Pese a la pandemia y sus efectos en los viajes –que afectaron al turismo–, la guerra por el dominio de la aviación comercial entre los dos gigantes del sector, Airbus y Boeing, no se ha detenido.

Esto significa que los modelos más recientes producidos por ambos consorcios, como el A-350 o el 787, se siguen vendiendo y acumulando pedidos, a pesar de la disminución que supuso para los traslados aéreos.

De hecho, varias aerolíneas tuvieron pérdidas en este periodo, lo que también obligó a un recorte en los pedidos de nuevas aeronaves, pero parece que esta actividad vuelve a retomar su paso y como ejemplo tenemos que en 2021, Boeing vendió 535 aparatos, en tanto que su rival europea lo hizo con 507.

Si bien estas cifras muestran ya una mejora respecto al 2020, están lejos de los números de 2018, año en el que el gigante estadounidense entregó 806 unidades.

Ambas fábricas han ajustado su producción al periodo de crisis sanitaria para evitar mayores pérdidas y ahora empiezan a incrementar la construcción de sus aparatos, además de empezar a planear lo que será la nueva generación de aviones para las próximas décadas.

En tanto, otras empresas del sector –como Embraer, la rusa Sukhoi o la china Comac–, también siguen sus pasos esperando que el trago amargo que supuso el virus pase rápidamente.