Los Universitarios hablan es un espacio abierto a la comunidad estudiantil, la que cursa la licenciatura en las instituciones de educación superior; inicialmente las que funcionan en la Ciudad de México. Pretende ser un espacio en el que los universitarios opinen libre y responsablemente sobre temas de actualidad.

En esta entrega participan estudiantes de la Escuela Libre de Derecho y del Departamento de Derecho de la Universidad Autónoma Metropolitana. Dan su visión respecto de un tema actual: El Grito de Independencia

Elisur Arteaga Nava

 

¿Viva? ¿Muera?

Por Mauricio Gutiérrez Cachón, ELD

 

El pasado jueves 15 de septiembre, se llenó como cada año la plaza del zócalo capitalino para gritar ¡Viva! Sin embargo, este año en particular hubo algo que todos quienes vimos la ceremonia pudimos notar, ya que junto con los varios ¡Viva!, también se gritó desde el balcón de Palacio Nacional algunos ¡Muera! Este cambio nos dejó a más de uno pensando ¿Qué es lo que el Presidente debe gritar?

El Grito dado por el cura Hidalgo en Dolores es muy distinto al que ahora se da año con año. Realmente no hay certeza sobre lo que el Padre de la Patria exclamó ante sus seguidores, pero hay cierto consenso en que, entre lo dicho, se encuentra “¡Viva la Virgen de Guadalupe! ¡Viva Fernando VII! ¡Muera el mal gobierno!”, sin mención alguna a la independencia. Ahora, el presidente López Obrador grita ¡Muera!, a la corrupción, al clasismo, al racismo; temas que representan un gravísimo problema en nuestro país.

Pero, volviendo a la pregunta inicial ¿Qué es lo que el Presidente debe gritar?  Dentro de los diversos protocolos señalados en Ley, no se menciona que debe decirse durante la ceremonia. Lo más cercano es un protocolo publicado en la página oficial del gobierno, pero este queda obsoleto, ya que cada año es diferente lo que en realidad se hace. Tal parece que el Presidente cuenta con libertad de dar el Grito a su antojo, e incluir tantos ¡Viva! o ¡Muera! como le plazca.  Queda entonces en nosotros cuestionar, año con año, si lo que se grita sobre la plancha del zócalo tiene el fin de conmemorar y celebrar la independencia, o tiene tal vez el fin de hacer política.

 

El grito solemne

Por Arturo Yamil Alvarado Díaz Slim, ELD

 

Siendo septiembre el mes patrio, surge entre los estudiosos del Derecho la duda sobre las regulaciones oficiales de las ceremonias de celebración de nuestra independencia. Interés que acreció cuando nuestro presidente, poco convencionalmente como el resto de su sexenio, gritó “¡Muera la corrupción!” en el tradicional Grito de Dolores, lo que remarca la pregunta sobre su legalidad.

Las características, difusión uso, honores y ejecución de la Bandera, el Himno, los Símbolos Patrios y el Escudo son todos regulados por la Ley Sobre el Escudo, la Bandera y el Himno Nacionales, publicada en el Diario Oficial el 8 de febrero de 1984. Entre sus disposiciones no hay un protocolo establecido para las formalidades del Grito, sin embargo, esto no es óbice para que existan lineamientos no escritos respecto de cómo se lleva a cabo la tradición en comento, procurando la mayor reminiscencia al original.

En ese sentido, el artículo 35 de la citada ley comienza por dar un indicio de la investidura consuetudinaria, que es la obligación del presidente de portar la Banda Presidencial en la conmemoración del Grito. Aunado a ello, quien fuere Coordinadora de Comunicación Social en el sexenio de Felipe Calderón, Alejandra Sota, explica que existe un “minuto a minuto” de cómo se lleva a cabo la conmemoración, desde que llega el presidente a Palacio Nacional. Cabe mencionar que la versión de 1810 ha sido distorsionada casi por todos los jefes de Estado y resta preguntarnos si ¿la solemnidad y el honor del acto no requieren un protocolo uniforme y obligatorio para todos los presidentes?

 

La lucha nunca terminó   

Por Alejandra Estrada Campos, ELD

 

Las campanas de la Iglesia parroquial del cura de Dolores haciendo un llamado de fidelidad a Fernando VII marcaron el inicio de una tradición que engendra el valor de la expresión popular. En medio del fragor de la lucha de los grupos revolucionarios se hacía patente el clamor por los derechos de un pueblo sometido. Este sentido recogido por el padre Morelos en los Sentimientos de la Nación hoy queda sojuzgado por una fiesta tricolor.

Es un día en que, enajenados por el gozo entre sombreros y pirotecnia, nos permitimos olvidar que la razón que nutre al verdadero patriotismo descansa en el reclamo de nuestros derechos y la protesta contra el mal gobierno

La explotación, la marginación, la pobreza, la falta de oportunidades educativas y laborales, la desigualdad, la inseguridad a causa del crimen organizado y la violencia, los feminicidios, las desapariciones forzadas, la corrupción, la impunidad, el abuso de poder, las violaciones a derechos fundamentales, la prisión preventiva oficiosa y el arraigo, nos hacen afirmar que siguen siendo deuda los pilares de libertad, igualdad y justicia que vieron nacer la Independencia.

