Al final de cuentas, la política no es una actividad para personas débiles. Ni antes, ni ahora ni nunca. Atributo básico para descollar en ella, es ser caradura y, en ocasiones, ni aún así. El mejor ejemplo lo acaba de dar Alexander Boris de Pfeffel Johnson, mejor conocido como Boris Johnson (que nació, hijo de padres ingleses, en el Upper Side de la Ciudad de Nueva York, EUA, el 19 de junio de 1964) que después de sufrir varios meses de fortísima presión no solo de sus adversarios políticos sino también de los propios miembros de su partido, y tras largas horas de agonía, el jueves 7 de julio cedió a la exigencia generalizada para que renunciara al puesto de Primer Ministro del Reino Unido de la Gran Bretaña e Irlanda del Norte, aunque se mantendrá de manera interina hasta que los conservadores ingleses elijan un nuevo líder que lo sustituya. Sin embargo, ni el anuncio de su dimisión al cargo sirvió para calmar las procelosas aguas en las que se mueve la política británica.

Boris Johnson, que además de dedicarse a la política ha sido periodista, tiene fama de ser un personaje tenaz y truculento. Como periodista sufrió serios problemas por falsificar citas en un reportaje o hacer  comentarios absurdos sobre algunos personajes como Hillary Clinton, y afirmar que algunos jefes tribales de Nueva Guinea era caníbales, por los que tuvo que enfrentar demandas, y así por el estilo.

La escena de la renuncia fue teatral, como un monólogo. A las 12.30 a.m., del jueves 7 de julio del año en curso, de pie ante el conocido atril colocado frente al número 10 de Downey Street, la histórica residencia oficial del Primer Ministro del Reino Unido de la Gran Bretaña desde donde estos personajes acostumbran hacer sus anuncios, Boris Johnson compareció durante seis minutos, circunspecto pero sereno, para dirigirse, parodiando un tanto al Papa católico, Urbi et orbi (a la ciudad y al mundo):

“Esta claro ahora que la voluntad del Partido Conservador en el Parlamento es que debería haber un nuevo líder del partido y por lo tanto un nuevo primer ministro”. El renunciante aclaró que de acuerdo con Graham Brady —el líder del grupo parlamentario sin cartera—, el procedimiento para su remplazo debe iniciarse sin demora, con un calendario que se anunciaría en los próximos días. Ni duda cabe que los ingleses se la pintan solos para esas cuestiones protocolarias. Hasta su vestuario en la Cámara de los Comunes los distingue del resto de la población del United Kingdom. Genio y figura hasta la sepultura, Boris Johnson hizo hincapié en que renuncia al cargo porque fue obligado por su propio equipo de gobierno, y no por convicción personal de haber fracasado en su intento. “La razón por la que he luchado tan duro en los últimos días para continuar…no es sólo porque quisiera hacerlo, sino porque consideraba que era mi trabajo, mi deber, mi obligación hacia ustedes seguir haciendo lo que prometimos en 2019”, cuando tuvieron lugar las elecciones generales, agregó. Y reconoció que en los últimos días había tratado de convencer a los miembros del gobierno de que sería “extravagante” cambiar a un gobierno que “estaba consiguiendo tanto, que tenía semejante mandato…Lamentó no haber tenido éxito en esas discusiones. “Me voy triste de dejar el mejor trabajo del mundo. Pero amigos, por supuesto es doloroso no poder llevar a cabo yo mismo tantas ideas y proyectos”. Aparte de caradura, Boris no conoce el significado de la palabra “humildad”, y aseguró que “nadie en política es, ni siquiera remotamente, imprescindible”, pero, al mismo tiempo, luchó por seguir viviendo en el número 10 de la calle Downing, por varias semanas más mientras el Partido Conservador elige a su sucesor. Mientras completaba su despedida, los periodistas escuchaban gritos de manifestantes que le llamaban “mentiroso”. Así son los políticos de prácticamente todo el mundo. Les fascina “sacrificarse por el pueblo y por la democracia”. Hasta la ignominia. Pero, como los boxeadores que sienten que ya perdieron el combate, Boris lanzó su dardo más venenoso hacia sus compañeros de Cámara, que de inmediato levantó ámpulas: “Como hemos visto, el instinto de rebaño en Westminster es fuerte”.

