El 1 de octubre de 2020 se anunció que el presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, se había contagiado de Coronavirus y al día siguiente y de manera preventiva fue hospitalizado lo que generó todo tipo de especulaciones, comentarios e historias en torno a la verdadera causa de su internamiento.

Fue necesario que el propio presidente mediante un video de 4 minutos grabado desde el mismo centro médico militar Walter Reed, en Bethesda, Maryland, acallara las voces que habían traspasado ya las fronteras estadounidenses…” estoy bien con síntomas y algunas molestias, pero sin duda, los próximos días serán la verdadera prueba”.

Para los estadounidenses de 50 años y más saber que su presidente está enfermo es una preocupación y los remite a los varios episodios preocupantes sobre la salud del entonces presidente Ronald Reagan, por la posibilidad de que sufriera cáncer.

En 1985, el inquilino de la Casa Blanca (Ronald Reagan) fue sometido a una cirugía que concluyó con la remoción de un pólipo canceroso en su intestino grueso. Posteriormente en 1987 fue sometido a una cirugía menor para extraer un tejido canceroso de su nariz. Sin embargo, la situación que más afectó su salud no fue una enfermedad sino el intento de asesinato que sufrió en marzo de 1981.

Realmente la salud del presidente se supo tiempo después, estuvo terriblemente afectada, mucho más de lo que los ciudadanos conocieron a raíz del atentado.

Como anecdotario, Reagan sufrió la perforación de un pulmón pero la pronta atención médica le permitió recuperarse rápidamente a pesar de su edad. En aquel entonces tenía 70 años. No se produjo una invocación formal de sucesión presidencial y Reagan se reincorporó al trabajo en la Casa Blanca en menos de un mes después del incidente.

Estos recuerdos vienen a la mente después de los 5 días en los que el hoy, el presidente Joe Biden permaneció aislado a consecuencia del contagio por segunda ocasión del COVID 19.

El pasado martes por la noche, el inquilino de la Casa Blanca se realizó una prueba de COVID-19 a la cual dio negativo y nuevamente el miércoles por la mañana el mismo resultado negativo con lo que sus leves padecimientos quedaron en el pasado, señaló el médico Kevin O’Connor, responsable de su salud mediante una carta a la opinión pública. Como precaución, Biden usará una mascarilla o cubre bocas por los próximos 10 días cuando esté cerca de otras personas o en actos masivos, explicó.

Joe Biden dio positivo por coronavirus el 21 de julio al someterse a una prueba después de experimentar secreción nasal, tos y dolor de garganta.

A raíz del contagio el mandatario comenzó a tomar el antiviral Paxlovid, un tratamiento de 5 días según el reporte médico, con lo que sus síntomas mejoraron durante ese periodo. En la recuperación del presidente y sus leves padecimientos mucho ayudó que está completamente vacunado y ha recibido dos dosis de refuerzo debido al riesgo que supone su edad (79 años).

Pero entró la política y la Casa Blanca buscó utilizar el contagio de Biden y su rápida recuperación para alentar a los ciudadanos a vacunarse y recibir la dosis de refuerzo, lo que reduce el riesgo de hospitalización y muerte, sobre todo alentar a las personas en riesgo a seguir el ejemplo del presidente y tomar Paxlovid tan pronto como den positivo.

Sin embargo, reportes médicos señalan que un porcentaje de personas que toman Paxlovid tienen un rebote de la infección una vez que concluyen el tratamiento, por lo que Biden, continuará haciéndose la prueba de COVID-19 regularmente, informo O’Connor, a pesar de que los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades no tiene esta recomendación tras el periodo de aislamiento. ¿será acaso por precaución?, o debemos esperar alguna sorpresa.

Baste recordar que Anthony Fauci, el zar anticovid estadounidense se contagió en junio, también tomó Paxlovid, un fármaco antiviral para personas con síntomas leves a moderados cuya edad o estado inmunológico los pone en alto riesgo de sufrir una enfermedad grave, igual que Joe Biden. El tratamiento consiste en tres pastillas que se toman dos veces al día durante cinco días. Hasta ahí todo bien.

Siempre hay un pero, después de que Fauci terminó el tratamiento y dio negativo en la prueba de contagio, tres días después, volvió a dar positivo y regresaron los malestares (secreción nasal, dolor de garganta, fiebre).

Sólo como un recuento histórico, querido lector, nos detenemos en las figuras y épocas de George Washington (1789 – 1797) El primer presidente de Estados Unidos sufrió diversos problemas de salud durante su gobierno, un tumor benigno que le fue removido, influenza, neumonía.

En la era de Woodrow Wilson (1913-1921), el mandatario se vio afectado por la pandemia de la llamada Gripe española mientras se encontraba en París negociando el Tratado de Versalles para poner fin a la I Guerra Mundial. Poco después de arribar a la capital francesa el mandatario sufrió elevada fiebre y unos violentos ataques de tos que casi le dejaban sin aliento. Su salud estaba tan afectada que ni siquiera podía sentarse en la cama. Meses después sufrió un grave episodio cerebrovascular que le dejó parcialmente incapacitado hasta el final de su mandato en 1921.

Dwight Eisenhower (1953 – 1961). Dos años después de llegar a la Casa Blanca, el general Dwight Eisenhower sufrió un grave ataque al corazón. En 1956, el mandatario fue diagnosticado con la enfermedad de Crohn, una afección que provoca la inflamación del tubo digestivo, la dolencia fue superada con un procedimiento quirúrgico.

En noviembre de 1957, Eisenhower sufrió una apoplejía, que le dejó temporalmente incapacitado para hablar o para mover su mano izquierda. Su recuperación no se produjo sino hasta marzo de 1958.

Y, cierran esta lista los ya mencionados; Ronald Reagan, Donald Trump y Joe Biden, que tampoco la han pasado tan bien.

@lalocampos03