El Presidente de Estados Unidos jura el cargo sobre la Biblia y en nombre de Dios. El Presidente de México lo hace en nombre de la Constitución. Pequeño detalle, que no lo es tanto cuando constatamos que un buen número de países latinoamericanos siguen el ejemplo estadunidense.
México es un país laico, producto de un proceso histórico y político. Sólo es posible dimensionar la laicidad mexicana a la luz de las recientes luchas en Argentina y Chile a favor de la despenalización del aborto.
Una ola de conservadurismo recorre Estados Unidos. No sólo hablo del supremacista blanco que masacró a diez personas en Buffalo hace unos días, porque había demasiados “negros”. Hablo de que si la Suprema Corte de Estados Unidos deroga la ley de 1973, cada territorio estadunidense prohibirá o permitirá el aborto a su antojo, y , en ese caso, se prevé que más de la mitad de los estados del país tomen medidas para vetarlo.
Mientras esto ocurre en Estados Unidos, en México el derecho de las mujeres a decidir sobre su cuerpo avanza. Aunque la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) resolvió el tema a nivel federal, sigue como un pendiente en la mayoría de los estados.
Guerrero despenalizó el aborto hace unos días. Es la octava entidad en permitir la interrupción voluntaria del embarazo. Siete estados lo hicieron por la vía legislativa: Ciudad de México, Oaxaca, Veracruz, Hidalgo, Baja California, Sinaloa y ahora Guerrero; Coahuila lo hizo por la vía judicial, tras una sentencia de la Suprema Corte.
¿Por qué el resto de los gobiernos estatales no reforman sus leyes para alinearlas a la resolución de la Suprema Corte? Por cálculos políticos, para no enemistarse con sectores y grupos sociales antiaborto, lo cual es un error. Lo conducente sería que al terminar este sexenio al menos en los 18 estados que gobierna Morena el aborto se despenalice.
Los estudios estadísticos disponibles destacan como resultados de la despenalización del aborto: cambios en los patrones demográficos, mejora en la salud materna, empoderamiento de las mujeres, reducción de la delincuencia y de los costos de salud pública. En América Latina hay pocas investigaciones sobre el efecto de la despenalización. Es una región con leyes conservadoras y altas tasas de abortos inseguros, en los que las adolescentes son el grupo más vulnerable a las muertes maternas y las complicaciones de salud.
En la CDMX, la entidad en dónde se encuentra el epicentro histórico de la lucha por el derecho de las mujeres, diversos estudios indican que si la despenalización del aborto no se hubiera aprobado, la mortalidad materna habría sido aproximadamente 9.5 veces más alta por cada 100 mil nacimientos de adolescentes. Esto equivale a una disminución promedio del 20 por ciento en la tasa de mortalidad materna de adolescentes en la capital..
Soy partidario de las libertades y del carácter laico del Estado, una de las decisiones principales de nuestro país, tan vigente ahora como en 1917. Eso pienso yo, ¿usted que opina? La política es de bronce.
@onelortiz