Por lo mismo, no causa sorpresa que decenas de diputados tories (como se les llama a los miembros del Partido Conservador tanto en Inglaterra como en Canadá) y los laboristas de la oposición cerraron filas y reclamaron a Johnson que abandonara inmediatamente la residencia oficial del Primer Ministro. Sobre todo, el ex premier John Major, que publicó una carta pidiendo al Comité Parlamentario 1922 (institución del congreso inglés de larga data —148 diputados mostraron su hartazgo con un líder en caída libre—, que intervenga para forzar su salida lo antes posible. Hubo otros ex miembros del gabinete Johnson que se manifestaron a favor de designar al “número dos” y secretario de Justicia, Dominic Raab, como primer ministro interino”. Asimismo, el más exigente de los antiguos aliados del renunciante fue el titular de Comercio, Kwasi Kwarteng: “Necesitamos un nuevo líder tan pronto como sea posible. Alguien que pueda reconstruir la confianza, sanar al país”.

En fin, después de haber pasado toda la noche del miércoles 6 de julio aferrado al “hueso”—como se dice en México—, a las 8.30 horas del jueves, la decisión de renunciar se la comunicó Johnson al presidente del Comité 1922, Graham Brady, apapachado por su juvenil esposa Carrie, de 34 años de edad (née Symonds), que llevaba a su hija Romy en un portabebés). El a veces estrafalario primer ministro interino se desmarcaría con un discurso que fue la antítesis del que pronunció hace poco más de tres años su predecesora Theresa May con lágrimas en los ojos. Como sea, Boris se convierte en el tercer primer ministro seguido que renuncia antes de concluir su mandato, tras David William Donald Cameron y Theresa Mary May, la segunda mujer en ocupar el importante puesto después de Margaret Thatcher.

Así las cosas, calmado un poco el ambiente, el Partido Conservador adelantó el lunes 11 de julio que el próximo 5 de septiembre, en siete semanas tras la renuncia, los británicos conocerá su nuevo primer ministro. Los jefes tories coincidieron en acelerar el proceso para realizar las elecciones internas y que en la primera sesión parlamentaria, luego del receso, ya se cuente con el nombre del sustituto de Johnson, quien perdió la confianza de su gabinete y del partido debido a muchos escándalos, entre ellos el partygate (en plena pandemia del COVID19), por lo que le recortaron un mes menos de gobierno, aunque seguiría en el cargo interinamente lo que le permitiría realizar su fiesta de bodas a finales del mes en curso, aunque ya está casado civilmente. Por cierto, Boris ha tenido una intensa vida matrimonial, tanto que el número de hijos que ha procreado es incierto, pueden ser ocho. Alguno ya debe ser treintón.

El martes 12 el Partido Conservador calculaba iniciar las rondas de eliminación de los aspirantes a suceder a Johnson. De tal suerte, el Comité 1922 da un menos de gobierno al interino que pensaba alargar su gestión. La reducción de la lista, que podría alargarse hasta veinte , casi el doble de los que han oficializado su aspiración entre líderes, ministros y parlamentarios y de los que hubo en el último proceso de 2019.

Nueve funcionarios aún tienen la oportunidad de sumarse a la contienda en la que varios ya lanzan promesas principalmente económicas, pero llevan ventaja la ministra de Exteriores, Mary Elizabeth Truss, conocida como Liz Truss, y el canciller de Finanzas Rishi Sunak, el primero en abandonar el gabinete de Johnson parka forzarlo a dimitir por perder el respaldo de los tories.

Estos no son los únicos. También destacan los ex titulares de Defensa, Penny Mordaunt y de Salud, Sajid Javid —quien fue parte clave de la presión contra Johnson—, y Jeremy Richard Streynsham Hunt, parlamentario por las circunscripción de South West Surrey desde 2005 y formó parte del gabinete en la sombra de 2007 hasta 2010. Así como los integrantes del actual gabinete, como el jefe del Tesoro y sucesor de Sunak, Nadhim Zahawi, ya los parlamentarios Tom Tugendhat y Kemi Badenoch.

El líder del comité encargado de este proceso, Graham Brady, resaltó que el objetivo es apresurar la elección y a la vez contar con un tiempo prudente, pues tendrán casi dos meses para elegir al sexto primer ministro en las ´últimas dos décadas, luego de tres renuncias ligadas al Brexit.

