Después de darse a conocer por el director de materiales educativos de la SEP, Marx Arriaga, (el mismo que dijo que “leer por placer es un acto de consumo capitalista”) los cambios que impulsa el gobierno de la 4T en materia educativa mediante los contenidos; el inquilino de Palacio Nacional en la celebración del docente este domingo pasado, afirmó: “que primero nos formemos como buenos seres humanos, como buenos ciudadanos y luego ya, buenos científicos, eminencias, pero que no abandonemos nuestro humanismo”. Es sabido que le incomodan las personas con estudios y los ha descalificado en demasiadas ocasiones junto con los académicos.
En un país como el nuestro: México, es preocupante tener a un representante del Ejecutivo Federal denostando o queriendo dar pasos hacía atrás en materia educativa. Como si viviésemos en una cueva y no en un mundo globalizado, Andrés pretende cambiar el contenido de los libros de texto en vez de hacerlos competitivos para atraer inversiones que crean empleos y estos mismos, puedan ser dados a niños y niñas preparados para mejorar su futuro. Las empresas no buscan que las habilidades principales de sus empleados sean ser fraternos, amorosos y buenos ciudadanos; tampoco es que busquen que sean lo contrario a esto, pero sus aptitudes deben ser en el rubro de la misma para crear valor y lograr objetivos específicos que la hagan crecer.
Hoy en día quiere traer médicos cubanos porque según él, no hay suficientes médicos mexicanos preparados.
¡Vaya incongruencia!
A lo que Colegios, Asociaciones y Federaciones de médicos especialistas mexicanos, hicieron saber cómo gremio mediante una carta, su enojo hacia el gobierno federal. No olvidemos que durante la pandemia de COVID-19, que aún continúa, se les abandonó con falta de equipamiento y herramientas básicas para atender a los mexicanos.
En vez de generar un plan de acción para los alumnos que sufrieron de un atraso en el aprendizaje o la deserción de miles de estudiantes, los retos que enfrenta la educación o los planteles que no son aptos para formar a los mismos, debido a las lamentables condiciones en que se encuentran las aulas, su prioridad es formar ciudadanos que no puedan cuestionar y solo estiren la mano para sus dádivas gubernamentales. Su humanismo disfraza al mexicano que necesita para controlar.
Mientras la República amorosa de Andrés se prepara ideológicamente, el resto de los países lo hacen con exámenes y sistemas educativos competitivos mediante la exigencia académica.