No sé usted amable lector, pero se siente por segunda ocasión una enorme indignación por cómo el gobierno hace de las fiestas patrias su movimiento político y su permanente conducta de ruptura. No entiendo como un presidente teniendo esa enorme responsabilidad y privilegio en el cargo usa el tiempo de la nación para dividir y exponer su permanente amargura.

Que diferente sería atender los problemas nacionales en lugar de descalificar a quien se le antoja. Dar ánimo a los enfermos, seguridad a los ciudadanos, bienestar a los vulnerables, atención a las víctimas de la violencia, promover la unidad familiar, estimular a la educación, admirar a los sabios y proveerse de sus enseñanzas.

Queremos, deseamos, anhelamos gritar a un México de creadores, de innovadores, de promotores de cambios, propositivos, inventores, emprendedores. Eso nos urge.

Por el contrario, no hay día que no deje de atacar a alguien o alguna institución en sus mañaneras para indultar o agredir. El primer año de su gobierno fingió estar solo y su esposa en Palacio Nacional para dar el grito de Independencia. Alevosamente las imágenes televisivas mostraban pasillos vacíos de invitados cuando estos estaban detrás de un cordón apiñados del lado de las ventanas y balcones de Palacio.

Fue el propio embajador de Estados Unidos quien subió a redes fotografías del fiestón en los patios del Palacio. El año pasado de vergüenza el evento de Isabel Arvide en Turquía, arrastrando la bandera y elevando loas al tabasqueño mientras en México se rendía homenaje al presidente de Cuba. Se desgañitaba el presidente en la defensa cubana ante “el bloqueo” estadounidense y se obligaba a nuestra Fuerzas Armadas a rendir tributo y honor al extranjero.

Este año no es la diferencia. AMLO ya decidió a sus invitados encabezados por el impresentable Evo Morales (quien por cierto usó de cobija a nuestra bandera en un avión cuando nuestro gobierno le rogaba aceptar asilo político). No entiendo como una institución académica como la de Zacatecas, se permite el lujo de otorgarle un Honoris Causa y la jefa de Gobierno, Sheinbaum, entregarle a nombre de todos nosotros las llaves de la ciudad.

Lo mismo con Julián Assange, un delincuente sentenciado y perseguido en el mundo como espía. También la familia del “Che” Guevara (el último hijo de AMLO se llama Jesús -por el hijo de Dios- y Ernesto por el rebelde guerrillero). Estos invitados y otros representan una postura política personal de AMLO y aquí no significan nada, nada, en nuestro movimiento independentista.

Los usa como mensaje a gobiernos ajenos que siente opositores como los Estados Unidos. Nos usa como nación para sus controversias internacionales que nos colocan en riesgo. Participa de jornadas históricas ya superadas pero que para él son estandartes de su “transformación”. Elimina a Cortés y a Colón, pero admira a Castro y Maduro. Lo importante para el presidente es que contrató a los Tigres del Norte para distraer al pueblo. Como en pocas ocasiones la fuerza de nuestras tradiciones y valores ha quedado en segundo plano en su mercado de politiquerías.

Ha malbaratado, por su ignorancia, la valentía de anónimos que convertidos en héroes construyeron la plataforma de independencia y democracia para México, esos dos aspectos que hoy intenta destruir militarizando y minando al INE. Las embajadas están salpicadas por incondicionales vendidos a la impunidad que les promete. Ellos son los encargados de representar la fiesta cívica más importante en las sedes diplomáticas y han sido cuestionados en su beneplácito por los pueblos a donde llegan.

He dicho que un país enfermo, ignorante, con hambre y amenazado por los criminales es el fiel reflejo de quien gobierna. Lo mismo cuando el tiempo nacional lo emplean para discusiones atropelladas en lugar de generar estrategias de vanguardia, de excelencia, representativas de liderazgo.

Aquí los debates son sobre carencias, cárceles, crímenes, soldados, quien miente más y mejor, ecocidios, imposiciones, corrupción. Pero muchos se llenarán los pulmones de falsedades en el grito como Clara Brugada y otros tantos que vociferan lo que les viene en gana rompiendo protocolos y respetos. Así está “su” transformación. Se dio el grito a un pueblo en recesión, con más pobres y enfermos, con más inconformes y secuestrados, muchísimas viudas y huérfanos, cientos y cientos de desaparecidos, pero insisto divertidísimos bailando con los Tigres del Norte y aplaudiéndole a rabiar a Evo Morales mientras AMLO y Ebrard le levantan victorioso los brazos. Nada más les faltó invitar a Florance Cassez.
Conductor del programa VaEnSerio mexiquensetv canal 34.2 izzi135 y mexiquense radio.

@cramospadilla