Por otra parte, Robert (Bob) John Blackman, secretario del mismo grupo parlamentario, informó a la prensa que a más tardar el próximo jueves 21 de julio tendrían ya dos nombres, fecha en la que concluye el periodo legislativo.

Vale decir que para este plan interno se prevén varias votaciones para eliminar aspirantes seleccionando a los mejores perfiles. El miércoles 13 de julio, se espera el miniar a unos pocos, pues los 385 diputados de la Cámara de los Comunes respaldarán a sus favoritos y todos aquellos que no cumplan con el requisito de cinco por ciento mínimo (unos 18 diputados) saldrán de la contienda.

El jueves 14, habría otra votación de eliminación; para esa fase se requiere el doble de votos previstos el 10% del total de parlamentarios, y nuevamente avanzarán sólo juntos cuantos y admiten que, de ser necesario, la próxima semana habría más reuniones y votaciones para seguir reduciendo la lista de aspirantes.

De tal forma hasta llegar a sólo dos interesados para abrir las campañas entre finalistas y realizar una votación por correo entre militantes conservadores, partido que gobierna y que ha colocado a los últimos tres primeros ministros: Johnson, May y Cameron. No es necesaria una elección general, aunque el partido opositor liberal presionó para convocar a unos comicios adelantados, sin éxito, en su intento por recuperar el gobierno desde 2007.

Sea quien sea el remplazo en el número 10 de Downing Street , hereda una situación extremadamente compleja: una inflación descontrolada, el renovado desafío independentista escocés, que promete celebrar otro plebiscito de secesión en 2023 y la polémica respecto al Protocolo de Irlanda del Norte. Además, el político rubio de melena despeinada había presentado en las últimas semanas una ley para modificar unilateralmente el pacto del Brexit.

De última hora, con el fin de evitar una elección interna larga e innecesaria, el Partido Conservador confirmó el martes 12 de julio que sólo habrá ocho aspirantes para el puesto que deja vacante Boris Johnson, por lo que el miércoles 13 arranca oficialmente el proceso sucesorio. Los tories cerraron la lista de acuerdos con los plazos previstos y ya se inscribieron los competidores.

Los aspirantes que están en la liza son Liz Truss, ex ministra de Exteriores; Rishi Sunak, ex titular de Finanzas; Nadhim Zahawi, ministro de Finanzas; Penny Mordaun, fue secretaria de Comercio y de Defensa en el gabinete de Theresa May; Suella Braverman, Fiscal británica; Jeremy Hunt, ex ministro de Salud; Tom Tugendhat, parlamentario; y, la sorpresa del día, Kemi Badenoch, diputada negra de 42 años de edad, que ocupaba la secretaría de Estado para Igualdad, que despertó a partes iguales admiración y curiosidad. Su rostro no es de los más conocidos para el público, pero los analistas aseguran que puede tener un largo recorrido. No hay un delantero que destaque. La suerte está en el aire.

Mientras los tories dilucidan la sucesión en el Reino Unido de la Gran Bretaña, el primer ministro interino declaró que no apoyará a ninguno de los candidatos que buscan sustituirlo en el liderazgo del Partido Conservador. “No quisiera perjudicar las posibilidades de nadie al ofrecer mi apoyo”, dijo Boris Johnson  en su primeras aparición pública desde el día de su renuncia.

Para terminar esta historia, hay que agregar que durante el longevo reinado de Elizabeth II, que aún no termina, Johnson fue uno de los 15 primeros ministros que menos tiempo estuvo en el cargo: tres años, tres meses, casi igual que el histórico Winston Churchill, tres años cinco meses. Por el contrario, la primera mujer británica en llegar al cargo bajo el largo reinado de Elizabeth II, fue la que más tiempo duró en el mismo: Margaret Thatcher, 11 años 6 meses, y el que menos, Alec Douglas-Home, tan solo un año. Y el debatido Tony Blair —que tuvo que sortear la crisis popular durante la muerte de Lady Di, la ex esposa del príncipe Carlos, el primogénito de la Reina—, de mantuvo en el puesto, 10 años y 6 meses. Y la antecesora de Johnson, Theresa May, tres años. ¿Cuánto durará el próximo Primer Ministro del Reino Unido? Sic transit gloria mundi! (¡Así pasa la gloria de este mundo!). VALE.