Aunque la atención mundial está, por todas las razones, enfocada en el desarrollo de la guerra que ventajosamente dispuso desde hace más de 50 días el presidente de la Federación Rusa, Vladimir Vladimirovich Putin, en contra de Ucrania, todavía en otras partes del planeta tienen lugar acontecimientos que vale la pena destacar, sobre todo cuando se trata de dignificar y reconocer la valía de millones de seres humanos que únicamente por el color de su piel han sido vejados, ultrajados, humillados y despreciados por otros seres humanos que insensatamente se han creído superiores a ellos por haber nacido con un pigmento distinto. Usualmente, el blanco contra el negro. El racismo es una más de las lacras que una parte de los seres humanos han inferido a los sectores menos favorecidos y que, infortunadamente, hasta la fecha, se continúa repitiendo. Larga historia que todavía no llega a su fin, incluyendo México, dígase lo que se diga. En este campo, los peores son los que ocultan su vileza con piel de oveja.
Hace muy pocos días, el jueves 7 del mes en curso, el Senado de EUA aprobó que la Corte Suprema (CS) por primera vez en su historia, de 233 años, sumara a sus filas a una jueza afroamericana (término edulcorante para llamar a las personas de raza negra), la abogada Ketanji Brown Jackson, de 51 años de edad, actual jueza federal de apelaciones, la tercera afroamericana en llegar al máximo tribunal estadounidense, años más tarde de que lo lograron dos abogados negros: Thurgood Marshall (1967-1991) y Clarencde Thomas (1991a la fecha), el primero 14 años y el segundo 30 años. La magistrada recibió 53 votos a favor, todos los demócratas y tres republicanos, y 47 en contra, obvio, de republicanos.
Mientras que en cuestiones de género Ketanji se convierte en la sexta mujer que se une al exclusivo grupo y por primera vez habrá cuatro mujeres en la Corte al mismo tiempo. La recién aprobada será el relevo del magistrado más longevo del tribunal, Stephan Breyer (de 83 años de edad, nacido el 15 de agosto de 1938, en San Francisco, California), por cierto de filiación demócrata), y asumirá la vacancia de su predecesor en el próximo verano, al cumplirse el plazo fijado por Breyer, quien suma tres décadas en el puesto y de quien durante algunos años fue su secretaria.
Cuando el presidente Joseph Robinette Biden Jr., al que todo mundo llama Joe Biden, anunció la nominación histórica de Ketanji —en cumplimiento de su promesas de campaña de poner a una mujer afroamericana en la Corte Suprema—, el antiguo vicepresidente con Barack Hussein Obama II, la consideró “una de las mentes legales más brillantes de nuestra nación”, y agregó que ella “será una juez excepcional”. Al presentar a su candidata, Biden recalcó: “Durante demasiado tiempo, nuestro Gobierno y nuestros tribunales no se han parecido a Estados Unidos…Creo que es hora de que tengamos un tribunal que refleje el talento y la grandeza de nuestra nación”.
A decir verdad, la propuesta a la Corte Suprema de tan connotada abogada no es la primera ocasión que hace historia en su carrera. En más de una década, fue la primera afroamericana en ser confirmada por la Cámara Alta como jueza de la Corte de Apelaciones, según refiere la ABC News. En dicha ocasión, la abogada Ketanji dijo: “No creo que la raza desempeñe un papel en el tipo de juez que he sido y que sería”, agregando: “Estoy haciendo una cosa determinada cuando recibo mis casos, estoy viendo los argumentos, los hechos y la ley”.
A lo largo de su historia, la Corte Suprema ha sido controlada por “blancos”, lo que propició que el presidente Biden tratara de buscar diversidad en su composición. En los 233 años de existencia, el importante tribunal estadounidense ha tenido 120 jueces, de los cuales 115 han sido personas del sexo masculino y 117 blancos. En 2022, la CS está compuesta por tres jueces demócratas y seis republicanos. La nominación de Jackson no cambiará esta repartición, pero será fuertemente simbólica y renovará a sus miembros, siendo la segunda juez más joven (51 años de edad), con temas claves como el derecho al aborto, que se decidirá en los próximos meses.
Antes de su ratificación como miembro de la CS, Ketanji Brown Jackson (née Ketanji Oyinka Brown, 14 de septiembre de 1970, Washington, D.C.), durante cuatro días se enfrentó a las agresivas preguntas de los senadores republicanos, aunque también recibió elogios de demócratas y simpatizantes. El día que se iniciaron las audiencias la jueza llegó acorazada por hombres blancos a su asiento en la mesa de testigos. En esos momentos comenzó la historia en que las mujeres ayudaron a derrocar la supremacía blanca en la Corte.
