El gobierno de Estados Unidos y Canadá iniciaron un proceso de consulta en torno a la política energética del inquilino de Palacio Nacional. La queja se basa en la presunta violación del Tratado México-Estados Unidos-Canadá (T-MEC) en los capítulos de acceso a mercados, inversión y empresas públicas; particularmente en los siguientes aspectos: sobre los compromisos de los capítulos 2 y 14 del T-MEC en lo relativo a: 1) trato igualitario (que se favorece a las empresas nacionales, incluidas las paraestatales sobre las extranjeras) 2) trato discriminatorio que se está dando a las inversiones extranjeras (específicamente en las del sector eléctrico) 3) cuestionan la Ley de la Industria Eléctrica que el año pasado tuvo modificaciones y que siete ministros de la Suprema Corte de Justicia de la Nación consideran inconstitucional por lo que los amparos siguen su curso y podrán terminar siendo ganados por los quejosos.
Aunque es evidente que el conflicto con nuestros vecinos del Norte es por temas eléctricos, para Andrés es más importante seguir en campaña y hacer pasar esta situación por temas de hidrocarburos (petróleo) para defender su teoría de que a Pemex se le ha abandonado y el lucha por la soberanía de la misma. Tan es así, que en su show mañanero decidió poner la canción de “Chico Che – Uy qué miedo” para luego adicionar que México no es una colonia y que el día de la independencia nacional dará una explicación del litigio.
Por otro lado, la 4T ha expresado que el asunto energético no está expreso en el T-MEC y se va a resolver, como si le fuesen a explicar a Estados Unidos y Canadá como funciona el tratado. La realidad es que existen obligaciones transversales; esto quiere decir que hay reglas generales que se aplican a toda inversión de forma pareja, excepto lo que está explícitamente excluido. Y el asunto energético no está excluido, por lo cual las inversiones en el sector se tratan igual que en cualquier otro. Si bien es difícil de entender este tema, Andrés aprovecha la ignorancia del “pueblo” para vender el nacionalismo, culpar a empresarios y señalar que los países que conforman el tratado buscan aprovecharse de México, cuando lo único que sucede es que impide que cualquier empresa nacional o extranjera compita de forma pareja, con reglas y se favorezca exclusivamente a CFE y Pemex, aunque nosotros los mexicanos seamos quienes paguen los costos finales en temas económicos y ambientales.
Para concluir las posibles consecuencias de escalar a nivel de panel (segunda estancia) es que tanto EU como Canadá impongan medidas retaliatorias, es decir, aranceles o cuotas a productos importados de México. No necesariamente se imponen en temas relacionados con la energía, de hecho, en la mayoría de las ocasiones los países que desean imponer medidas buscan productos con dos características: 1) que tengan un impacto económico significativo, pero proporcional al que están siendo expuestos en su queja; y 2) que tenga el menor impacto posible en el país quejoso. Por último, es evidente que de llegar a esta segunda instancia, se pone en tela de juicio que México no cumple con los tratados internacionales y esto se traduce en una incidencia muy negativa en las inversiones en nuestro país en un futuro.