Una historia inmortal (Une histoire immortelle, Francia, 1968) de Orson Welles, escrita por Orson Welles y Louise de Vilmorin, basada en el cuento The Immortal Story de la escritora danesa Karen Blixen (seudónimo literario: Isak Dinesen), Fotografiada por Willy Kurant, Montada por Claude Farny, Françoise Garnault, Yolande Maurette y Marcelle Pluet, Musicalizada por Erik Satie, con Jeanne Moreau, Orson Welles, Roger Coggio, Norman Eshley, Fernando Rey…
Mr. Clay (Orson Welles), anciano y rico comerciante, que vive en Macao, le cuenta a Elishama Levinsky (Roger Coggio), su asistente judío, quien le contaba las profecías de Isaías y al que interrumpe diciéndole que no le gustan las profecías, que una vez un anciano rico le ofreció 5 guineas a un marinero para embarazar a su esposa. Su asistente, le comenta que también conoce la historia. Mr. Clay decide hacer realidad la historia ficticia y encomienda a su asistente contratar al marinero Paul (Norman Eshley), venido a menos, por 5 guineas, para acostarse con una bella mujer del lugar: Virginie (Jeanne Moreau), quien fingirá ser su esposa, a la que le pagará 100 guineas. Ella acepta, si le pagan 300 guineas.
La película abre con una toma de una calle de Macao (la escenografía fue montada en algún lugar de España) y música de Erik Satie, mientras una voz fuera de cuadro comienza a narrar la historia. Una historia maldita, porque, tiempo atrás, Mr. Clay, arruinó al padre de la bella mujer, provocando su suicidio, y ahorra ella planea vengarse. Mr. Clay se obsesiona en volver real una historia imaginaria, por capricho y por su capacidad de poder económico. Es un hombre en decadencia física. Su asistente, un judío errante, condición de su pueblo, tiene apego por la pasión de la soledad y es quien se ocupa en armar toda la farsa.
El crítico Ángel Fernández Santos, calificó como un estallido, como un vendaval, refiriéndose a El ciudadano Kane (Estados Unidos, 1940), la llegada volcánica, expansiva y huracanada de Orson Welles al cine, considerándola “una dimensión de su personalidad, indispensable para poder medir el significado de su empeño actual en la conquista, lenta y progresiva, de la serenidad, la suave amargura interior de ese clasicismo que apuntan sus últimas obras (sobre todo Una historia inmortal), evidencia de un reposo y de un equilibrio, cuya energía se origina, probablemente, en la misma fuente de su antiguo, innato barroquismo.”
Innato barroquismo que volvería a resurgir, de manera postmoderna, con la inconclusa y recientemente montada (recordemos que Orson Welles murió en 1985) realización Al otro lado del viento (The Other Side of the Wind, Estados Unidos, 1970-2018). En mi anterior colaboración (Revista Siempre!, No. 3606) aparece, erróneamente, el año 1918.
El crítico Tomás Pérez Turrent, en un comentario titulado HISTORIA INMORTAL. EL PODER Y LA FICCIÓN (Revista Sucesos, No. 2026) escribió: “Dentro de la estructura clásica del filme, dentro de su forma cerrada, se produce un desliz, se produce lo que algunos llaman una ‘segunda articulación’, en forma abismal (la ficción de una ficción), una construcción interior reflexiva: la ficción tradicional comporta una segunda (la historia imaginaria reconstruida ficticiamente, pero en un acontecer real) y esta, a su vez, adquiere una vida diferente en la libertad del marino… En (Una) Historia inmortal lo fundamental son las pausas. Casi se puede decir que el filme está construido a base de puro tiempos muertos, pero sin que esto impida el avance continuo de la acción, lo que pasa es que la acción es diferente, más interior, una acción que está cerca de la meditación. Tampoco desaparece la riqueza de cada uno de los planos, lo que sucede es que, en concordancia con el propósito, hay una enorme economía de medios. Muy pocas veces antes… se había integrado tanto el virtuosismo técnico. Ya no sobresale, de manera monstruosa, el uso de las focales cortas, la profundidad de campo y de foco, los asombroso planos secuencia. Y no es que Welles no los utilice, sino que, en esta ocasión, se adecúan de tal manera al propósito esencial del filme que son como borrados por él. Mr. Clay es… un personaje cuya voluntad de poder construye un mundo a su medida… Pone en escena una historia destinada a correr de boca en boca, hasta el fin de los tiempos, también, para perpetuar su poder. Toda la obra de Welles está llena de personajes de estas características, gira alrededor de la omnipresencia de un hombre, dominado por la voluntad de poder… monstruos que van inexorablemente a su destrucción, en un universo que han creído preservado por el poder, universo falsamente seguro, dado, cinematográficamente, por los largos planos que son los que mejor dejan sentir la seguridad, siempre asechada”.
Tomás, en contradicción con el clasicismo de la película, escribe: “Otro elemento esencial es el escenario, la utilización que Welles hace de él, con la proliferación de elementos barrocos… presentes… cuando se utilizan… en las calles y plazuelas de un villorrio español, en sus mansiones, todas de un realismo desesperante, a pesar del leve disfraz de Macao…
(Una) Historia inmortal es una serie de variaciones sobre cuatro temas: el poder, la ficción, la libertad de los otros, el envejecimiento… utiliza como fondo cuatro temas musicales… un leitmotiv (idea que se repite a intervalos) en forma de múltiples variaciones… que van a dar el ritmo del filme… el filme sigue sus matices, se guía por su humor y su gravedad… son las notas enigmáticas que guían al intérprete de esta música, un hilo misterioso que desarrolla, con ingenuidad virginal, esta música que parece venir del fondo de los tiempos… el filme en su apariencia inmóvil es movimiento, sin grandes gestos, es perpetua vibración.”
Los diálogos entre los personajes, por un lado, son hirientes, crudos, embaucadores, maliciosos y por otro, son poéticos, puros, limpios, hermosos. La secuencia paralela de los amantes fortuitos en la alcoba (él le confiesa a ella que nunca ha estado con una mujer y ella se encarga de consumar el acto sexual), que incluye primeros planos del bello rostro maduro de Jeanne Moreau y tomas del anciano, comentando, delirantemente, que la historia será contable, porque ha sucedido, ya sin el poder de satisfacer su deseo sexual, cayendo en la frustración, quizá la causa de su muerte, es reveladora.
Al final, Elishama le dice a Virgine, cuando ella sale a la terraza, para ver la partida de Paul, quien le ha dejado a Mr. Clay una concha de regalo para ella, en la que se oye una canción: “Ha muerto […]. Ha esperado al amanecer para apurar la copa de su triunfo. Pero, ha sido demasiado fuerte para él. Es muy duro que la gente desee tanto las cosas que no puedan prescindir de ellas. Si no las logran, resulta duro y cuando las alcanzan, seguramente lo es aún más”. Al acercar la concha que ha recogido del piso a uno de sus oídos, para escuchar la canción, Elishama dice: “Esto lo he oído yo antes. Hace mucho. Pero, ¿dónde?”
Por supuesto, intuyo, que es la Historia Inmortal cantada. Tenía razón Tomás, (Una) “Historia inmortal es una reflexión sobre los límites y los poderes de la ficción, de la manera como esta puede escapar a su creador, sobre el poder y la libertad, sobre el declive y el envejecimiento. Con una lucidez absoluta, con un poco de humor, Welles, que según la leyenda se toma por un demiurgo, por un hombre que juega al dios megalómano, destruye precisamente, toda posibilidad de demiurgo absoluto”.


