Se impone rendirle tributo al realizador cinematográfico Gregorio Carlos Rocha Valverde, recientemente fallecido. Apunte preliminar, para seguir investigando, rigorosamente, su filmografía completa, si se encuentra el apoyo monetario y si se tiene el tiempo, en la inteligencia de que como dice el dicho, hay más tiempo que vida.

Ahí me encontraba, en la Sala 7 de la Cineteca Nacional, un determinado día de junio de 2015, apreciando el documental Muros (México, 2014) de Gregorio Rocha. En la cartelera de la Cineteca Nacional se anunciaba: “Seguimos a un vagabundo en sus viajes a zonas de conflicto en diferentes partes del mundo, donde se han levantado muros de segregación. El vagabundo encuentra historias de personas que al trascender sus muros mentales logran derribar simbólicamente los muros físicos. Ellos son los saltadores de muros.”

Considerado un drama bélico, va más allá. Es una indagación sobre la marginación, a que conducen los conflictos geopolíticos y raciales, llevando a la pérdida de la identidad a millones de seres humanos, alrededor del mundo.

Gregorio Rocha, no sólo presentó su película Muros, sino que entraba a la sala a observar y a oír, discretamente, las reacciones de los espectadores,  iluminados por la luz de la pantalla en la oscuridad. Al verlo pasar cerca de la butaca, donde me encontraba sentado, noté que su rostro reflejaba el sentimiento curioso de un niño-adulto, gozando del impacto que causaban sus imágenes denunciadoras, en la conciencia de los espectadores.

Gregorio Rocha (año de nacimiento: 1957, Ciudad de México-año de fallecimiento: 2022, Ciudad de México), también fue realizador de dos personalísimos documentales de investigación arqueológica cinematográfica: Los rollos perdidos de Pancho Villa (México-Canadá, 2003) y, de su continuación, Acme & Co. (México, 2006), este sobre los proyeccionistas itinerantes Félix y Edmundo Padilla, montadores de la película La Venganza de Pancho Villa, acto de resistencia cultural, como denomino Gregorio el trabajo de ambos.

El 12 de mayo, a las 18:15 horas, el guionista y realizador José Buil escribió en su sitio de Facebook: “¿Se murió Gregorio Rocha? No creo, está en nuestros archivos. Siempre trabajó por las imágenes que produjeron y realizaron personas de generaciones anteriores: lo volveremos a ver, aquí abajo en pantalla”. Asombrado le comenté, después de haber corroborado la muerte de Gregorio Rocha, en un accidente motociclista, de los que a diario ocurren en la Ciudad de México: “Los rollos perdidos de Pancho Villa. Aquí la tengo. Muy joven el Señor Realizador: 64 años y sin hacer lo que le gustaba”. José Buil contestó: “Sabía un ‘carro’, buscó los rollos de Pancho Villa y ¡los encontró!”  Añadí: “Zacatecas o Torreón. No recuerdo bien. Hay que releer “El cine en sus manos: Autobiografía”  de Raoul Walsh (uno de los grandes realizadores de la historia del cine), y ver Los rollos perdidos de Pancho Villa (me refería a las imágenes de Los rollos de Pancho Villa en las que vemos al Centauro del Norte, seguido de su tropa, entrando triunfante a Torreón), para salir de dudas. La película de Christy Cannabe y Raoul Walsh se perdió, quizá para siempre, pero confió en que se encuentre escondida en algún archivo secreto. Se ven escenas, filmadas por el mismísimo Raoul Walsh, de la entrada de Pancho Villa a Zacatecas” (en realidad son escenas de su entrada a Torreón). Fernando García Ramírez intervino escribiendo: “Nunca había escuchado esa expresión: ‘Sabía un carro’. ¿No habrás querido decir, sabía un chorro?”

