El 13 de enero de 2017, el presidente de México Enrique Peña Nieto, nombró al embajador Carlos Manuel Sada Solana como subsecretario para América del Norte en Relaciones Exteriores, quien se desempeñaba en ese momento como embajador en Estados Unidos, además de cónsul tanto en Canadá como en territorio estadounidense.

Felipe Calderón designó a Julián Ventura Valero para esa misma subsecretaria, un diplomático que además de haber sido titular del Instituto Matías Romero, fue embajador en Gran Bretaña y China. En la época de Vicente Fox , fue Gerónimo Gutiérrez, quién además de embajador, es y ha sido un hombre ligado a temas internacionales y en particular a los Estados Unidos.

Sin embargo, en el marco de la austeridad republicana que impulsa el actual gobierno mexicano, se determinó desaparecer a varias subsecretarias, en Relaciones Exteriores fue la de América del Norte y ahora la relación más importante de Mexico, recae en un director general, con experiencia de unos cuantos años en prensa.

El presidente López Obrador fue a una visita de trabajo, donde fue recibido por el encargado del protocolo de la Casa Blanca, después en un desayuno informal se reunió con la vicepresidenta Kamala Harris. Ah, por cierto, también acudió a la casa Presidencial estadounidense para finalmente ver a su par Joe Biden con el cual platicó, antes de que éste saliera a Medio Oriente.

En verdad que el encuentro entre los presidentes de México y los Estados Unidos fue para la foto, una reunión más, sobre todo para los estadounidenses que tienen su atención en la visita que inició Joe Biden a Medio Oriente y las audiencias que se realizan en torno a la toma del Capitolio en enero del 2021. La presencia de Andrés Manuel López Obrador tuvo poca atención mediática, por ahí una nota en primera plana del New York Times y algunas menciones en la radio y televisión nacional y párele de contar.

Un día antes de que se diera este encuentro, los periodistas acreditados en la Casa Blanca recibieron un adelanto de la agenda entre los mandatarios y los temas a desarrollar, pero ni así fue destacada la reunión.

En las redes sociales si hubo gran movimiento desde el lunes mismo con la visita de Jill Biden a San Antonio en Texas, pero su escasa cultura social y su nulo tacto político la hicieron centro de un sinfín de memes donde era criticada por señalar en un discurso público “que los tacos con tan singulares como los latinos”.

Las actividades del presidente mexicano marcaron actividades tanto el martes como el miércoles mismo, pero realmente ésta visita terminó en el momento mismo en el cual López Obrador y Biden se despidieron, incluso desde que el anfitrión dijo que estudiarían las 5 propuestas hechas por el visitante: regularizar la situación de los inmigrantes que se encuentran ya en Estados Unidos (sobre todo ante la elevada cifra de detenidos más de 1.5 millones en lo que va del año); aumentar al doble el inventario de gasolina en las estaciones mexicanas, para el abastecimiento los estadounidenses (a costa, claro, del subsidio mexicano); poner a disposición de los estadounidenses mil kilómetros de gaseoductos para abastecer desde Texas hasta California del energético ( a pesar de que la frontera suma más de 3 mil kilómetros); en el marco del T-MEC suspender algunos aranceles de productos para impulsar la economía; crear e impulsar programas con participación pública y privada (sin especificar en cuales y de monto) y, sin programas atrevidos de desarrollo y bienestar.

Las reuniones de la mermada delegación mexicana, sin su embajador, ni su secretario de Hacienda, entre otros, transcurrieron como otras tantas más, llenas de buenas intenciones, compromisos no necesariamente aterrizables, pero eso sí con la buena voluntad de las partes y el reconocimiento y necesidad de trabajar en bien de la vecindad y el buen entendimiento.

Es verdad que los tiempos y las formas cambian, por ejemplo en este encuentro presidencial los mensajes se dieron en una abarrotada Oficina Oval, no como tradicionalmente sucedía en el jardín de las rosas, que dentro del protocolo diplomático tiene su peso específico. No hubo reunión con los dirigentes de mexicanos en aquel país, fue una visita de un nivel inferior a las anteriores.

Esta visita se da en un marco en el cual los estadounidenses tienen puesta su atención y preocupación en los altos precios de la gasolina y en los resultados de la visita de su presidente e Medio Oriente, los demás acontecimientos simplemente pasan a un segundo o tercer termino.

Y para concluir esta visita del presidente mexicano por los Estados Unidos, vale destacar lo dicho por el empresario mexicano Carlos Slim… “La posición del presidente fue positiva en este sentido, de facilitar la inversión extranjera y mexicana. El tratado que fue firmado hace dos años es claro que se ha retrasado en que se dé vida a los frutos que nos urge que rindan, estimular la inversión nacional y extranjera. En ese sentido ve positivo que se de esta inversión. Hace falta acelerar el T-MEC”.

Eso sí, sobre la carta que 8 de los senadores demócratas de mayor importancia en temas de política exterior hicieron llegar a la Casa Blanca, condenando los ataques a la libertad de prensa y a los periodistas mexicanos nada se dijo… así son estas reuniones, así.

Y así fue la junta de vecinos, donde mucho hablaron y ojalá mucho hayan resuelto.

@lalocampos03