La legislatura del estado de Veracruz aprobó un decreto de reformas a la Constitución Política de la entidad. Esto sucedió el martes 2 de agosto en curso. La reforma lleva el sello de la casa: precipitación y ser una modificación a modo. Por más que no se quiera reconocer, eso es lo que va con AMLO y con Morena.
Por virtud de la reforma se pretende allanar el obstáculo que existe para que la señora Rocío Nahle García, actual secretaria de energía, pueda ser candidata a gobernadora de esa entidad. La señora es nativa del estado de Zacatecas; es zacatecana; es paisana de Ricardo Monreal. Ella, por virtud de su cargo, tiene como domicilio legal y efectivo en esta Ciudad de México.
El artículo 11 de la Constitución Política del estado de Veracruz, actualmente en vigor dispone:
“Son veracruzanos:
- Los nacidos en el territorio del estado: y
- Los hijos de padre o madre nativos del Estado, con una residencia mínima de un año.”
El texto de la fracción que se adicionó, por el que se hace veracruzana a la seora Nahle, es el siguiente:
“III. Las o los mexicanos nacidos fuera del territorio del Estado, con hijos veracruzanos o con una residencia efectiva de cinco años en territorio veracruzano.”
La señora Nahle no la tiene fácil: el artículo 116 de la Constitución de la República, en su fracción I, que es de naturaleza suprema, en su parte relativa, dispone:
“Sólo podrán ser gobernador constitucional de un Estado un ciudadano mexicano por nacimiento y nativo de él, o con residencia efectiva no menor de cinco años, inmediatamente anteriores al día de los comicios, …”
El fin que se persigue con esa disposición, es permitir la llegada al cargo de gobernador a personas que estén vinculadas realmente a una entidad y que, por ello, conozcan sus problemas, particularidades y necesidades. El constituyente partió de la presunción de que ese conocimiento se logra a través de dos formas: una, por ser nativo de ella o por haber residido dentro de su territorio por un tiempo considerable.
Ninguno de los objetivos anteriores se logra cuando se dispone que para ser considerado veracruzano es suficiente con tener hijos que hayan nacido dentro del territorio de la entidad. Es actuar en fraude a la ley cuando, a través de esa maniobra, se pretende eludir lo mandado por el artículo 116 de la Constitución de la República. En su momento, una vez que se agoten las vías que la ley señala, las autoridades electorales deben negar el registro de la candidatura y, para el caso de que este sea concedido, revocarlo por no reunir los requisitos señala el artículo antes citado.
La acción, aparte de ser precipitada, responde a la práctica muy propia de Morena: usar la ley con fines políticos. Se reforma para permitir a alguien ocupar una posición para la que está impedido. Cuando no puede ocupar un cargo, se viola la ley; cuando ello no es posible, por existir autoridades que lo impiden, se intenta modificar el marco normativo que organiza y regula la actuación de las autoridades electorales. Todo al gusto del cliente.
De conformidad con el artículo 116 de la Constitución de la República, únicamente pueden ser gobernadores de los estados quienes son nativos de ellos o quienes tengan una residencia efectiva dentro de su territorio de cuando menos cinco años.
La señora Rocío Nahle, por virtud del cargo que desempeña, tiene su residencia en la Ciudad de México, por lo mismo, no puede afirmarse que la tenga dentro del territorio del estado de Veracruz. La residencia, de conformidad con el precepto citado, debe ser efectiva, en el sentido de ser real y no legal o virtual.
No es suficiente para superar el obstáculo que implica el articulo 116, con que se aparente cumplir con lo que él dispone. Todos, incluyendo a los partidos políticos, están obligados a procurar el cumplimiento cabal del mandamiento supremo. Así, quienes pretendan ser candidatos a gobernador del estado de Veracruz, deben ser nativos de él o con una residencia efectiva de cuando menos cinco años, independientemente de los requisitos adicionales que prevea la Constitución de la entidad.
En ese contexto, a pesar de la reforma a la Constitución local, la señora Nahle no puede ser candidata a gobernadora del estado de Veracruz; Morena está Impedido a pretender registrarla como su candidata y las autoridades electorales no deben registrar su candidatura y, de hacerlo, no seria válido.
Una vez que la reforma entre en vigor, los partidos políticos, quienes aspiren a ser candidatos a gobernador o la ciudadanía, pueden recurrir a la acción de inconstitucionalidad y al amparo para cuestionar la reforma, independientemente de las acciones que se enderecen a impedir su registro o para cuestionar éste, para el caso de que se haga.
Políticamente es explicable, pero no justificable, recurrir a una maniobra como la que ha intentado el Congreso del estado de Veracruz, en los casos en que no hubiera candidatos con los méritos y la preparación políticas suficientes para ocupar la gubernatura. Pero nadie puede negar que ese estado ha sido y es cuna de políticos de altísimos niveles, prueba de ello son don Sebastián Lerdo de Tejada, Miguel Alemán Valdés, Adolfo Ruíz Cortines, Ángel Carvajal y Jesús Reyes Heroles, entre otros muchos. En la actualidad hay un número crecido de políticos nativos de la entidad a los que le sobran méritos para ocupar el cargo.
Llegado el caso, la revocación del registro sería en demerito del candidato que lo substituya y con mengua de la autoridad de los líderes de Morena. Quien resulte candidato sustituto poco tendrá que agradecer a AMLO y a Morena, desde el momento en que su elección no recayó, desde un principio, en él.
A como vamos, no sería remoto que, en un futuro próximo, se modifique la Constitución del estado de Veracruz para disponer que también son veracruzanos los que en alguna parte de su vida hayan turisteado dentro de los límites de la entidad.
AMLO y su Cuarta Transformación, sin entender la naturaleza de las instituciones públicas, las han desvirtuado. Esto ha sido y es una práctica constante y generalizada. No hay una que haya quedado a salvo de la acción destructora de ese movimiento político y de su líder. Pretenden trascender, en el sentido de seguir gobernando una vez que concluya su mandato, y hacerlo a través de un sucesor débil y de gobernadores que no tienen mayor mérito. Que todo le deban a ellos.

