Ella dio al desmemoriado / una almohadilla de olor / él volvió volvió casado / ella se murió de amor.” – La Niña de Guatemala. José Martí.

Les platico: Cada vez que algún despistado me pregunta por la trama de Madama Butterfly, la poderosa ópera de Giacomo Puccini, les respondo que el argumento es como si hubiera sido tomado del poema de José Martí, La Niña de Guatemala.

Fue presentada en el Teatro de la Ciudad de Monterrey los pasados 15 y 17 de julio en funciones que vendieron el 100% del boletaje.

El objetivo de esta producción de MOS, México Opera Studio, fue contar la historia, hablarle al espectador en un presente vivo. Para ello, a pesar de que la versión de Rennier Piñero maneja símbolos, vestuario, maquillaje y caracterizaciones asociados al imaginario colectivo sobre la trama que ocurre en Japón, está imbuido todo en un espacio simbólico blanco y cerrado a tres frentes.

¿Qué simboliza esto? El punto de partida del que surge Cio San, esta joven maiko, pura, inocente y virginal en todos los ámbitos, que no sabe cómo es el mundo, que se enfrenta a un concepto idealizado del amor romántico.

Esta es la razón del color blanco que predomina en esta brillante puesta en escena de uno de los clásicos operísticos del repertorio mundial. Las paredes cerradas en tres frentes dan la idea de que Cho Cho San está metida en un mundo del cual no puede escapar.

A pesar de que ahí están los objetos cotidianos, como su casa, su pagoda y sus elementos de vida diaria, en realidad ya no se puede escapar de ese mundo contenido, aparentemente impoluto y diáfano que la mantiene encapsulada dentro de un conjunto de conceptos. En cierta forma podría decirse que vimos anoche y veremos el próximo domingo, una versión de Butterfly sin edulcorantes ni conservadores, y con este último término no me refiero a los que López Obrador cita constantemente en sus panegíricos desde el púlpito del Palacio ubicado frente al Zócalo de la CDMX.

 

Con ustedes, el diletante

Como lo hago siempre que me aparto de los temas habituales de mis columnas, pongo por delante mi faceta de diletante en temas como este, la ópera, que es una de mis pasiones. Y contradiciendo a los supuestos eruditos” que se ponen a dar cátedra y conferencias apenas sienten en su cara la luz del refrigerador al abrirlo en sus casas, creo que para expresarse sobre este arte -y todos los demás- no se necesita ser melómano de Conservatorio o ex funcionario de alguna ala cultural de gobierno o de la Iniciativa Privada.

Basta con ser receptivo, sensible y buscar las palabras que expresen esos sentimientos.

No se ocupan para nada los términos técnicos híperlactantes propios del arte en cuestión, porque los que los usan quieren hacerle sentir a los humildes mortales que los leen o que los escuchan, que ellos son inmortales.

 

MOS cultiva talento

La calidad de quienes forman parte del elenco artístico, de dirección, de soporte y logística, está muy por encima del nivel amateur que critican quienes querían ser solistas y ni a coristas llegan. Incluso el profesionalismo impera en el Consejo de esta organización, que preside Alejandro Pérez y que cuenta como patronos y benefactores, que son exitosos empresarios, ejemplo del mecenazgo que siembra sin más interés que cultivar el talento y se place de verlo florecer en los escenarios mundiales de donde son requeridos.

Los artistas de MOS ganan premios de calidad internacional y lucen sus dotes en producciones como ésta -la 9ª en su tipo- para deleite de una ciudad que le demuestra a los “conocedores” y a los oficiosos detractores de estos esfuerzos, que no es verdad o al menos no aplica aquí la frase de Vasconcelos de que “donde empieza la carne asada se termina la cultura”.

 

Un botón de muestra

El más reciente galardón es el 1er lugar que ganó la mezzo soprano Itzeli Jáuregui Valenzuela, en el prestigiado concurso Carlo Morelli. Itzeli dio prueba de una habilidad vocal y actoral sorprendentes, en su dramática interpretación de Susuki, durante la función de estreno de este clásico de Puccini.

Todo el elenco es preparado por expertos reconocidos mundialmente en las disciplinas más avanzadas que requiere la ópera moderna.

Antes, era suficiente contar con un “aparato” vocal; hoy, debido a la tecnología de las transmisiones vía satélite -como las del MET de NY– el público puede percibir el más mínimo gesto de los protagonistas, con lo cual, la faceta actoral se vuelve muy importante en la evaluación de las grandes compañías, al contratar a los elencos.

 

El Premio

Itzeli Jáuregui, protagonizó a Susuki. Pudo MOS traerse más premios de ese concurso, pero solo pudieron enviarla a ella y a Sofía Picazo, por la ópera que tenían en puerta.México Opera Studio es una asociación civil que promueve el talento artístico de jóvenes cantantes que quieren dedicarse profesionalmente a esta actividad.

Para ponerles una muestra a quiénes sabrá el Dios de Spinoza de parte de quién critican este notable esfuerzo, MOS tiene circulando por el mundo a cantantes egresados y que han salido de sus filas.

Críticos de Pacotilla

Sin pretender darles más importancia que unos cuantos párrafos, cito aquí los nombres de algunos de esos críticos de pacotilla, que quisieron ser solistas y ni a coristas llegaron, cuestionadores oficiosos del valor de instituciones como MOS:

Sergio Elizondo, el frustrado solista, hoy corista venido a menos, que critica sin sustento lo que ni él ni sus corifeos de Facebook son capaces de hacer. Otro de nombre Alejandro C. Motta, o que quizá sea su alias, que anda rodando por los mismos rumbos del otro. Y hay otros que se escudan en el pseudónimo de “Pro Ópera Joven”, que ni son pro, ni son ópera ni son jóvenes, sino todo lo contrario.

