Es constante que se hable de la alta aprobación de más del 60% de los mexicanos para el inquilino de Palacio Nacional, pero no dejan de ser encuestas y distan de la realidad en las urnas.

Repasemos los resultados en las boletas electorales: en 2006 obtuvo 14 millones 756 mil votos, en 2012 obtuvo 15 millones 848 mil votos, en 2018 obtuvo 30 millones 113 mil votos, en 2021 obtuvo 16 millones de votos; y en la última votación que fue la consulta sobre revocación de mandato obtuvo 15 millones 159 mil votos. Si bien una elección presidencial cuenta con mayor participación ciudadana que las elecciones intermedias y las ocurrentes consultas que Andrés realiza, es evidente que ya no cuenta con el apoyo que lo llevo a la presidencia. La clase media e incluso alta que le dio su confianza a través del voto, esta decepcionada y arrepentida de haber castigado a los partidos convencionales por sus constantes actos de corrupción dando la oportunidad y pensando que nada podía ser peor.

¡Vaya error!

Andrés solo gobierna para esos mismos 15 millones de votantes por medio de apoyos sociales, becas, condonaciones, pensiones, entre otros que se traducen en simples dádivas gubernamentales. El regreso del Estado de bienestar: que es pagado por los contribuyentes para que políticamente se mantenga esa base electoral.

Asimismo, la aplanadora de morena en el Congreso de la Unión, no lo es más. Basta con el resultado de la reforma eléctrica que evidencia la presión de los votantes por ver reflejado su voto en los legisladores y exigirles ser contrapeso y oposición a la 4T. El canal del Congreso se volvió un espacio con gran rating al pasar un millón 300 mil vistas, un grupo de twitteros le escribieron a cada diputado de la oposición para conocer si acudirían a la votación y cuál sería su postura de a favor y en contra. La ciudadanía se volvió en cabilderos y ya se sabía el resultado de la votación incluso antes de la sesión.

Que gusto da ver a los ciudadanos con el interés y cercanía en el quehacer de México; ese es el camino democrático en las decisiones públicas. Así es como se debe exigir transparencia y rendición de cuentas. Ahora queda que nosotros los ciudadanos sigamos exigiendo a la oposición y esta, siga anteponiendo a nuestro país que a sus intereses. Se necesita seguir construyendo y consolidando a “Va X México” con candidatos comunes y dejar atrás esa oposición inexistente, silenciosa y cruzada de brazos. Lo que se vivió el domingo en San Lázaro debe ser el parteaguas rumbo a las elecciones de 2024.