Con el 4º informe de gobierno del inquilino de Palacio Nacional, el tema más débil y donde reprueba sin duda alguna, es la inseguridad que azota al país día con día. Aunque resulta inexplicable que en los rubros de educación y salud no esté reprobado (encuestas le dan 55% de aprobación); en lo personal con ver la reducción del gasto a estos sectores, las clases perdidas de los alumnos, el “nuevo plan” experimental en planteles escolares, la falta de vacunas, la pésima planeación en la pandemia, los decesos y cifras maquilladas, entre otros… me es increíble que la población lo apruebe.

Ya no es una violencia específicamente de los cárteles, del crimen organizado o los narcos, es un tipo de violencia micro que se sitúa en cualquier calle o esquina del territorio mexicano. Es un cobro de piso que busca exaccionar a la sociedad mediante sus rentas sin importar su condición socioeconómica y esto genera una violencia mucho más generalizada y en donde lo que menos necesitas es poner a la guardia nacional en manos de la Secretaría de la Defensa Nacional como si eso fuese a resolver el problema. En México existen dos tipos de fuerzas armadas: 1) las legales y 2) las ilegales. Las primeras incluyen a los militares, marinos y policías; y las segundas a las bandas del crimen. Por más que las primeras sean superior en número, presupuesto del erario, profesionalismo y organización, no garantizan la principal función del Estado: la seguridad. Por el otro lado, las segundas han logrado permear en el territorio nacional, tiene una capacidad de respuesta paramilitar, pero sobre todo, una impunidad de acción porque son indesafiables en muchas ciudades y pueblos. El gobierno de la 4T no quiere usar la fuerza para contener todo tipo de ilegalidad, es más, se ve bastante cómodo con la situación de permitir cualquier evento y no encuentro otra razón, salvo que existe un “pacto o tregua” entre las dos fuerzas armadas o al menos una forma de promover sus actividades ilícitas con sus ya famosas frases que en mi parecer son ridículas.

Como se puede entender que Andrés militarice el gobierno: más presupuesto, son responsables de la mayoría de obras y actividades, quiere darles el control de la guardia nacional; que por cierto se contrapone a la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos (cosa que no le interesa respetar), y al mismo tiempo tolere al crimen organizado, libere a sus líderes y celebra que en donde se encuentran estos delincuentes es donde menos inseguridad existe. Esta alianza, porque los hechos solo evidencian la misma, es una forma de seguir controlando el poder por las grandes ventajas que representa tener de aliado al crimen organizado. Mientras tanto, este gobierno de dichos, palabrería y narrativa, no da un solo resultado en hechos y números. Este cuento de la transformación no puede durar infinitamente, tarde o temprano por más que compre a su base electoral regalando dinero de los mexicanos, diciendo que él mismo es quién se los da, termina por ser alcanzado por la realidad económica, porque las dádivas no contemplan la inflación y falta de crecimiento económico, por ende, es menos dinero, que vale menos y esto genera que alcance para menos cosas.