Un rasgo distintivo de la política son los discursos con medias verdades, o con la generación de una realidad (solo en la narrativa) diferente a la que los ciudadanos perciben. Es una mala costumbre que de tanto repetirse, los políticos estiman que es una alternativa correcta, efectiva y libre para cuando la necesiten utilizar.

Y es que la política desde hace mucho ha dejado de ser un espacio para solucionar los problemas de la gente o incluso para debatirlos siquiera. Por eso que, en un momento diseñado para rendir cuentas, hablar sobre los desafíos y anunciar las políticas a continuar, simplemente se utiliza como tarima para un mitin propio de un evento electoral, para esparcir odio, para inventarse enemigos y por supuesto para juramentar a los “soldados” que deben luchar frente a esos enemigos.

Una de las grandes enseñanzas que nos dejó el TLCAN después de 25 años fue la necesidad de su constante actualización, ante la cambiante realidad que nos ofrece un mundo globalizado. Y saber que somo mas fuertes, mientras más unidos e intereses comunes tengamos.

Vale la pena rescatar lo que la embajada estadounidense en territorio mexicano… “México y Estados Unidos seguimos comprometidos con la construcción de una fuerza laboral más inclusiva que reconozca que todos nuestros ciudadanos deben beneficiarse de nuestro crecimiento económico. Con ese fin, estamos trabajando juntos para promover prácticas comerciales responsables, implementar las obligaciones en virtud de los convenios laborales internacionales, cooperar para erradicar el uso del trabajo forzoso en nuestras cadenas de suministro y ampliar los programas de trabajadores temporales con fuertes protecciones laborales. Hacerlo nos ayudará a avanzar en los compromisos que asumimos con nuestros socios en la declaración conjunta sobre Cooperación en las Cadenas de Suministro Globales de julio 2022 para promover la transparencia, la diversificación, la seguridad y la sostenibilidad en las cadenas de suministro globales”.

Damos la bienvenida y confiamos en el aporte de las personas interesadas para definir e implementar iniciativas del Dialogo de Alto Nivel (DEAN). Afirmamos nuestro compromiso de continuar realizando actividades de vinculación con el sector privado, la academia y la sociedad civil, y buscamos expandir nuestros esfuerzos de interacción con representantes a nivel estatal.

Nuestro trabajo en el DEAN creará oportunidades inclusivas para beneficio de nuestros trabajadores y comunidades. México y Estados Unidos reafirmamos nuestro compromiso de reunirnos anualmente a nivel de secretarios y semestralmente a nivel de subsecretarios para seguir avanzando a partir del progreso logrado hasta ahora y trabajar hacia nuestra meta compartida de una América del Norte segura y próspera, capaz de superar los desafíos de hoy y alcanzar el potencial del mañana”

Así o con mayor buena voluntad.

Sin embargo, es importante recordar que el 30 de septiembre de 2018, en el marco de la cumbre del G-20 en Argentina, se firmó del acuerdo comercial trilateral México, Estados Unidos y Canadá, conocido como T-MEC, USCAM y CUSMA, por los firmantes.

Y con este acuerdo se creó la región comercial más importante del continente, sin embargo, las diferencias como en todo buen acuerdo, han surgido y hoy quiero referirme a las que se dirimen en estos días.

En México ya se ha hecho costumbre que el discurso marche por un lado y la realidad por otra. Tan es así que lo informado en México difiere de lo comunicado por el gobierno estadounidense.

La administración de AMLO señaló que el enviado de la Casa Blanca vino a invitar a México a sumarse al plan para producir semiconductores e impulsar la electromovilidad.

Mientras que desde el gobierno de Biden, se expresó que hablaron de migración y crimen organizado en especial de la producción y tráfico de fentanilo. Además de temas comerciales.

Lo cierto es que más allá de los semiconductores, de la movilidad eléctrica y de la banda 5 G para la telefonía celular, se abordaron temas muy específicos, delicados y hasta incómodos como lo fueron: el comercial, el migratorio y de seguridad (a pesar de lo “informado” por los mexicanos).

Dentro de esta visita que se generó por un “Diálogo de Alto Nivel” no asistió la encargada del acuerdo comercial por parte de los Estados Unidos, Katherina Tai, responsable en ámbito energético y sí la secretaria de Comercio, Gina Raimondo. También llamó la atención la presencia de Juan Gonzalez, director general para el hemisferio occidental de la Casa Blanca, de su consejo de seguridad y del subsecretario económico y del medio ambiente del Consejo de Seguridad del Departamento de Estado, José Fernández, del que poco se dijo en México, pero formó parte de la delegación, por algún motivo.

La preocupación por el tema ambiental y energético por parte del gobierno estadounidense es una realidad, tan ese así la presencia del subsecretario Fernández.

Fue una reunion cordial, hasta donde se sabe, pero lo es también que se habló de las políticas medioambientales seguidas por del presidente mexicano que afectan las oportunidades y el clima propicio para la inversión en el espacio bilateral principalmente.

Esta reunión se dio principalmente por la inconformidad, quejas e intranquilidad de las empresas de los Estados Unidos de la industria energética y medioambientales, no sólo ante el Congreso sino en la misma Casa Blanca donde se han expresado.

Es de celebrarse estas platicas, pero es importante conocerse el avance del Dialogo de Alto Nivel, ya que, de no llegarse a un acuerdo, el conflicto escalaría.

@lalocampos03