En uno de los países más desiguales y violentos del mundo, la noche del 15 de septiembre es una celebración fúnebre si no sirve para recordar que la lucha sigue viva, pues como ya señalaban nuestros constituyentes de Apatzingán “el buen gobierno es aquel que procura las condiciones para que las personas prosperen y sean felices”.

A 212 años del grito de independencia, urge ver con claridad que éste no se reduce a presenciar a un servidor público tañendo una campana. Exigir nuestros derechos y cumplir nuestras obligaciones es vestirse de México, es gritar ¡Viva México!

 

Independencia o muerte: Vicente Guerrero, padre de la patria

Por Landaverde Juárez Juan Carlos, UAM

 

En el año de 1810 Miguel Hidalgo, un clérigo burgués, fue el encargado de comandar el grito a favor de Fernando VII, quien en la península ibérica estaba asediado por el poderío francés.  Posterior a la muerte de Hidalgo y colgada su cabeza junto a la de Aldama, Allende y Mariano Jiménez a las afueras de la Alhóndiga de Granaditas, queda al mando del movimiento insurgente José María Morelos y Pavón.

Lo que pretendemos aclarar es la paternidad del México Independiente que hasta el día de hoy se nos ha “vendido” como un proceso concreto sin interpretaciones ajenas a las actuales; sin embargo, no hay etapa más obscura dentro de la Historia de México que la consumación de la Independencia. Si bien es cierto que Agustín de Iturbide firma junto a Juan de O’Donojú los Tratados de Córdoba donde se instaura el primer Imperio Mexicano, se deja de lado la persona de Vicente Guerrero.

A la muerte de José María Morelos y Pavón quien se queda al mando del grupo rebelde es Vicente Guerrero, afrodescendiente que mantuvo y logró reunificar a la insurgencia desperdigada en el territorio.

Lo que genera dudas es que, en las postrimeras del movimiento armado iniciado por Hidalgo, Guerrero, izando la bandera de la Independencia de México, fue fusilado en 1831 acusado de traición a la patria, la cual nunca le fue probada. La mentira del abrazo de Acatempan fue una propuesta para legitimar la contrarrevolución encabezada por Iturbide y los grupos acomodados. Es necesario un estudio escrupuloso de la Consumación de la Independencia de México, la que al día hoy sigue siendo muy oscura.

 

El poder del habla, el padre de la patria la Independencia de México

Por Paulina Zenteno Morfín, ELD

 

Según la RAE, la oratoria es el “arte de hablar con elocuencia”, esto es, la habilidad de comunicar de un modo eficaz para deleitar, conmover o persuadir a la audiencia. Hace más de dos semanas festejamos, orgullosos, nuestra independencia nacional, tradición popular y cultural en la que los mexicanos se unen a reconocer el mayor hito de México, fruto de la palabra, la retórica y la oratoria del llamado de un cura. Desde nuestras clases de historia en primaria, conocemos los hechos en los que se desenvolvió la independencia, el desarrollo de la conspiración en la que participaron nuestros héroes de la patria, entonces considerados conspiradores criminales, la cual descubierta, implicó la emisión de una orden de aprehensión en su contra y, por ende, la anticipación de su lucha por la “Independencia de México”.

Así es como inició todo; en la famosa Parroquia de Dolores, hoy Dolores, Hidalgo, en la madrugada del 16 de septiembre de 1810, el cura Miguel Hidalgo y Costilla, en sustitución del temeroso y aterrado Ignacio Allende, quien originalmente encabezaría el levantamiento, asumió el liderazgo de la independencia de México al dar el famoso “grito de independencia”. Solicitando al campanero de la Parroquia de Dolores sonar el esquilón, el sacerdote caudillo, exhortó al pueblo de la Nueva España a levantarse en contra del despotismo y la opresión a la que estaba sujeta, expresando al aire palabras que conmovieron a la entonces Nueva España, alcanzando el lugar más profundo del corazón de sus integrantes para luchar por la libertad de su nación.

La oratoria representa una aptitud esencial para movilizar a las masas, pero también es un arma de doble filo sumamente peligrosa. Los grandes oradores de nuestra historia han sido reconocidos por su poder persuasivo y elocuencia para defender sus ideas, benignas o malignas; desde la liberación de la Nueva España de la opresión despótica de los reyes españoles para lograr una profunda reivindicación social, hasta la exterminación de una raza entera por una supuesta purificación racial que terminó convirtiéndose en el mayor genocidio de la historia en Europa. Debemos tener cuidado. La historia ha demostrado que la palabra es poderosa pero peligrosa, ya que puede imponer cualquier ideología, por muy inhumana que pueda resultar, y tristemente, en nuestro caso, parece que es sumamente sencillo embelesar al pueblo de México.