Nosotras (Deux, Two of us, Francia-Luxemburgo-Bélgica, 2019) de Filippo Meneghetti, con Barbara Sukowa, Martine Chevallier.
Éranse dos niñas que jugaban a las “escondidillas”. Al buscar una a la otra, detrás de un árbol, la que se oculta, misteriosamente, desaparece. Corte a: Nina y Madeleine, son dos mujeres vecinas de la tercera edad que guardan entre ellas un secreto. En el transcurso de la historia, Nina (Barbara Sukowa) tiene un sueño: rescata del lago, cercano al árbol donde una de las niñas desapareció, a una niña ahogada. También en el transcurso de la historia, Madeleine (Martine Chevallier), al ayudar a su nieto a sacar una pelota que se le ha ido al mismo lago, divisa, en el fondo, un misterioso objeto envuelto. Aparte de las tres secuencias enunciadas, la historia gira alrededor de los problemas, familiares y sociales, por los que tienen que pasar las dos mujeres, ya avanzadas de edad, para ocultar su amor pasional, cultivado en secreto por décadas. El realizador Filippo Meneghetti (1980, Roma, Italia) supo sacar provecho de la experiencia de dos grandes actrices que sobriamente mantienen la atención de la historia de principio a fin, con un triste final feliz.
Así habló el cambista (Uruguay-Argentina-Alemania, 2019) de Federico Veiroj.
Un cambista de divisas, que cobra una comisión por la actividad cambiaria, se mete en graves problemas, cuando es descubierto lavando dinero de unos diputados corruptos, sin que se entere su jefe y suegro, quien le enseñó el oficio, por lo que es metido a la cárcel. Ya aprendido el quehacer especulativo, tiene que seguir el juego de la oferta y la demanda, pasando riesgo tras riesgo, hasta que sufre dos infartos y un tercero, por la enorme presión a que lo someten sus actividades ilícitas. Lo que al comienzo parece será un Thriller, en el que vemos, en una inicial obra teatral, a Jesús entrando a Jerusalén, montado en un asno, y destruyendo puestos de cambistas a las afueras del Templo de su Padre, se convierte en una comedia de humor negro, que ocurre en la década de los 70s del siglo XX, cuando en Uruguay gobernaba una dictadura militar. El personaje principal (Humberto Brause, interpretado por Daniel Hendler) se la pasa sufriendo y sufriendo, hasta que es rescatado por un empresario brasileiro, para que siga padeciendo los pormenores del negocio en que se metió. El realizador, Federico Veiroj (24 de junio de 1972, Montevideo, Uruguay) se divierte, al recrear los éxitos y fracasos de un cambista (oficio de judíos, se diría) que se auto-enajena, pese a su moral cristiana. Él es un buen ciudadano que canta música sacra en la Iglesia y tras las rejas, con una tóxica esposa y un hijo y una hija, muy bien educaditos.
La ruleta de la fortuna y la fantasía (Guzen to sozo, Japón, 2021) de Ryusuke Hamaguchi.
Una chica descubre que su ex novio y amante quiere seducir a otra chica y acomete contra él, con todas sus celosas fuerzas, imaginando lo que va a hacer y no hace. Un joven ex estudiante convence a una joven ex condiscípula, ahora su amante y casada, para seducir y poner en evidencia a un antiguo profesor, de los dos, que ganó un premio literario, por escribir un libro en el que viene un pasaje erótico, en venganza, por haberlo rechazado, tiempo atrás, en un proyecto de trabajo. Un encuentro de dos mujeres, que resulta un mal entendido, una de ellas confunde a otra como su ex amante juvenil, conduce a que las dos consoliden una rápida amistad, lo que las lleva a practicar una representación espontánea del origen del deseo. Tres cuentos que tratan, de manera independiente, tres pasiones: los celos, la venganza y el deseo. Con abundantes diálogos y supuestos de si hubiera ocurrido o no lo pensado, lo planeado o lo confundido, Ryusuke Hamaguchi (16 de diciembre de 1978, Kawasaki, Kanagawa, Japón, realizador de Drive my Car (Japón, 2021), ganadora del Oscar 2021, como mejor película extranjera, da muestras de su sensibilidad, al tratar temas que tocan tres pasiones humanas, con una sutileza y un encanto, propios de Yasujiro Ozu, más que la crudeza de John Cassavetes. La película ganó el Oso de Plata en la Berlinale 2021.
Travesías (México, 2021) de Sergio Flores Thorija.
Una fiesta de despedida bajo el cielo, en una construcción sin terminar, con todo y foto final que recuerda más a la Última Cena de los Mendigos de Viridiana de Luis Buñuel que a la obra de Leonardo da Vice, es el preámbulo de dos historias paralelas. Una, la de una joven que decide ir a buscar a su hermano perdido (el que se despedía en la fiesta) a Estados Unidos (San Diego); otra, la de un joven que nació allá decide viajar a México (Tijuana), para conocer sus raíces étnicas y familiares. Dos historias paralelas, narradas en ultra-minimalista lenguaje de largos planos-secuencia, en los que la acción brilla por su ausencia, quizá porque Sergio Flores Thorija (1987, Ciudad de México), guionista, fotógrafo y realizador, se formó en la Film Factory, escuela fundada por Bélla Tarr, en Sarajevo, otro ultra-minimalista, teniendo como maestros a los ultra-minimalistas Carlos Reygadas, Gus Van Sant y Apichatpong Weerasethakul, seguidores de esa línea narrativa. Juan Arturo Brennan me comentó que Sergio Flores Thrija fue su alumno, criticando la película, en la que los planos-secuencia, largos y austeros, no dicen nada de nada. Quizá por ello, antes de la opinión de Brennan, le comenté al realizador que la secuencia en la que la joven que decide ir a buscar a su hermano, el cual ha sido encontrado muerto, del otro lago, tiene que prostituirse para conseguir dinero y poder viajar y que, hubiera sido más fuerte, rompiendo con el minimalismo sugerente, si ella matara a quien la obliga a hacer sexo oral (hecho que ocurre si se tiene un poco de imaginación, después del corte) lo que la obligaría a huir a Estados Unidos, por dos causas: asesinato y búsqueda de su hermano. Lo cierto es que, en su segundo largometraje, el primero fue 3 Mujeres o [Despertando de mi sueño bosnio] (3 Zene or (Waking Up From My Bosnian Dream, México, 2016), Sergio todavía no alcanza a consolidar un estilo formal propio, amén de la temática, que lo convierta en un importante realizador, por muy minimalista que sea, no olvidando que el cine es “acción”.


