Vivimos en un mundo en el que, a pesar de los avances científicos y tecnológicos, existen personas que creen que la Tierra es plana, que ciertas infusiones curan cualquier enfermedad, le temen a las vacunas o creen que un virus se puede transmitir por ondas electromagnéticas.

No importa la gran inversión que se ha hecho en la ciencia, ni tampoco los avances innegables que la humanidad ha tenido en este campo –como lo reflejan los teléfonos celulares desde los cuales muchos de estos amantes de las teorías de la conspiración difunden sus creencias–, sino lo que algunos piensan y su rotunda negativa a aceptar las evidencias de que la ciencia, ya sea a través de la medicina o de alguna tecnología, cura enfermedades o nos facilita la vida.

Es por esto que se hace más necesario que ayudemos a difundir la ciencia, es decir, el conjunto de conocimientos que ayudan a entender muchos de los fenómenos que nos rodean y son parte de nuestra vida cotidiana.

Vivir en un mundo de fantasía en donde nuestro mundo es plano, las hierbas curan hasta el cáncer o existen remedios mágicos contra cualquier enfermedad puede sonar bonito, pero no es más que una ilusión que todos debemos combatir, porque muchas personas han muerto por seguir este tipo de creencias cuando un tratamiento médico, por citar un ejemplo, hubiera salvado sus vidas.

Es un tema que todos deberíamos compartir e investigar para conocer más y no quedarnos con versiones de charlatanes que sólo buscan su beneficio económico y no el avance de la humanidad.