Si bien los pre candidatos a la Presidencia de la República: Adán Augusto López, Claudia Sheinbaum y Marcelo Ebrard han comenzado con actos anticipados de campaña alentados por el propio inquilino de Palacio Nacional, no están exentos de riesgo. Solo uno de ellos llegará a la boleta electoral por el partido en el poder, el resto simplemente serán destapados en vano salvo que participen por alguna otra fuerza política. Lo que debemos preguntarnos es ¿cuánto gas tienen las botellas de estas corcholatas? Porque a nadie le gusta un refresco sin gas y cuando se destapan, con el tiempo pierden el mismo.

Ninguno de los tres mencionados, quiere perderse la mayor oportunidad en conseguir el puesto más alto en la administración pública: ser el Presidente de la República. Pero esa decisión exclusivamente la tiene Andrés por más que quiera hacer creer que una encuesta de Morena dará al ganador y será quién los represente en las urnas en 2024. Por más que se les ha pedido a las corcholatas evitar golpes bajos, es evidente que van a suceder y salir a la luz “trapitos al sol” porque en las encuestas para ganar un porcentaje se lo debes quitar a otro; esto puede resultar en una competencia más dañina que con la oposición. Inclusive se puede llegar a que se inhabilite a alguno de ellos e indudablemente tras 12 meses de pre campaña para ser candidato de Morena se desgasten como figuras y se logren fracciones al interior de la 4T. Esto último, es natural en cualquier partido político ya que cada militante y los propios servidores públicos cerrarán filas con quien simpaticen, formando equipo y haciendo todo lo que esté en sus manos para favorecerlo.

El fuego amigo no es el único riesgo que corren las corcholatas. Al fungir como Secretario de Gobernación, Secretario de Relaciones Exteriores y Jefa de Gobierno de la CDMX, deben seguir dando “resultados” y ocupándose de las responsabilidades que el cargo requiere (esto sin contar cualquier amenaza que pueda originarse en su ámbito). Asimismo, llevar con tal intensidad la pre campaña y actos anticipados que resulten en sanciones por la autoridad electoral, tal como sucedió con Félix Salgado Macedonio en Guerrero. Y por último, que tras un año de competencia que muy dificilmente sea limpia, queden tan lastimadas las estructuras de cada corcholata, que se rehusen a acobijar la elección del dedito de Andrés.

La apuesta del inquilino de Palacio Nacional está hecha; 1) que las corcholatas se midan en distintas partes del territorio mexicano porque nadie quiere un candidato sin apoyo del electorado. 2) que corcholata se apegará más a la continuación de su proyecto y que la misma pueda ser manipulable a sus intereses. 3) tomar ventaja a la oposición con presencia de tres opciones, mientras Va Por México busca, concilia y decide como conformar el criterio de unidad en una alianza electoral. Porque eso de gobernar los dos últimos años de su sexenio ya no es prioridad, solo es buscar mantener el poder.