Las imágenes a las que se refiere José Buil (“aquí abajo en  pantalla” queriendo decir, en este mundanal, no en la gloria o el infierno, del más allá), podrían ser una grabación que envió Darío Díaz González al sitio de José, en la que vemos a Gregorio Rocha preparar la filmación de una toma en el estudio de un “tamarindo” montado en una motocicleta, teniendo en back projection (proyección trasera) la secuencia en la que Pedro Infante y Luis Aguilar van manejando sus motocicletas, por la carretera, cantando una canción, de la película ATM (A toda máquina, México, 1951) de Ismael Rodríguez.

En la historiografía del real acontecer cinematográfico, inquiriendo por el ser del cine, Emilio García Riera y Gabriel Ramírez, equivocadamente, registraron 1912 como el año de producción de Life of Villa, supervisada por David W. Griffith (la Semana en el CINE, No. 69, 21 de diciembre de 1963). En la historiografía del real acontecer cinematográfico, inquiriendo por el ser del cine, Vida de Villa o Vida del General Villa (The Life of General Villa, Estados Unidos, se produjo en 1914) y es de Christy Cabbane, con Raoul Walsh, en el papel de Pancho Villa joven, y Pancho Villa, en el papel de sí mismo adulto.

La documentación consultada nos dice que Raoul Walsh se dio a conocer con el filme The life of General Villa y que su espíritu aventurero… lo llevó a México para rodar algunas escenas documentales sobre la Revolución y entrevistarse con el mítico general Pancho Villa, material utilizado, posteriormente, en el largometraje, realizado en 1914, por William Christy Cabanne, quien reconoció los indudables méritos de su asistente Raoul Walsh, quien figuraría, posteriormente, como fotógrafo y co-realizador.

The life of General Villa es la película perdida a la que alude el título Los rollos perdidos de Pancho Villa. Sigue perdida hasta la fecha, existiendo fragmentos, aquí y allá, sin editar conjuntamente, incluidos fotogramas de la misma. Gregorio Rocha viajó alrededor del mundo en su búsqueda (el mediometraje dura 49 min.). Se divide en tres partes. I. Había una vez una película, II. Búsqueda (en la que conversa, entre otros historiadores del cine, citando varias veces a Jay Leyda, con Kevin Brownlow, autor de The Parede’s gone by, el más bello, el más fabuloso de los libros dedicados al cine jamás publicados, escribió alguna vez Tomás Pérez Turrent, y realizador de It Happened here, película de ficción histórica retrospectiva, sobre una supuesta invasión nazi a Inglaterra, nunca proyectada en México y III. Descubrimiento.

No fue el descubrimiento de Los rollos perdidos de Pancho Villa, sino de La Venganza del General Villa (México-Estados Unidos, 1930-1934), edición de películas diversas, incluida una secuencia completa de La Vida del General Villa, y una recreación ficcional del asesinato de Pancho Villa, rodada por los montajistas Félix y Edmundo Padilla. Aparte la mención de Each Man in His Time: The Life History of Director (Cada hombre en su tiempo), autobiografía de Raoul Walsh en la que cuenta reveladoras anécdotas del rodaje, Gregorio Rocha estaría de acuerdo, incluyo el siguiente texto, reproducido por Tomás Pérez Turrent en su artículo La fiesta ha terminado (Revista Sucesos No. 1972, páginas 34-37: “Pancho Villa había firmado un contrato con la Mutual Film Corporation. Gunther Lessing, un joven abogado había arreglado el contrato con Villa, depositando una substancial suma en un banco de El Paso. La Mutual hizo separadamente otro arreglo para filmar la vida de Villa, que debía ser dirigida por D. W. Griffith, Raoul Walsh vino a México para filmar las escenas de ambiente y las de acción… Griffith… asignó la película a Christy Cabanne, quien hizo The Life of Villa. Las escenas de  Walsh fueron incorporadas y el mismo Walsh, con la aprobación de Villa, interpretó al General joven”. Hasta aquí el tributo a Gregorio Rocha.