Murió el ex mandatario Luis Echeverría Álvarez tras cien años de existencia y múltiples cuestionamientos por su accionar como secretario de Gobernación en el sexenio de Gustavo Díaz Ordaz, principalmente por los sucesos del 2 de octubre de 1968, así como el denominado halconazo de 1971, ambos hechos marcados por la sangre derramada en sendos actos represivos.

Echeverría Álvarez es un personaje al que se le vincula con la sufriente Guerra Sucia de los años sesenta y setenta, etapa en que los gobiernos mexicanos persiguieron a la disidencia de manera autoritaria para buscar su exterminio sin respeto a los derechos humanos, todo ello rodeó la vida y ahora muerte de quien fuera presidente de nuestro país de 1970 a 1976.

Vivió un siglo Luis Echeverría a quien persiguieron los fantasmas del pasado reciente, fue otro México, uno en el que se estiló un modelo simbiótico partido-gobierno para desalentar iniciativas democráticas, fue un lapso temporal en el que solo pesaba el poder meta constitucional de un solo hombre que se empeñaba en reinventar una nación. En su administración terminó el desarrollo estabilizador y se dio paso a la etapa de las crisis recurrentes.

El populismo fue una característica del sexenio echeverrista, simpatizó con los gobiernos de izquierda de Salvador Allende en Chile y Fidel Castro en Cuba, en aquellos años nuestro país fue solidario con los perseguidos chilenos que padecieron la sombra autoritaria y criminal de Augusto Pinochet tras el golpe de estado en el andino país, aunque al interior de México Echeverría persiguió a la oposición. Los movimientos sociales fueron hostigados en ese tiempo, la devaluación fue superlativa y se profundizó la crisis económica.

Luis Echeverría Álvarez nacido en 1922 fue secretario de Gobernación en el sexenio de Gustavo Díaz Ordaz quien aseguró su sitial en la historia de México con la tinta de la sangre derramada el 2 de octubre de 1968, en ese lapso la represión cobró auge porque se le cerraba el espacio a la disidencia, no se toleró la discrepancia.

Sin duda fueron diversos los hechos que le marcaron permanentemente a Echeverría, la matanza en la plaza de Las Tres Culturas de Tlatelolco el 2 de octubre de 1968, si bien Díaz Ordaz asumió la responsabilidad política y jurídica, además de histórica, de los sucesos, Echeverría fungía como secretario de Gobernación en esa administración.

En 1971 ya como presidente se registró la masacre perpetrada por el grupo paramilitar conocido como Los Halcones en el jueves de Corpus, decenas de muertos asesinados dieron cuenta del autoritarismo y excesos de un gobierno paranoico que no dudó en acabar con cualquier brote opositor a su praxis.

En 1976 se asestó el golpe contra el periódico Excélsior que dirigía Julio Scherer García, la prensa crítica sufrió los embates de un gobierno que cancelaba la crítica y repudiaba en los hechos a la democracia.

Un siglo de Luis Echeverría Álvarez, se recuerda la denominada guerra sucia que fue brutal contra la disidencia, desaparecidos, torturados, grupos paramilitares ejecutaban, fue otro México, en efecto,  que no debe retornar porque las libertades deben asumirse como muestra inequívoca de los derechos humanos.

Ha muerto Luis Echeverría Álvarez, la historia lo ha condenado porque no hay desmemoria que valga al hacer un recuento de los males y los daños al escrutar en un pasado plagado de excesos e impunidad.