles son los “otros datos” que tiene el inquilino de Palacio Nacional de México, o a ver cuál será su as bajo la manga. Aunque no le cuadre al creador de la 4T, la invasión de Rusia a Ucrania también costará a los mexicanos, sean o no “pacifistas” o que le hagan ascos al envío de armas a los valientes ucranianos. La invasión rusa al país de los ucranianos no terminará mañana. Desafortunadamente. VALE.