Los nervios y preocupaciones al interior de la Casa Blanca, así como, en el mismo corazón del partido demócrata, están en tensión por los resultados que se obtengan de las elecciones de medio término que están en desarrollo y que tienen como punto central el 8 de noviembre.

Y es que no es para menos, para el presidente Joe Biden, puede ser el inicio del fin de su presidencia y cerrar toda posibilidad de participar para un segundo periodo y, para los demócratas las cosas no pintan mejor, pueden perder la frágil mayoría que tienen en el Senado y el poder de la cámara de Representantes.

Se ha vuelto casi una tradición que el partido del presidente pierda parte de lo que ganaron 2 años atrás. Al revisar los números de las últimas 21 elecciones podemos concluir que el partido en el poder pierde 30 asientos en la cámara de Representantes y 4 asientos en el Senado.

En sólo 2 de estas elecciones que hemos revisado encontramos que el partido del presidente obtuvo nuevos asientos en ambas cámaras.

Cabe señalar que los demócratas, han ocupado la mayoría en ambas cámaras del Congreso y la presidencia durante los últimos dos años, pero es posible que no tengan ese poder consolidado por mucho más tiempo.

Los republicanos son los favoritos para ganar la cámara de Representantes impulsados por la; frustración, la economía y las ventajas en el proceso de redistribución de distritos que se lleva a cabo cada 10 años. Pero los demócratas están trabajando para mantenerse firmes, haciendo campaña para mantener temas como el acceso al aborto y otros más.

El panorama es más turbio en el Senado donde los republicanos buscan recuperar el control. Varias contiendas en estados clave, como en el campo de batalla, están reñidas, lo que llevó al líder republicano del Senado, Mitch McConnell, a decir que las posibilidades de que su partido gane la mayoría son 50-50, pero esto, sólo parte del discurso político, veremos que dicen realmente los electores.

De darse el avance de los republicanos, Biden sería desarmado en sus prioridades y las de su partido demócrata, tales como el acceso al aborto, el cambio climático y un control de armas más estricto serían simplemente guardados en el cajón de los pendientes. Su agenda simplemente sería letra muerta.

Y es que la historia política de los Estados Unidos ha dado distintos grados de importancia y trascendencia a las elecciones intermedias que se realizarán el próximo 8 de noviembre. En la Casa Blanca las alertas sobre la pérdida de la mayoría en la cámara de Representantes son frecuentes.

Los votantes tendrán la responsabilidad de renovar parte del Senado, la totalidad de la cámara de Representantes y más de la mitad de las gubernaturas.

De las 100 posiciones que conforman el Senado; 35 serán renovadas y los demócratas peligran. En la cámara de Representantes, el total de las 435 posiciones estarán en juego y según los especialistas, la mayoría puede quedar en los republicanos y de las 50 gubernaturas, 36 estarán en disputa y se prevé que sea en favor de los republicanos.

Estas elecciones a 2 años de la presidencial no son otra cosa que un referéndum del trabajo del jefe del ejecutivo en turno, más allá del partido al que pertenezca.

Las votaciones próximas son impactadas por una inflación no vista en más de 2 décadas, lo que, sin duda, será un factor que considerarán los ciudadanos, lo que se vislumbra como el mayor obstáculo que enfrentará el presidente Biden y los miembros de su partido, los demócratas.

Joe Biden sabe que su suerte política estará marcada por los resultados que comiencen a conocerse la misma noche del martes 8 de noviembre, su popularidad ha estado a la baja, sumando además el incumplimiento de muchas de sus promesas de campaña, sobre todo la pandemia sanitaria que actuó en su contra.

Seis estados estarán en el centro del universo político, los cinco que el presidente Biden recuperó en 2020: Arizona, Georgia, Michigan, Pensilvania y Wisconsin sumándose ahora Nevada.
Todos estos estados tienen múltiples contiendas críticas que determinarán el control del Senado, la Cámara y los gobiernos estatales. Lo que ocurra en éstos tendrá un impacto en temas como: el derecho al aborto, la política económica, la educación y la crisis climática, no sólo dentro de sus fronteras sino en todo el país.

Los demócratas necesitan al menos 50 escaños para mantener el control del Senado, con la vicepresidenta Kamala Harris dándoles el voto de desempate para la mayoría, mientras que los republicanos, necesitan 51 para ganar el control. De los 35 escaños en la votación, los republicanos son favoritos para ganar 20, mientras que los demócratas son los favoritos para ganar 12. Hay 3 escaños en los que la decisión es incierta.

Para controlar la Cámara de Representantes, un partido debe sumar por lo menos 218 de los 435 escaños. Los republicanos son favoritos para ganar 212, mientras que los demócratas para ganar 205, pero 18 escaños se consideran que podrían definirse por cualquier partido.

Y bueno ni Joe Biden, ni Donald Trump, estarán presentes de forma directa en estas elecciones pero su destino político se va a escribir más allá de lo que hayan planeado o simplemente querido. El voto es en estos momentos el producto más deseado por los políticos.

@lalocampos03