Mi crítica hacia ellos va también para quienes son sus seguidores o amigos y compañeros de desgracia en sus páginas de las redes sociales, porque no les da para más. Aludidos, si no ayudan, absténganse de estorbar. Tan tan con ellos y a otro punto. ¡Arre

 

¿Y la trama?

Esa se las dejo a mis queridos lectores. La trama y la historia de este portento de Puccini están al alcance de un click en cualquier buscador de internet. Solo decir aquí que Madama Butterfly consolida la tradición del genio italiano de poner en jaque a sus intérpretes, no solo cantantes y actores, sino también a los músicos.

Puccini compuso sus óperas dando por descontado que sus ejecutantes tienen la magia de sacar de sus alforjas, talento, potencia, vigor, energía y principalmente, la pasión dulcificante o agreste, pero pasión al final de cuentas. Difícilmente vamos a ver en cualquiera de sus obras, a un cantante que se mueva en los grises de interpretaciones a medio pelo.

 

¿Y el cangrejo mexicano?

No recuerdo haber visto dos llenos hasta las banderas del Teatro de la Ciudad de Monterrey desde hace muchísimo tiempo. Conartes se fueron y secretarías de cultura vinieron, y el espacio que fuese emblemático de estas bárbaras y sedientas comarcas del norte, languidecía como producto de administraciones balines en manos de supuestos “expertos”.

Hay acá una asociación que se llama México Opera Studio, MOS, que desde que nació como producto del auténtico mecenazgo empresarial, ha venido a ponerles la muestra a públicos y privados en cuanto a promoción de la ópera se refiere.

A duras penas se abrió espacio en el ámbito cultural y literalmente fue duro y penoso hacerlo, porque por sus propios medios sacaron a ratas y demás alimañas de un espacio que el gobierno del Bronco tenía abandonado en el Parque Fundidora: el Auditorio Carlos Prieto. Cuando las autoridades culturales les “tendieron la mano”, ese lugar estaba pa’l perro, con perdón sea dicho de tan noble animal.

Los mismos jóvenes cantantes de MOS, sus mecenas, los familiares y amigos de ambos, se dieron a la tarea de convertir dicho salón de dicho auditorio en un foro más o menos decente para presentar ahí sus primeras producciones. Y mientras eso sucedía, los mismos prospectos fueron siendo moldeados por -esos sí, expertos- en dirección artística, musical, escénica, coacheo de voces y performance actoral.

MOS florece en el “Desierto”

Con esta producción, MOS se consolida de la mano de Puccini como una bocanada de aire fresco para los amantes de este tipo de manifestaciones.

Elenco y Producción:

  • Madama Butterfly (Cio San): Valeria Vázquez.
  • B.F. Pinkerton: Manuel Bernal Dávalos.
  • Susuki: Itzeli Jáuregui (1ª función) y Estefanía Cano (2ª).
  • Sharpless: José Manuel Caro (a1 función) y Fernando Cisneros(2ª).
  • Goro: Salvador Villanueva.
  • Kate Pinkerton: Daniel Cortés.
  • Príncipe Yamadori: Kevin Hernández.
  • Comisario Imperial: Víctor Rodrigo.
  • Oficial del Registro: Adrián Cardeña.
  • Dolore: Leonel Santos García.
  • Coro del MOS, México Opera Studio.
  • Orquesta Sinfónica del MOS.

Actores y actrices invitados:

  • Claudia Marín.
  • Samantha Chavira.
  • Rafael Acuña.

Actores voluntarios FAE y FAMUS:

  • Sharon Yaremid Oliva.
  • Jorge Alberto Tamez.
  • Citlalli Anahí Heredia.
  • Martha Quiroga Galindo.
  • Juan Gustavo Cruz.

Equipo Artístico:

  • Dirección y puesta en Escena: Rennier Piñero.
  • Director Concertador: Alejandro Miyaki.
  • Diseño de Escenografía: Arturo Nava.
  • Realización de Escenografía: TBO Carpintería y Ansina.
  • Maquillaje y Peluquería: Meme García.
  • Diseño de Iluminación: Pepe Cristerna.
  • Video, Proyección y mapping: Dower Producciones – Dewi Ramírez.
  • Realización de vestuario: Laura Espinosa, Felipe Sánchez, Carmina Espinosa y Ana María Espinosa
  • Asistente de dirección escénica: Orlando Meza.
  • Asistente de dirección musical: Alberto Alonzo.
  • Coaching: Mtro. Alfredo Portilla y Mtra. Aida Bousselma.
  • Asesoría: Asociación México Japonesa del Noreste A.C Presidente, Daniel Furokawa.
  • Antropólogo: Dr. Shinji Hirai.
  • Producción ejecutiva del EFCA: Roberto Argüello.
  • Coordinación General de producción: Monserrat Granados.
  • Producción General: MOS, México Opera Studio.
  • Todas las fotos y videos por Ranny Piñero / Espacio Corante.
  • Arte: Ivonne Sena / DETONA.

 

Cajón de Sastre

“En medio del desierto de la inacción de muchos y de la crítica de los oficiosos mipes, qué delicia es ver florecer a MOS”, remata la irreverente de mi Gaby.