El periódico Reforma dio a conocer recientemente (23/05/2022) que José Iván Rosas Correa, el dirigente del partido Morena en la importante ciudad de Gómez Palacio, Durango, tiene un turbio pasado que incluye antecedentes penales y el haber sido contratado como servidor de la nación por el “Fideicomiso de Transición 2018”, que Andrés Manuel López Obrador manejó cuando era presidente electo. Dicho fideicomiso, al igual que otro que el líder de la 4T fundó para supuestamente apoyar a los damnificados del sismo de 2017, de vez en vez hacen apariciones cual si fuesen cadáveres insepultos.  

Los antecedentes del dirigente municipal morenista, gente de confianza de la priista Marina Vitela (la candidata de Morena a la gubernatura de Durango), permiten observar la catadura de buena parte del aparato dirigente del partido de la llamada 4T. En la Ciudad de México, durante el año 2001, según relata el diario capitalino, Rosas Correa fabricó y envió una bomba envuelta como regalo para atentar contra la vida de una amiga de su ex novia. Fue descubierto, detenido y sentenciado por tentativa de homicidio. Información adicional permite saber que, luego de salir de la cárcel, se incorporó a la militancia en el PRI de Gómez Palacio y tuvo empleo en el Ayuntamiento presidido por la hoy candidata de Morena. Con el cambio de chaqueta de ésta, se sumó al partido de López Obrador. Luego de que éste ganó las elecciones presidenciales de 2018, Rosas Correa fue uno de los primeros servidores de la nación contratados con el dinero del “Fideicomiso de Transición 2018”.

López Obrador, que ya en el poder hizo toda una narrativa contra los fideicomisos públicos, tiene insepultos en el clóset un par de fideicomisos que se caracterizaron por malos manejos incluidos el lavado de dinero, financiamiento ilegal de su partido, simulación y opacidad, todo ello envuelto en frases como la ayuda a los damnificados de los sismos, el servicio a la nación desinteresado y épico, “primero los pobres” y un largo catálogo digno de una antología universal de la demagogia.

El primero fue bautizado por el tabasqueño como “Fideicomiso por los demás”. Lo constituyó cuando era presidente de Morena y, según dijo entonces, era para recaudar fondos para los damnificados del sismo de 2017. Ingresaron 78.8 millones de pesos en la cuenta del fideicomiso, de los cuales 44.4 millones fueron aportaciones anónimas en efectivo. 

En diciembre del año pasado, la agencia Latinus de Carlos Loret publicó videos en los que resulta que unos de los anónimos aportantes fueron el actual secretario particular de la Presidencia de la República, Alejandro Esquer, y Denis Vasto Dobarganes, la oficial mayor del Palacio Nacional. Ambos hicieron múltiples depósitos en efectivo en compañía de un grupo de personas en forma de carrusel, en una típica operación de lavado de dinero. Aunque Morena siempre negó su relación con el fideicomiso, Esquer era en 2017 el Secretario de Finanzas del comité ejecutivo nacional de ese partido.

En cuanto a los egresos de este fideicomiso, una investigación del INE encontró que 64.4 millones de pesos, el 82% del dinero ingresado, se cobró en efectivo por 70 personas mediante 169 cheques de caja (expediente INE/Q-COF-UTF/93/2018). En la columna semanal publicada en el portal de etcétera (04/12/2021), referí que al menos 56 de esas personas eran militantes de Morena y que, entre quienes se hicieron con el dinero para los damnificados están varios superdelegados de AMLO. Son los casos de José Antonio Aguilar (Chiapas) quien cobró 501 mil pesos; Rodrigo Abdalá, sobrino de Manuel Bartlett y superdelegado de Puebla se hizo con 1 millón 670 mil pesos; Nancy Ortiz, delegada en Oaxaca, obtuvo 240 mil pesos. También de esta forma se agenciaron dinero los impulsores de los Comités de Defensa de la 4T, José Antonio Rueda y Alejandro García (708 mil pesos); Camilo Oviedo Bautista, quien actualmente es un alto funcionario de la Comisión Nacional Forestal (2 millones 658 mil pesos); así como Joshue Figuero Blázquez, quien ahora es el responsable estatal de Becas Benito Juárez en Puebla (cobró seis cheques por un total de 2 millones 34 mil pesos). 

El otro fideicomiso de López Obrador es el “Fideicomiso de Transición 2018”. En la segunda edición de mi libro Servidores de la Nación. La operación política del gobierno de la 4T (2021) dediqué un capítulo completo a este fideicomiso. Ahí expuse que, tratándose de la burocracia que AMLO dedicó en forma sistemática al clientelismo electoral, desde el origen todo fue simulación. Habrá de recordarse que el entonces presidente electo declaró solemnemente que no gastaría los fondos del presupuesto federal destinados a la transición de gobierno (150 millones de pesos). También anunció que un grupo de personas a los que llamó servidores de la nación recorrería las ciudades y localidades del país para levantar el “censo del bienestar” y que éstos harían trabajo voluntario, pues no cobrarían sueldo alguno por su patriótica labor. Pero las actas del fideicomiso y los contratos que el fideicomisario firmó demuestran que el dinero de este otro fideicomiso sí se gastó y que los mal llamados servidores de la nación sí cobraron sueldo, entre ellos Iván Rosas Correa, aquél que fuera sentenciado por intento de homicidio con una bomba.

Dos instrumentos fiduciarios de López Obrador que contravienen el discurso presidencial contra la opacidad y la corrupción de los fideicomisos públicos. Ambos muestran al inquilino de Palacio Nacional como operador de simulaciones, de lavado de dinero, financiamiento ilegal de Morena y clientelismo electoral con recursos públicos. Lo cierto es que el “Fideicomiso por los demás” y el “Fideicomiso de Transición 2018” a cada tanto tiempo pegan algún susto a quienes intervinieron en ellos, apareciéndose repentinamente como los cadáveres insepultos de la 4T. Su carácter fraudulento es un estigma que persigue y perseguirá a sus operadores y protagonistas, independientemente de que el gobierno actual les ofrezca impunidad.

Twitter: @rafaelhdeze