No sólo acudió acompañada de sus simpatizantes, también acudieron sus padres, Johhny y Ellery, que se sentaron, como ángeles guardianes, detrás de ella, según narró el reportero del icónico periódico de la capital estadounidense, The Washington Post. Los progenitores de la próxima jueza de la CS, pertenecieron a la generación de la comunidad negra que vivía en segregación, aunque ya pudieron estudiar para convertirse en abogado y educadora respectivamente. Padres que alcanzaron ver a su hija “haciendo historia”.
No podían faltar a tan decisivo examen su esposo, el médico Patrick Graves Jackson, con gran éxito en su campo de especialización. Graves es un cirujano egresado de la Escuela de Medicina de la Universidad de Harvard en 1995. Ketanji estudió también en Harvard. Actualmente, Graves Jackson es cirujano en la Universidad MedStar Georgetown de la capital estadounidense, y se especializa en cirugías gastrointestinales y abdominales, apendectomías y biopsias mamarias. , entre otras especialidades. Los esposos Jackson contrajeron nupcias en 1996 y tienen dos hijas, Thalía, de 21 años, y Leija, de 17.
Ketanji Brown Jackson nació y creció en una familia de clase media en Miami, Florida. De niña se apasionó por el Derecho por influencia de su padre, también jurista. En 1966 se graduó en la elitista escuela de derecho de Harvard, igual que cuatro de los actuales jueces de la CS. Sus pininos en la carrera los dio como asistente de tres jueces, entre ellos Stephen Breyer, del Tribunal Supremo de EUA. En varias ocasiones laboró en grandes gabinetes privados de Derecho y explicó, en 2017, lo difícil que es ser madre y laborar en grandes despachos, diciendo que el horario está “constantemente en conflicto con las necesidades de los hijos y tu familia”.
De 2005 a 2007 vivió una de sus experiencias más importantes: ser abogada de oficio federal. Al contrario de todos los otros jueces, es la única que tuvo este tipo de experiencias profesional, lo que le da una visión del sistema judicial del que otros jueces carecen. Durante su comparecencia ante los senadores, éstos le preguntaron por qué eligió ser abogada de oficio, a lo que contestó: “Recuerdo haber pensado muy claramente que sentía que no tenía suficiente idea de lo que realmente sucedía en los casos penales, quería entender el sistema”. Asimismo, explicó que esta experiencia le permitió percatarse de que los acusados generalmente tienen muy poco conocimiento de la ley, lo que la llevó a siempre tener cuidado en explicarles sus decisiones.
Hace nueve años, en 2013, el entonces presidente Barack Hussein Obama nombró a Katanji Brown Jackson para el puesto de jueza del Tribunal de Distrito de EUA en Columbia. Al hacerlo, el primer afroamericano en llegar a la Presidencia del Tío Sam, afirmó: “La señora Jackson se ha consolidado como una abogada del alto nivel y una dedicada servidora pública”, y agregó: “Estoy agradecido por su voluntad de ser fiel y confío en que será una voz inquebrantable para la Justicia y la Equidad en la Comisión de Sentencias”.
Seis años más tarde, en 2019, Katanji se pronunció sobre una disputa entre los demócratas de la Cámara de Representantes y la Administración del ex presidente Donald Trump, cuando los parlamentarios buscaban citar al ex consejero de la Casa Blanca, Donald (Don) F. McGahan. En aquel momento, Trump (el mandatario más mentiroso de la historia de EUA), aseguró que sus cercanos asesores estaban protegidos de declarar en el Congreso, posición que la magistrada rechazó, asegurando que los presidentes no eran “reyes”.
Días después de llegar a la Casa Blanca, en enero de 2021, Joe Biden la nombró para el Tribunal Federal de Apelaciones de Washington, considerado como la segunda instancia más importante después de la Corte Suprema. Fue confirmada con el apoyo de todos los demócratas y tres republicanos.
El lunes 4 de abril, en plena comparencia ante el Senado, Katanji Brown Jackson prometió que sería una jurista independiente que decidirá los casos “sin miedo nin favoritismo”, enfatizando su neutralidad en el tribunal”. Neutralidad, palabra clave. Y aclaró: “Sé que mi papel como jueza es limitado, que la Constitución me faculta solo para decidir casos y controversias que se presenten adecuadamente. Y sé que mi función judicial se ve aún más restringida por el cumplimiento cuidado de los precedentes”. Incluso, quiso expresar su “amor a los Estados Unidos de América y su sistema judicial”: “Durante esta audiencia espero que vean cuánto amo a nuestro país y la Constitución y los derechos que nos hacen libres”.
