La producción agrícola paradójicamente puede sobrevivir a la falta de tierra, pero no a la de agua. Sin el líquido no hay forma alguna de producción, ni de vida, ni de nada. Nuestro país enfrenta una seria crisis por su escasez y la consecuente sequía que afecta la siembra de los campesinos, la producción pecuaria, la producción alimentaria, la vida rural y ahora la vida urbana que ha detonado ya una crisis social, como es el caso de Monterrey, el más sonado recientemente.

La crisis social por la falta del líquido en una de las ciudades más importantes del país, expuso los usos y concesiones del agua en el norte del país. Despuntaron las imágenes de ciudadanos desesperados que mediante acciones de presión demandaban el suministro del líquido. Al mismo tiempo salieron a relucir las concesiones del agua otorgadas por CONAGUA, incluso para el uso de los ranchos de la exsecretaria de Gobernación, la senadora Olga Sánchez Cordero, este dato, como todos los que implican a personajes de la cuatroté, paso de noche y así nadie sabe, nadie supo. En contraste, los reflectores se colocaron en el uso industrial del agua.

Paralelamente, aunque con menos difusión, se percibieron los efectos devastadores de la sequía en el ganado de Chihuahua, Coahuila, Baja California y Tamaulipas. Significativamente la preocupación social se concentró básicamente en las necesidades de los ciudadanos -y no es para menos-, pero la producción alimentaria, que es determinante para la supervivencia humana, como siempre, se soslayó e incluso como ya es costumbre en esta administración, se denostó.

Como es recurrente, cada vez más, en la actual administración, cuando el país enfrenta una crisis el inquilino de Palacio saca de la chistera a un grupo o sector para ponerlo en picota y achacarle la culpa de la situación.  Naturalmente se trata de desviar la atención a sus inexistentes e ineficaces políticas públicas y sacudirse cualquier responsabilidad que pueda empañar su popularidad. Como también es recurrente, el sector agroalimentario es usado por la cuatroté como factor de distracción y golpeteo.

En esta crisis del agua, el discurso crítico de la Presidencia se enfocó en las industrias refresquera y cervecera instaladas en Monterrey.  Se acusó que los fabricantes de cerveza como Heineken y Grupo Modelo utilizan “13 mil 474 litros por segundo de agua, cantidad que abastecería a la ciudadanía que hoy padece la crisis hídrica”, pero que, pese a ello, se negaban a compartir el líquido con la población afectada. De acuerdo con algunos reportes, en México se utilizan en promedio 2.6 litros de agua por cada litro de cerveza producida, muy por debajo del promedio mundial de 5 litros de agua por litro de cerveza. Es más, las industrias cerveceras y refresqueras de Monterrey, en conjunto, utilizan un tercio del agua que utiliza la industria acerera en la misma región.

Lo trascendental para el jefe de la cuatroté es fabricar un culpable al que la ciudadanía afectada por la carencia de agua, el pueblo bueno, desprecie, repudie sin importar que se trate de quien da empleo a más de 100  mil trabajadores directos e indirectos (muchos neoloneses), beneficie a más de cinco mil familias de agricultores que cultivan alrededor de 300 mil hectáreas de cebada, consolide la compra de la cosecha de cebada  nacional e incentive  el trabajo agrícola de la cadena productiva de la cebada .

De acuerdo con el INEGI, tan solo entre enero y mayo de este 2022, nuestro país registró una producción récord de 5 mil 743 millones de litros de cerveza, siendo Zacatecas la entidad con mayor producción gracias a la planta de Grupo Modelo considerada la más grande del mundo, seguida de Coahuila, Nuevo León, Sonora y Baja California.

La crisis del agua resultó una oportunidad estratégica para que el inquilino de Palacio refrendara su “invitación” a que las empresas abandonen el norte y se instalen en el sur del país con el argumento de que allá hay mejores condiciones para su desarrollo, como fue el caso de la empresa Constellation Brands, la cual “decidió” trasladarse a Veracruz, luego de la disputa con los pobladores en BC precisamente por el agua y con ello también se evitó un conflicto con Estados Unidos. Ahora la empresa goza de 14 concesiones que CONAGUA le otorgó para explotar aguas subterráneas por 3 millones de metros cúbicos al año a través de su filial, Compañía Cervecera de Veracruz. Ahora el agua ya no es un problema para ellos. ¡Suertudos!

Esta nueva intentona presidencial no está acompañada de un plan para redefinir el futuro de los empleados de las cerveceras para saber si los tendrán que finiquitar y con ello engrosar la lista de desempleados o si los trasladarán con ellos y quién asumirá ese gasto, o la construcción de la infraestructura. ¡Todo suena a puntadas! Por ello no sorprende que entre algunos fabricantes de cerveza se fortalece la idea de que la insistencia presidencial tiene un fuerte y rancio olor a “venganza” contra los empresarios de Monterrey. ¿Será?

Lo cierto es que las argumentaciones presidenciales se extendieron hasta el Congreso de Coahuila, donde con posiciones divididas, los diputados locales recordaron también las críticas del Presidente López a la industria lechera de la región de La Laguna por su utilización de agua y su invitación para que se trasladara a Campeche o Tabasco. Sin embargo, también recordaron el impacto que esto tendría en el aspecto laboral, ya que, de la industria lechera y cervecera, dependen miles de familias en el norte del país y millones de personas directas e indirectamente. Puntadas y más puntadas que pueden derivar en catastróficas consecuencias para el sector agroalimentario.

Planteada la importancia de la industria cervecera para el país, cabe hacer un alto en el camino para preguntarse si la insistencia del gobierno federal de trasladar las factorías al sur –particularmente al sureste- del país, obedecen más a una estrategia de desmantelamiento de los grupos oligárquicos que a una real preocupación por los derechos humanos, como el del acceso al agua. Todo parece indicar que el trasfondo e interés es “arropar” con inversiones económicas y consenso social, proyectos tan cuestionados y polémicos como el tren Maya y el tren Transístmico, además de favorecer, como es la consigna de cada gobierno federal, la región de origen del Presidente en turno.

Pero mientras se señala y se enjuicia desde la palestra presidencial a tirios y troyanos, presionando a la iniciativa privada a asumir los costos para lograr los afanes políticos de la preservación del poder después del 2024, agroindustrias tan importantes como la cervecera y la lechera, continuarán en medio de los vaivenes del poder. Los más afectados, como siempre, productores y consumidores. Por cierto, ¿cómo irá en rendimientos la cerveza “Rocío” que producen los empresarios López Beltrán? ¿Cuántas concesiones habrán obtenido de CONAGUA para producir su cerveza y sus chocolates?