Durante las largas horas de audiencia, la jueza Jackson se mantuvo tranquila, con ocasionales destellos de alegría, escuchando a los demócratas elogiándola con frecuencia, aunque los republicanos no tardaron en manifestar su descontento. No tardaron en sacar a relucir años de querellas políticas por guerras judiciales, invocando no solo la lucha por la confirmación del truculento juez Brett Michael Kavannaugh propuesto por el no menos ultraderechista presidente Donald Trump. El magistrado en cuestión escribió en 2009 un artículo en el que proponía que los presidentes deberían de tener protección contra investigaciones criminales y derechos civiles mientras estuvieran en el cargo. La presencia de Brown Jackson en el Senado revivió los intentos de los republicanos por incluir otros juristas latinos y negros.
En la primera ronda de preguntas senatoriales, Jackson se enfrentó a cuestiones relacionadas con su filosofía judicial y su historial en cargos gubernamentales. No obstante, lo más destacado en esta parte de su presentación como candidata a la magistratura de la SC, fue un mensaje dirigido no a la gran audiencia, sino a sus dos hijas.
—“Chicas. —les dijo—, sé que no ha sido fácil, ya que he tratado de enfrentarme al desafío de hacer malabarismos con mi carrera y la maternidad. Admito completamente que no siempre conseguí el equilibrio correcto. Pero espero que hayan visto que con trabajo duro, determinación y amor se puede lograr. Las quiero mucho”.
El senador republicano Thomas Roland Tillis (de Carolina del Norte), sugirió que la jueza poseía una naturaleza amable que la volvía demasiado indulgente al dictar sentencia. A lo que Ketanji Brown Jackson contestó que buscaba explicar a los acusados el impacto de sus acciones con el objetivo de reducir la probabilidad de que cometieran más delitos cuando fueran liberados.
A su vez, el senador demócrata Patrice Joseph Leahy —presidente pero tempore de la Cámara Alta—, quiso saber por qué la jueza sentía que era importante que las instituciones democráticas reflejaran la diversidad de la nación. A lo que ella respondió: “Refuerza la confianza de la sociedad en nuestro sistema. Tenemos una sociedad diversa en Estados Unidos de América. Hay gente de todas partes que viene a esta gran nación a ganarse la vida”.
En fin, el viernes 25 de febrero último, Joe Biden nominó a la jueza Jackson. Era la candidata más mencionada. En 2021 recibió un voto de confianza del presidente, quien la elevó abastá el Tribunal de Apelaciones del Distrito de Columbia (Washington, D.C.). Antes de eso había ocupado otros cargos como la Comisión de Sentencias, el Defensor Público Federal y en varias bufetes. Barack Obama le había puesto el ojo encima y la nominó para los cargos de vicepresidenta de la Comisión de Sentencias y jueza del Tribunal de Distrito para el de Columbia. Y en 2016 el gabinete del propio Obama la estudió como posible candidata a la CS.
Por último, cabe destacar que este relevo en la Corte Suprema no mueve la balanza entre conservadores y liberales (seis contra tres), pues el puesto sigue siendo para perfil similar, al pasar la batuta del histórico Stephen Breyer a Brown Jackson, pero destaca la oportunidad de reforzar el ala liberal, proceso en el que la sucesora de Breyer ha garantizado cero favoritismos. En convocatorias previas, con el Congreso, Ketanji Brown externó su respaldo al aborto, asunto que ha mantenido en vilo al país luego que dos estados, entre ellos Texas, limitaran el derecho a la interrupción legal del embarazo al reducirlo a plazos en los que incluso la persona no sabe que ya está embarazada.
La elección de Jackson de 53 contra 47 en el Senado, dio un apoyo significativo al presidente Biden en un año decisivo en materia electoral con apoyo bipartidista, pues tres republicanos (Mitt Romney, Lisa Murkowski y Susan Collins) votaron con los demócratas. La decisión de la Cámara Alta anunciada por la vicepresidenta Kamala Harris —quien también pasó a la historia como mujer de raza negra al ser la primera en ese cargo, que tantos años ocupó Biden—, fue celebrada por líderes legislativos como Chuck Schumer, quien resaltó que más que un voto gigante fue un “día inspirador” en el que garantizan la unión que debe prevalecer en el país.
La votación senatorial fue observada desde la Casa Blanca por el presidente Biden y la propia jueza Jackson, quien reconoció que como miembro de la comunidad afroamericana también ha sufrido la segregación racial en su familia. En el momento en que en la residencia presidencial se escuchó el resultado de la votación del Senado, el casi octagenario mandatario estadounidense y la candidata propuesta para formar parte de la CS, lo festejaron con un fuerte abrazo. Un gran paso histórico. No todo es la guerra de Rusia contra Ucrania. VALE.